Opinión
Ver día anteriorMartes 15 de diciembre de 2009Ver día siguienteEdiciones anteriores
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México SA

Turbulencias externas afectaron a Cuba

S&P también redujo la calificación de México

A

pesar de que Cuba fue sacudida por la crisis internacional, su economía salió medianamente bien librada al ocupar la sexta posición latinoamericana en lo que a cifras positivas se refiere, amén de tener una perspectiva de mejoría para el año que está por comenzar. Uno por ciento habría crecido su producto interno bruto en 2009, y se estima 3 por ciento para 2010, con lo que en el último cuatrienio la tasa anual promedio de avance se ubicaría en torno a 4 por ciento, con un avance similar en su PIB por habitante.

En 2009 la crisis financiera internacional repercutió significativamente en la economía cubana, toda vez que la meta original de crecimiento fijada para 2009 se redujo primero de 6 a 2.5 por ciento, y más adelante a 1.7 por ciento. En el primer semestre del año creció 0.8 por ciento, para concluir el año en uno por ciento, contra 4.1 por ciento de 2008. La balanza de pagos registró nuevamente un déficit equivalente a varios puntos del PIB, lo que ante las escasas posibilidades de endeudamiento externo representó el principal obstáculo para un mayor crecimiento. La inflación fue negativa (-3.3 por ciento), la tasa de desempleo (1.6 por ciento, la menor de América Latina) registró un nivel similar al de 2008, y el déficit fiscal se redujo levemente de 6.9 por ciento del PIB en 2008 a 5 por ciento en 2009.

Escasa resulta la información sobre este tema, por lo que la Cepal obsequia un paseo sobre el particular, con todo y perspectivas. Va, pues: la economía cubana recibió las turbulencias externas por tres canales principales. En primer lugar, el aumento del precio de los alimentos, aunado a la pérdida de las cosechas por los huracanes que azotaron al país en 2008, provocó un incremento de la factura alimentaria. Si bien los precios de los alimentos bajaron en 2009, aún son 60 por ciento más altos que a principios de la presente década. En segundo lugar, el valor de las exportaciones experimentó reducciones importantes. El precio internacional del níquel, el producto de exportación más importante del país, se redujo en torno a 40 por ciento en 2009, después de una baja similar en 2008. En tercer lugar se endurecieron las condiciones de financiamiento externo y se redujo el acceso al crédito de los proveedores. Se estima que el monto adeudado a los proveedores sería de entre 600 y mil millones de dólares.

Los ingresos fiscales se redujeron debido a los efectos de la crisis. En contraste, los gastos aumentaron, especialmente en el primer semestre de 2009, a consecuencia de las secuelas de los huracanes que azotaron al país en 2008 y que causaron pérdidas equivalentes a 20 por ciento del producto interno bruto. Ante este escenario, el gobierno adoptó una política restrictiva y realizó en abril una revisión exhaustiva de los gastos e ingresos del presupuesto a fin de identificar medidas de ahorro e implementar un plan de ajuste.

Asimismo, se adoptaron otras medidas como el racionamiento de la energía eléctrica, lo que afectó negativamente el crecimiento económico, dado que incluyó tanto a la población como a las empresas. En julio se realizó un segundo ajuste del presupuesto, lo que se tradujo en un nuevo y más estricto plan de racionamiento de la energía eléctrica, así como en una reducción de los productos alimenticios que se entregan a las familias. En ambos ajustes se trató de no afectar las inversiones que fomentan las exportaciones o sustituyen las importaciones.

A lo largo del año Cuba tuvo dificultades no sólo para conseguir nuevos préstamos, sino también para cumplir con el pago del servicio de su deuda. En este escenario el gobierno ha tratado de renegociar la deuda externa, posponer los pagos y conseguir prórrogas con sus acreedores. De esta forma, la situación financiera experimentó una leve mejoría gracias al otorgamiento de un préstamo de China por 600 millones de dólares. La política monetaria y cambiaria estuvo orientada a mantener el equilibrio interno ante una situación marcada por un grave desequilibrio externo, lo que logró en la medida en que la inflación fue muy baja y se mantuvo el tipo de cambio.

Después de casi 50 años, Costa Rica y El Salvador restablecieron los lazos diplomáticos con Cuba, por lo que Estados Unidos es el único país del hemisferio que no tiene relaciones diplomáticas con la nación caribeña. No obstante, el gobierno estadunidense flexibilizó algunas de las medidas del embargo económico, que se había endurecido durante la administración Bush. Se redujeron las restricciones a los viajes de los cubano-estadunidenses a la isla y se facilitó el envío de remesas familiares y de algunos artículos de uso personal.

El consumo del gobierno aumentó 3.4 por ciento, lo que fue determinante para que la economía registrara un crecimiento positivo. En contraste, la inversión bruta se desplomó casi 25 por ciento. Las exportaciones registraron una variación positiva (7.7 por ciento) y las importaciones una negativa (9.7). Por sectores, el de los bienes se contrajo 3.6 por ciento, al tiempo que el de los servicios tuvo un desempeño positivo. La agricultura fue el único sector que registró un crecimiento similar al estimado inicialmente por las autoridades, con un aumento de 7 por ciento en el primer semestre. Los cultivos de ciclo corto mostraron tasas positivas de expansión y, en algunos casos, altas, mientras se redujo el crecimiento de los productos de ciclo más largo (banano, naranja, limón y piña). Estos últimos son los principales productos de exportación de Cuba. Se dieron en usufructo a más de 100 mil personas algunas tierras del Estado, por lo que se espera mayor producción agrícola a partir de 2010.

La industria manufacturera registró una expansión menor debido a la reducción de las importaciones de sus insumos. La producción del níquel, producto que genera tantas divisas como el turismo, también se vio dificultada. La construcción se contrajo debido a la falta de personal y la paralización de muchos proyectos de inversiones, lo que se vio parcialmente compensado por las obras de reconstrucción de las zonas afectadas por los huracanes. En cambio, las comunicaciones mostraron un buen desempeño gracias a la liberalización de la compra de teléfonos celulares. Por su parte, el transporte se expandió a consecuencia de la renovación del parque automotor del sector público.

Las rebanadas del pastel

Cero y van dos: Standard and Poor’s siguió el camino de Fitch Ratings y redujo la calificación de la deuda soberana de México, ya que, con todo y aumento de impuestos en 2010, el gobierno calderonista enfrenta desafíos (y) se reducen las posibilidades de que el país implemente una reforma fiscal sustancial u otras medidas para reforzar el crecimiento del PIB en la segunda mitad del sexenio del actual inquilino de Los Pinos.