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La escritora recorre en un libro ángulos del ámbito, como subastas, crítica y bienales

Sarah Thornton aborda las definiciones y subculturas del mundo del arte

Es un círculo competitivo, hierático y exclusivo, pero democrático, asevera en entrevista

 
Periódico La Jornada
Domingo 3 de enero de 2010, p. 3

Siete días en el mundo del arte (Editorial Edhasa), primer libro de la escritora y socióloga del arte Sarah Thornton, transcurre a lo largo de una semana en seis ciudades y cinco países.

De hecho, los capítulos se basan en los siguientes días reales: La subasta, miércoles 10 de noviembre de 2004; La crit, viernes 17 de diciembre de 2004; La feria, martes 13 de junio de 2006 (con algunos encuentros del martes 15 de junio de 2004; El premio, lunes 4 de diciembre de 2006; La revista, miércoles 14 de febrero de 2007; La visita al estudio, viernes 6 de julio de 2007 y La Biennale, sábado 9 de junio de 2007.

Thornton, quien ha escrito sobre el mundo y el mercado del arte para conocidos medios de Estados Unidos e Inglaterra, no se considera una crítica. Inclusive, serlo hubiera sido “un obstáculo al escribir este libro, porque de los críticos siempre se espera un juicio. Sin embargo, el mundo del arte consta de un racimo de subculturas pleiteras; está muy fragmentado. Los curadores aman detestar las casas subastadoras y éstas se sienten enajenadas de la crítica.

Tuve necesidad de andar de puntitas por todos esos diferentes mundos sociales, tratando de ser neutral. El libro no es neutral, el lector recoge sabores y matices en el camino. La verdadera neutralidad es imposible.

–¿Por qué resulta tan fascinante el mundo del arte?

–La razón número uno es que el arte en sí es fascinante. Es decir, qué cosa más maravillosa alrededor de la cual girar. El mundo del arte es muy dispar, pero lo que une a todos es una especie de creencia en el arte. Esa creencia varía enormemente, de modo que en las subastas las definiciones del arte son muy diferentes, también las maneras de valorar el arte.

“En el capítulo La subasta el arte es una forma de inversión, un bien de lujo, mercancía, símbolo de estato y un medio de escalar socialmente. Pero, su sentido cambia radicalmente en el capítulo La crit, que toma lugar en una legendaria clase de crit (crítica) en el Instituto Californiano de Arte, donde la venta artística casi nunca se discute. Allí, el arte es un esfuerzo intelectual, una ocupación, un estilo de vida, no es algo material. Cada capítulo es una especie de retrato de un medio o institución diferente, con distintas definiciones del arte y una multiplicidad de perspectivas.

“Es un mundo muy competitivo, aunque pretende no serlo. Es hierático y exclusivo, pero, extraña y maravillosamente, democrático. Está integrado por todas las edades; es muy internacional; las personas proceden de todos los ámbitos de la vida. Se pueden ver artistas de la clase trabajadora alternando con herederas. Es de una increíble complejidad social y gira alrededor de algo realmente interesante.

Para mí, muchas personas llegan al arte porque buscan algo más en la vida, un significado, algo que los provoque en lo intelectual. Creo que la mayoría de la gente está en el mundo del arte por razones edificantes.

–La actual crisis económica, ¿qué ha hecho al mundo del arte?

–El mundo del arte probablemente se ha encogido en los pasados 18 meses. Ciertas galerías se han cerrado, otras redujeron su equipo de trabajadores, muchos artistas han achicado el tamaño de sus estudios, la publicidad en los medios se ha limitado, menos personas escriben crítica de arte.

¿Un yate o un Warhol?

No obstante, “el arte como mercancía es notablemente flexible. Aunque el volumen total del mercado está abajo, todavía se efectúan muchas transacciones en precios muy sustanciales. En las subastas en Londres hace un par de semanas, en particular la de Christie’s, más de 50 por ciento de las ventas superaron el estimado más alto”.

–¿Eso significa que la gente cree en el arte como un valor duradero?

–Sí. Entender el mercado del arte, en especial, sus círculos superiores, significa entender a los súper ricos, cómo piensan y cómo designan sus fondos.

Así que si puedes escoger entre comprar un yate nuevo o un Warhol, ambos por 20 millones de dólares, o algo así, sabes que tu yate depreciará en valor desde la primera noche que pasas en ello, mientras que tu Warhol puede, en potencia, subir de valor.

Aunque ningún capítulo de Siete días en el mundo del arte toma lugar en Latinoamérica, Thorton, nacida en Canadá, pero radicada en Londres, quisiera remediar eso en su siguiente publicación.

Anota, sin embargo, la presencia de personajes latinoamericanos en el capítulo sobre la Bienal de Venecia, donde dedica más de página y media al curador mexicano Cuauhtémoc Medina y consigna la del artista argentino León Ferrari.