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Ver día anteriorMartes 5 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Trapiches y alfeñiques

E

l trapiche ha sido centro de distintas expresiones culturales desde que se introdujo en México en la época colonial. Se trata de un aparato mecánico para extraer jugo de caña. En muchas regiones cañeras podemos ver trapiches manufacturados con madera resistente que permite hacer tres cilindros.

En la parte superior cuentan con sendos engranes; al rotar, el de en medio hace que los otros dos giren. Éste tiene un eje conectado a una garrocha horizontal, cuyo extremo se mueve en forma circular por un caballo o un tiro de bueyes. De ahí el dicho: Como bueyes en trapiche/ dando la misma vuelta.

Al rotar, los cilindros presionan y muelen la caña y su jugo escurre a un recipiente que hay en la parte baja del mecanismo. Es una delicia tomar al pie del trapiche jugo de caña recién hecho, solo o con limón. De éste surge el piloncillo truncado, en perinola, en bloque, granulado y en marqueta.

La museografía de la exposición El dulce ingenio, el azúcar en México, a cargo de Sebastián Soto y colaboradores, permite recrear estos espacios y las ceremonias que tienen lugar en su entorno. A pesar de que la caña de azúcar no es nativa de México, la vida indígena la ha integrado por ser fuente de ingresos y alimento para la población, y porque su cultivo está vinculado con la naturaleza.

En Chicontepec, Veracruz, por ejemplo, existe la ceremonia del pilón. Se trata de un trabajo que se inicia desde que sale el Sol, momento en que se pide a Dios y se ofrenda un gallo a la Madre Tierra para bendecir el lugar. Tiene como propósito relevar el mal aire, las lenguas y los enredos, para que todo quede limpio. Es posible que la tradición indígena de México se haya enlazado con la visión africana, pues las zonas cañeras están habitadas por descendientes de esclavos negros.

En Ocuilán, estado de México, se venera al Señor de la Caña, cuya capilla es paso obligado a Chalma; en La Huasteca hay una danza del trapiche; la danza de Los negritos, en Veracruz, Puebla, Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Michoacán, también está vinculada con el cultivo de la caña. En el cambio de varas entre los wirrarika o huicholes se adornan cañas con pan, frutas, galletas, cacahuates y dulces.

En esta exposición, con guión de Beatriz Scharrer, que se presenta en el Museo Nacional de Culturas Populares (Coyoacán), pueden verse, además, bellas figuras de alfeñique de Teresa Pomar, así como calaveras de dulce vaciado.