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Ver día anteriorMiércoles 6 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Luis Yáñez-Barnuevo: turista accidental
D

a lo mismo que da igual. Luis Yáñez-Barnuevo, solo o en compañía, sea diputado, eurodiputado, senador, militante de base o apolítico, el problema que se resalta es la negativa de las autoridades cubanas para ingresar en el país. Sin embargo, creo que el problema es otro. Cuba es un país soberano, al igual que España. Como estados tienen y aplican políticas propias a la hora de permitir quién entra y sale de sus fronteras. Desde esta perspectiva, en Cuba y también en España, hay turistas, estudiantes, profesionales, refugiados políticos y exiliados extranjeros. Diariamente, en todos los países del mundo hay cientos de expulsados y nadie pone el grito en el cielo. No pienso que el quid de la cuestión sea la declarada condición anticastrista de Luis Yáñez Barnuevo. Son muchos quienes profesan tal condición y entran sin mayores problemas. Tampoco pueden aducirse sus relaciones con organizaciones que buscan desestabilizar Cuba. Indagar en su historial político es innecesario. Repito, da igual que da lo mismo. No aportaría demasiado.

El problema real es otro, la capacidad soberana de un Estado de aplicar sus normas y su derecho de admisión. Son muchos los ciudadanos del mundo que deciden pasar sus vacaciones en Cuba y no deben presentar un pedigrí revolucionario para disfrutar de su clima, sus gentes o dar conferencias. Tampoco en España existe una ley que impida entrar a quienes se declaran republicanos y antimonárquicos. En este sentido hay un empate técnico. Todos los países del mundo tienen un protocolo para permitir o negar la entrada. ¿Que significa solicitar visas y esperar que se resuelvan para viajar a Estados Unidos o España desde países africanos, asiáticos y latinoamericanos?

Lo que debería cuestionarse y ese es el problema de fondo, es si la decisión responde a derecho o es arbitraria. Y no cabe duda que en este caso responde a la calificación de persona non grata. Por tanto, la expulsión de Luis Yáñez reúne todos los requisitos legales. Le guste o no le guste no han sido violados sus derechos humanos, no hay maltrato, no ha sido ninguneado. Simplemente se le ha denegado la entrada al país de acuerdo a derecho. Opción que Cuba tiene como Estado soberano. Otra cosa sería si Luis Yáñez-Barnuevo hubiese sido víctima de atropello, de arbitrariedad y se le expulsase sin razón. Por el momento me sobra y me basta el que hayan aplicado su legislación vigente y sus normas.

Sin embargo, en España sí existe una política donde predomina la arbitrariedad a la hora de impedir la entrada a turistas, estudiantes o refugiados políticos que desean residir en el país. Pero su gobierno y dirigentes, entre ellos los eurodiputados del PSOE, votaron y aprobaron en el Parlamento Europeo la ley de la vergüenza. Aquella que rige para negar la entrada y cerrar las fronteras a los inmigrantes del tercer mundo, entre ellos, los latinoamericanos.

Un día si y otro también, se ven en los aeropuertos internacionales de Madrid, Barcelona, Las Palmas de Gran Canaria, Valencia o Bilbao escenas de llantos y desolación de familiares que esperan, sin ningún éxito, la salida de sus familiares. Se quedaron en la zona de nadie. Allí donde se le cancelan todos sus derechos. Aquí si se violan los derechos humanos, se aplica la arbitrariedad, emerge la xenofobia y es patente el racismo. Los criterios de entrada se dejan al libre albedrío del policía de turno. Puede que tenga el día chungo y mande a varios sudacas de regreso. De nada sirve protestar. Se les despoja del habeas corpus sin mayores problemas. Las circulares internas premian dichas conductas totalitarias. Su acción será compensada muy pronto con un ascenso en el cuerpo de policía.

Existen no cientos, sino miles de denuncias donde se exponen los casos. Hay incluso una carta de todos los embajadores latinoamericanos pidiendo mesura y denunciando los casos. Pero los implicados como son gentes humildes, de las clases populares su caso no es noticia. De esta guisa España duerme tranquila con su nueva ley de extranjería. En cambio, levanta la voz y chilla si se expulsa a Luis Yáñez-Barnuevo, un ciudadano con clase. Su condición de eurodiputado no le exime de estar bajo el principio de la ley. Y si la ley en Cuba lo declara persona non grata, no hay nada ilegal. En el caso de los expulsados provenientes de los países del tercer mundo por las autoridades españolas sí hay mucho de ilegal y violación de los derechos humanos. Ésa es la cuestión.