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La multipremiada cinta peruana inicia este viernes su corrida comercial en salas mexicanas

La teta asustada, relato para encarar nuestros traumas: Claudia Llosa

La intención era contar los pasajes violentos que sufrieron muchas mujeres durante la guerra interna en Perú, confiesa

Incluir el quechua fue para mí la recuperación de la autoestima, dice

Foto
Fotograma en el que aparece Fausta, interpretada por la actriz Magaly Solier
 
Periódico La Jornada
Jueves 14 de enero de 2010, p. 8

Claudia Llosa, quien con su trabajo La teta asustada ganó el Oso de Oro en el pasado Festival de Cine de Berlín, máximo reconocimiento del certamen alemán y que mañana inicia corrida comercial en México, dijo en entrevista telefónica desde la ciudad de Barcelona que su largometraje ha sido vendido a 40 naciones, y que espera todavía mayores logros para su país con este filme.

La cineasta afirmó: “La teta asustada ha ido sumando mercados inimaginables, porque es una película tan nuestra, pero al mismo tiempo tan universal que es una lástima que refleje el miedo a recordar el pasado. Que se estrene en su país es parte de la lucha por conquistar nuevas audiencias para ver un relato que fue difícil extraer de los corazones de las afectadas”.

La película aborda el drama de Fausta (Magaly Solier), una joven mujer afectada por una rara enfermedad que se transmite por la leche materna, padecimiento que, según las creencias andinas, se da únicamente entre los descendientes de las mujeres violadas durante la guerra interna de 1980, en Perú.

Canciones, mitos y creencias

Llosa confesó que la idea de rodar La teta asustada fue para contar los pasajes violentos ocurridos con el terrorismo que se ejerció contra muchas mujeres: Fue algo terrible; no puede ocultarse. Estos hechos han marcado la historia reciente de todo peruano, así como mi infancia y adolescencia. Supe que era un tema que deseaba abordar de alguna manera y lo hice sin intentar buscar culpables ni retroceder en el tiempo, sino mirar hacia adelante. También es para poner el tema sobre la mesa de debate. Cuando se estrenó la película se estaba construyendo el memorial para las víctimas de la guerra y ahora ya se terminó, es un espacio importante para recordar. Desde el lado cinematográfico, este filme logró triplicar el presupuesto de cualquier película que se haya realizado en Perú.

Sobre la importancia de que esté hablada en quechua y castellano, así como incluir cantos en lengua indígena Claudia Llosa mencionó: Habla de cómo un pueblo como el andino, específicamente el peruano, utiliza sus canciones, mitos, creencias y danzas para hablar de lo que no entiende, de lo que les duele; creo que la película es una búsqueda para atrevernos a verbalizar y mirar a la cara nuestros más íntimos traumas y al mismo tiempo definir nuestra identidad.

Nunca puse en duda la importancia del quechua en la cinta, porque el Andes fue la principal víctima de la guerra. Por años Lima dio la espalda a lo que ocurría en sus montañas, entonces cuando las hordas de migración de andinos llegan a la capital obligan a los limeños a reflejarse; posteriormente la lengua quechua se esconde porque era un lenguaje que se identificaba con la guerra y daba un poco de vergüenza en lugar de ser un orgullo. En la cinta el quechua se convierte en una arma de batalla y resistencia, al principio está disfrazado como una especie de bálsamo, un método de sanación sin atreverse a hablar en voz alta. Mediante trascurre la cinta y se van dando los aconteceres, Fausta se ve obligada a sacar la voz. Poner el quechua es para mi la recuperación de la autoestima, agregó la realizadora.

Rumbo al Óscar

A la pregunta de cómo le hizo para contar algo de forma tan bonita, pero a la vez doloroso, mencionó: Sinceramente, así como los cantos hacen verbalizar lo que uno siente, creo que faltaba la imagen. Sabía que la existencia de la sangre debía ser tan hermosa que provocara tocarla, de lo contrario no iba a ser digerible. Eso está ganado al inicio de la película, cuando se ve la pantalla en negro y se escucha la voz de una mujer cantando una especie de mantra repitiéndose aquello que le pasó, de lo que fue víctima; no hay imagen que hubiera retratado eso. Además evita que la gente esconda la mirada, que no quiera ver algo porque lo considera muy fuerte, porque nos da miedo y pena. Creo que ese mismo efecto lo repetí en la imagen, en la plástica para contar una historia que es dura.

Recordó que en una ocasión leyó Entre prójimo, de una escritora y antropóloga que recopilaba una serie de testimonios sobre las mujeres maltratadas durante la guerra. Ahí se mencionaba la enfermedad de la teta asustada, creo que se me quedó eso.

La directora peruana expresó su deseo de estar nominada al Óscar y posteriormente conseguirlo: “Cómo no, sería un honor. Mentiría si digo que no quiero estar ahí y ganarlo, han sucedido muchas cosas extraordinarias con esta película que me hace soñar con ese premio… aunque me conformaría si únicamente quedara entre las nueves finalistas… Claro que ganar sería importante, pues representará una vitrina espectacular para la cinta”.

Por último, Claudia Llosa espera que su trabajo pueda cautivar al público mexicano, a partir de mañana 15 de enero, como ha sucedido en gran parte de Europa y Sudamérica.