Opinión
Ver día anteriorJueves 21 de enero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

El caos vial del transporte de carga

¿Impunidad o complicidad?

A

lgo grave sucede con el sistema de tránsito vehicular que cada vez resulta más problemático para quienes habitan la en la ciudad de México. El asunto es que los camiones, más grandes, más pesados y más estorbosos, tanto de servicio público como privado, se han comido las calles, invaden las vías rápidas, se estacionan donde se les pega la gana, y no hay poder que les impida seguir en la absoluta arbitrariedad.

Celosos que son de su deber, los policías vigilantes del tránsito citadino, esos que paran sin motivo a los automovilistas para revisar sus documentos, o las grúas, siempre atentas a levantar a los vehículos particulares mal estacionados, miran sin mayor preocupación los camiones del servicio público o a los llamados repartidores, y no les tocan ni un pelo.

Por eso, con absoluta confianza, el chofer del camión basurero que el martes pasado rompió la barra de contención del segundo piso del Periférico, y cayó sobre un par de automóviles, circulaba a exceso de velocidad por esa vialidad sin temor a que alguna patrulla de tránsito frenara su viaje.

Por el estilo, los inmensos camiones de la refresquera Coca-Cola se estacionan donde les viene en gana, por el tiempo que les conviene, y no hay ni grúa ni policía que los meta al orden. Lo mismo hacen los transportes de cerveza o de las grandes tiendas departamentales, aunque a decir verdad estos últimos lo hacen esporádicamente, mientras los de la compañía que alguna vez dirigió Vicente Fox lo hacen cuando menos una vez por semana.

Para las autoridades de tránsito, que siempre tienen un pretexto para proteger a los camioneros, el asunto está en que, para burlar la ley, esos transportes portan placas de circulación del estado de México, y según esas autoridades, no se les puede hacer nada.

Ese problema, el de las placas de circulación de otra entidad que no es el DF, es mucho más grave que todo lo que les comentamos porque, además, en las oficinas de la Secretaría de Tranportes y Vialidad, no se tiene registro de esos vehículos, y pueden ser mil o 10 mil los que circulan en la ciudad como si fueran fantasmas, sin que la autoridad los note.

Y no es sólo ese tipo de camiones. También hay que ver a plena luz del día a los vehículos de carga que le meten al acelerador en algunos ejes viales, conscientes de que las compañías para las que trabajan son tan poderosas que no habrá nadie que les llame la atención, y menos aún que les imponga una multa.

Y si a eso le agregamos a los microbuseros, nos podremos dar cuenta de uno de los porqués de los muchos caos viales que se sufren a diario en la ciudad de México, sin que exista la forma de hacerlos cumplir la ley, que por cierto prohíbe circular por la vías rápidas.

Ya es hora de que se ponga en orden a ese tipo de transporte. Lo mismo el público que el privado. El asunto es cada vez más grave. Los rasgos de impunidad que logran las compañías privadas y el mismo gobierno no pueden seguir existiendo si se quiere un ciudad en orden. Ese caos un día u otro va a reventar, y entonces de nada servirá lamentarse.

De pasadita

Alguna vez, no hace mucho, Jesús Valencia, secretario general del PRD en la ciudad, y gente muy cercana al jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, nos aseguró que él no tendría un puesto en la delegación Iztapalapa, por más que se hubiera visto inmiscuido en el lío de sucesión que se vivió allá. Lo que no dijo es que ya había echado a andar la campaña por la candidatura del PRD a favor de Marcelo en varias entidades del país, y que según algunos, suspira por la Secretaría de Desarrollo Social, como premio.