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Otomíes acusan a párroco de violar tradiciones y costumbres
 
Periódico La Jornada
Domingo 24 de enero de 2010, p. 9

Integrantes de la comunidad otomí de San Cristóbal Huichochitlán, profesantes de la religión católica, denunciaron que el sacerdote Cornelio Margarito Rivera González violó el ejercicio de sus tradiciones y costumbres sustentadas en la Constitución, en tratados internacionales y documentos episcopales. Dicho párroco impuso sus propios fiscales y sacristanes, desconociendo los nombrados por la asamblea comunitaria representativa y cerró la parroquia, trasladando su sede a otro templo.

En un documento enviado a este diario, los inconformes precisan que el atropello a sus tradiciones y costumbres ejercido por el clérigo fue con apoyo del obispo de Toluca, Francisco Chavolla Ramos, y exigieron la inmediata salida del párroco de San Cristóbal, antes de que aumente la confrontación, pues las medidas tomadas han provocado división en la comunidad.

Junto al escrito, firmado por más de 200 residentes, se adjunta el decreto de traslado de la sede parroquial que expidió el sacerdote. En él, el religioso refiere que algunos feligreses han adoptado actitudes de rebeldía y desobediencia, por lo cual juzgo que no se puede ofrecer dignamente el culto en la actual parroquia. Explica que por ello determinó –conforme al Código de Derecho Canónico, canon 515– decretar el traslado temporal de la sede parroquial del templo de San Cristóbal, al ubicado en el barrio de San Gabriel, dentro de la misma jurisdicción parroquial.

Advierte que él continuará guiando a la comunidad parroquial, haciéndome presente como cabeza y pastor del rebaño y remarca que la decisión no atenta contra los usos y costumbres del pueblo, sino busca corregir los abusos y desórdenes que afectan el espíritu de la Iglesia. Remarca que la sede parroquial no será vuelta a su lugar hasta que los responsables den muestras de un sincero cambio de actitud, sobre todo por el respeto y obediencia a la autoridad del obispo y de quien él ponga en su representación para guiar a la comunidad parroquial.

Les deja claro también que toda persona que preste servicios en la parroquia debe estar evangelizado, que el consejo parroquial debe integrarse también por fiscales, sacristanes y mayordomos, y todos los que manejen dinero de la parroquia deben rendir cuentas de ingresos y egresos comprobados al párroco.