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Economía Moral

Para comprender la crisis / V

Araceli Damián: la crisis y la situación social en México

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ustituir “las leyes que se dan las sociedades-Estado por las ‘leyes’ sin autor del mercado”, dice Araceli Damián en la introducción de la ponencia que presentó en el Seminario de la Fundación Heberto Castillo sobre la crisis que he venido reseñando en esta serie de entregas, citando a André Gorz1, es una consecuencia central del establecimiento del modelo neoliberal después de la crisis de los años setenta, provocada por la baja en la tasa de ganancia. La producción de volúmenes crecientes de riqueza, distribuyendo cada vez menos salarios y pagando menos impuestos, podía llevar a la humanidad a una debacle, había advertido Gorz desde los años noventa, y había percibido que el dinero se convirtió en un parásito que devora la economía, y el capital en un depredador que la saquea, nos recuerda Damián. La actual crisis responde a la desvalorización de la fuerza de trabajo provocada por las políticas neoliberales, añade. En México, acota, la era neoliberal se ha caracterizado, además, por una falta de dinamismo económico provocada por la implementación de políticas pro-cíclicas.

Damián analiza el impacto en la pobreza del alza del precio de los alimentos y de la crisis. Los precios de los alimentos se empezaron a disparar en 2007 por diversas causas, destacadamente por la especulación en el mercado de futuros de granos, lo que sólo en 2007 habría aumentado en 100 millones el número de pobres en el mundo. En México, el aumento medido de la mal llamada pobreza patrimonial de 42.6 a 47.4 por ciento de la población entre 2006 y 2008, anunciado por el Coneval a mediados de 2009, se explica en parte por el aumento de los precios de los alimentos, pero sobre todo por la falta de comparabilidad de las encuestas de ingresos y gastos de los hogares (ENIGH) en las que se basan los cálculos. Como dice irónicamente la autora, estas encuestas, durante el foxismo, provocaron que en el papel las zonas más atrasadas del país desaparecieran, pero la ENIGH 2008 viene a confirmar que siguen ahí, que sólo las habían sacado de la foto. La autora analiza la evolución de la pobreza y del PIB en el periodo 2000-2008 y muestra la falta de correspondencia entre ambas dinámicas, lo que atribuye a los problemas de las ENIGH. En la gráfica se aprecia que hay dos periodos: 2000-2002 y 2006-2008, curiosamente los inicios de los sexenios de Fox y Calderón, en los cuales el cambio en el PIB y el de la pobreza tienen el mismo signo (negativo o positivo) y no, como se espera, signos opuestos.

El efecto de la crisis económica se ha sentido, sobre todo, durante 2009 en el que la caída del PIB ha sido más alta que en la crisis de 1995, como consecuencia de la cual la pobreza patrimonial se disparó desde 52.4 por ciento en 1994 hasta 69 por ciento en 1996, señala, por lo que se esperaría que en 2009 hubiera habido un fuerte aumento en la pobreza. La autora hace notar, además, que en 2009 ha continuado el aumento de los precios de los alimentos por arriba de la inflación, lo que habrá contribuido también a aumentar la pobreza probablemente a niveles similares a los de 2000 (65 por ciento) con el umbral original del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza (umbral rechazado por el gobierno federal). La autora analiza también dos factores adicionales que actuaron en 2009 para aumentar la pobreza: la caída en las remesas (y la disminución de la emigración hacia EU) y el aumento del desempleo de mexicanos tanto aquí como en EU.

La autora prevé que en esta crisis, como en la de los ochenta y la de los noventa, el mayor aumento de la pobreza se dará en las áreas urbanas, sólo que ahora las más afectadas serán las del norte del país, donde se concentran las manufacturas de exportación. El crecimiento de la pobreza extrema urbana es preocupante, señala, porque son las de menor cobertura del programa Oportunidades, por lo que prevé que, como en las crisis anteriores, los pobres urbanos serán abandonados a su suerte. Damián analiza con algún detalle lo que puede esperarse de las llamadas estrategias de sobrevivencia de los pobres, pues se tiene la idea de que, mediante éstas, los hogares tienen la capacidad de sobreponerse a las consecuencias más severas de las crisis, particularmente aumentando la oferta de fuerza de trabajo. Retoma datos de un libro suyo (Cargando el ajuste: los pobres y el mercado de trabajo en México, El Colegio de México, 2002) en el cual analizó el comportamiento de las tasas de participación económica estandarizadas (según el número de horas trabajadas) de la población en un periodo de expansión (1988-1994) y en uno de recesión (1994-1996), lo que le llevó a concluir que el esfuerzo laboral efectivo se contrae en periodos de crisis, por lo cual las estrategias de sobrevivencia no permiten a los hogares sobreponerse a las consecuencias de las crisis. El problema principal, dice la autora, es que el gobierno mexicano renunció, desde hace veintiséis años, a su papel de promotor de la actividad económica y del pleno empleo.

La ponente plantea un conjunto de propuestas para responder a la crisis y sus consecuencias. Examina el seguro de desempleo y el universalismo básico, uno de cuyos componentes es el Ingreso Ciudadano Universal (ICU), que recibiría toda persona de manera incondicional. Ante el escepticismo sobre la viabilidad financiera de esta medida, la autora, apoyándose en Evelyne Huber (Un nuevo enfoque para la seguridad social en la región, en Carlos Gerardo Molina ed. Universalismo Básico. Una nueva política social para América Latina, BID, 2006), muestra que los países con cobertura universal en seguridad social y con estados avanzados de bienestar (como Finlandia), cuando tomaron las decisiones que los llevaron a lo que ahora son, tenían niveles de ingreso per cápita inferiores a los que México tienen ahora. También citando a Huber, muestra la enorme diferencia que significa una política social avanzada, al comparar la pobreza de los hogares de madres solteras antes y después de las transferencias públicas en Suecia y Estados Unidos. También recuerda que hay varias iniciativas legislativas congeladas para cambiar el mandato constitucional del Banco de México y reformar la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, en el mismo sentido apuntado por Gerardo Esquivel. Propone una reforma tributaria progresiva que eleve la recaudación y disminuya la desigualdad. En materia de política social recomienda eliminar la focalización individualizada y eliminar las condicionalidades que afectan a las mujeres en el programa Oportunidades y ampliar su cobertura a las localidades más pobres que carecen de escuela o clínica. Termina diciendo: la necesidad de implementar ayudas directas a los pobres urbanos es fundamental si queremos mantener la paz social.

1 La obra de Gorz citada es Miserias del presente, riqueza de lo posible, Paidós, Buenos Aires, 1998.