Sociedad y Justicia
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Convicciones personales deben estar al margen de políticas públicas, afirma el ex secretario

Frenk: ciencia, antídoto contra el fundamentalismo religioso

Dice que los científicos están equivocados; su rol social no termina con publicar artículos

Recomienda al gobierno que su siguiente paso sea garantizar la cobertura universal de salud

 
Periódico La Jornada
Martes 16 de febrero de 2010, p. 35

El antídoto contra las fuerzas oscuras que buscan imponer su visión fundamentalista al resto de la sociedad es el conocimiento científico traducido en políticas públicas, las cuales, a su vez, preservan la laicidad del Estado. Así ocurrió en 2004, durante el debate por la inclusión de la anticoncepción de emergencia (AE) en la norma oficial mexicana sobre planificación familiar, señaló Julio Frenk Mora, ex secretario de Salud.

Luego de tres años de diálogo, de escuchar a todos los sectores, las pruebas eran contundentes de que la AE no era un abortivo, sino un medio eficaz para reducir los embarazos no deseados y, por tanto, los abortos provocados, recordó, para luego subrayar que poner la ciencia encima de todo es una premisa que se aplica a mujeres y todos los sectores de la población.

En entrevista con motivo de la publicación del libro Camino y destino: una visión personal de las políticas públicas de salud, escrito por Mauricio Ortiz a partir de conversaciones con Frenk Mora, el ahora director de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Harvard, Estados Unidos, insistió en que en un Estado laico las políticas y estrategias deben ser incluyentes y respetuosas de la pluralidad, tener sustento científico y no convicciones personales, aunque sean mayoría.

El gobierno está para proteger a los ciudadanos

Puntualizó que ningún ciudadano quiere que las instituciones le dicten cómo conducirse o elegir en el ámbito privado. El gobierno está para formular políticas que protejan a las personas y la religión para dar los marcos éticos e interpretativos, pero no para tratar a los ciudadanos como menores de edad.

Al comentar que Camino y destino es un recuento de su paso por la Secretaría de Salud, pero desde una perspectiva humana –no técnica–, Frenk destacó la importancia de que las instituciones científicas asuman realmente un papel de asesoría para quienes toman decisiones. Y es que, apuntó, la comunidad científica se ha equivocado al quedarse en la publicación de artículos y pensar que con eso ya cumplimos nuestro rol social.

Como país, agregó, tenemos que fortalecer las instituciones científicas, como el Instituto Nacional de Medicina Genómica, para que nos den el conocimiento científico que luego se traduzca en estrategias nacionales.

Ésa sería la fórmula para garantizar que, independientemente de quién esté al frente de las oficinas de gobierno, prevalecerá la ciencia sobre las fuerzas de transformación social negativas, como el racismo, la xenofobia, la discriminación y el fundamentalismo religioso, entre otros, que a lo largo de la historia han provocado millones de muertes y han coartado las libertades, y que de vez en cuando siguen asomando la cabeza, apuntó.

Satisfecho por haber logrado la reforma al sistema nacional de salud que dio lugar al Seguro Popular, Frenk Mora comentó que el siguiente paso es garantizar la cobertura universal de salud, entendida como la inscripción de todos los mexicanos en alguno de los esquemas existentes (IMSS, ISSSTE o Seguro Popular) e incluir todas las prestaciones de valor médico.

Al mismo tiempo, aseveró, queda a las instituciones del área terminar con los actuales problemas de ineficiencia y falta de productividad. Ya se han dado pasos, como la reforma a la Ley del ISSSTE, pero está pendiente romper los privilegios corporativos, que aún plantean esquemas ineficientes de organización. Ése es el reto del sistema de salud y de la democracia mexicana, concluyó.

El libro se presentó ayer en el Club de Industriales, con la participación del escritor Héctor Aguilar Camín y los ex secretarios José Antonio González Fernández, de Salud, y Pedro Aspe, de Hacienda.