Se rememorará al general porfirista, en el encuentro editorial

Bernardo Reyes, “personaje polémico
de la historia mexicana”

“Era un militar duro y leal al porfiriato, se distinguió igual como gran administrador, pero sus fracasos los vivió en la política, nunca fue un buen político”, dice el historiador Artemio Benavides


Bernardo Reyes. Foto: Internet

CARLOS PAUL

En la mañana del 13 de febrero de 1913, frente a la puerta Mariana de Palacio Nacional, sede del gobierno mexicano encabezado por el presidente Francisco I. Madero, el general Bernardo Reyes cayó abatido por la metralla de quienes defendían ese recinto de un alzamiento contrarrevolucionario con escasas probabilidades de triunfo.

Con ello, la vida de uno de los personajes más notables del régimen de Porfirio Díaz se vio interrumpida. Sin embargo, ¿quién fue Bernardo Reyes en la historia de nuestro país?

“Para unos, una figura ejemplar: joven juarista, soldado heroico durante la Intervención francesa, adorado padre del gran pensador Alfonso Reyes, ministro de Guerra en el régimen de Díaz y gobernador de Nuevo León que promovió la industrialización de Monterrey.

“Para la mayoría, un villano: el hombre que se opuso a la Revolución Mexicana, que conspiró contra Madero y organizó la sublevación militar junto con Victoriano Huerta, que desembocaría en la sangrienta Decena Trágica, en la cual él mismo moriría abatido”.

Tal es el personaje, “una de las figuras más polémicas de la historia mexicana”, sobre la que el escritor e historiador Artemio Benavides Hinojosa escribió la biografía titulada Bernardo Reyes: un liberal porfirista.

“El porfiriato –apuntó el autor– representó el autoritarismo que nuestro país no ha superado del todo; por ello, y por muchas otras razones, es necesario sobrepasar los polvorientos caminos de que todo está bien con la Revolución, del lugar común triunfalista revolucionario para mirar a nuestros antepasados sin ira, para estudiarlos y evaluarlos de forma cabal con sus logros, fracasos, desmesuras, consagraciones y caídas”, como el caso de Bernardo Reyes.

Para los historiadores, abundó, “hay dos cuestiones que los han dominado por mucho tiempo: el mito de la Revolución Mexicana y la legitimación del partido en el poder a través de la historia patria, la cual se enseña como historia oficial; y el otro mito es el de Benito Juárez, organizado por el autoritarismo de Díaz, quien necesitaba traerse a muchos liberales, crear otro estilo en su visión reconstructora del país”, dijo Benavides Hinojosa.


Bernardo Reyes (1850- 1913), en la prisión de Santiago Tlateloco (Hemeroteca Nacional)

“Esos dos mitos nos han dominado demasiado y obnubilado en muchas cuestiones. Si se quiere enfrentar el futuro inmediato con cierta ventaja tenemos que despojarnos de ese exceso de equipaje. Esa historia oficial que distorsiona, que ignora o enaltece a los que que ella desea, es hecha por personas que nos querían engañar. Ahora de alguna manera estamos despertando de ese engaño, vía la participación política o social, pues hoy día se descubre más sobre el teje y maneje político”.

Reyes tuvo entre sus logros, continúa Benavides Hinojosa, “pacificar el noreste del país, pero a la forma que se necesitaba pacificar en aquella época, de manera cruel. Era un militar duro y leal al porfiriato, se distinguió igual como gran administrador, pero sus fracasos los vivió en la política, nunca fue un buen político”.

Publicado por Tusquets Editores, en el volumen Bernardo Reyes: un liberal porfirista, concluyó el autor, “me ocupo de la vida de un perdedor con perfil de héroe, que se opuso al apóstol de la democracia y siempre se inclinó ante la voluntad de Porfirio Díaz”.