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Michele Van de Roer dará conferencia sobre el paso del guanajuatense por La Ruche

La inspiración que ejerció Diego Rivera en pintores europeos merece más crédito
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Michele Van de Roer se presentará hoy a las 12 horas, en el Museo Mural Diego RiveraFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Domingo 28 de febrero de 2010, p. 4

El periodo cubista en la producción de Diego Rivera (1886-1957) es una faceta conocida de su trabajo. No lo es tanto la influencia que el pintor guanajuatense ejerció en sus contemporáneos europeos, como Amadeo Modigliani, Piet Mondrian, Ferdinand Leger, incluso, Pablo Picasso, expresa la artista, investigadora y arquitecta de paisaje francesa, Michele Van de Roer, quien dará la conferencia Diego Rivera, los primeros años de efervescencia e inspiración en La Ruche Montparnasse, de París, este domingo 28 a las 12 horas en el Museo Mural Diego Rivera, Balderas y Colón sin número, colonia Centro.

De acuerdo con Van de Roer, durante su estancia europea Rivera pasó varias temporadas en La Ruche, colonia artística al sur de Montparnasse donde entabló amistad, entre otros, con Modigliani, quien lo retrató un par de veces.

La entrevistada también fue nombrada artista en residencia en dicho monumento histórico, incluso, el año pasado participó en la exposición La Ruche: Cité des Artistes, 1902-2009, en el Palais Lumière de Evian, en cuyo catálogo se encontró con una página dedicada a Rivera. Otros artistas, como Picasso, Georges Braque y Fernand Léger vivían en el norte, en el Bateau-Lavoir.

Van de Roer estaba en el proceso de escribir un libro sobre Mondrian cuando al estudiar la relación entre éste y Rivera empezó a encontrar aspectos reveladores sobre el mexicano que le hicieron caer en cuenta de que merece más crédito.

Supone que el muralista llegó a la ciudad luz con muchas fotografías e imaginería, porque era orgulloso de su país y su vasta riqueza cultural, de la que ya habían dado cuenta expediciones arqueológicas. Para la investigadora, la obra de Rivera, en especial sus obras cubistas, son absolutamente asombrosas.

Ya que el estudio de la becaria del Fulbright es más bien visual, o comparativo, entonces encontró que Modigliani, por ejemplo, tiene una escultura, una cabeza en piedra caliza que se remite a los atlantes de Tula. Acota: Al mirar de cerca no se ve ninguna influencia africana, porque el arte africano es más bien triangular, con muchos ángulos, no formas orgánicas, como el arte mexicano.

De acuerdo con la entrevistada, Rivera tuvo problemas por introducir motivos mexicanos en su pintura cubista, como se ve en el retrato de Luis Martín Guzmán, que lleva sarape y en el fondo se percibe una silla de bejuco, o el afamado Paisaje zapatista. Van de Roer señala: Durante la Primera Guerra Mundial, de 1914 a 1918, la gente se volvió muy patriota y la vanguardia del movimiento cubista, integrada en especial por Picasso, Braque y Juan Gris, trabajaba en un estilo muy puro y en cierto punto eran los líderes.

Rivera, sin embargo, quiso trabajar a su manera, que es “maravillosa, porque lo distingue por completo de los demás. En aquel entonces también existían los celos. La relación entre Rivera y Picasso era de amistad y rivalidad, porque ambos eran muy buenos pintores. Rivera era muy, muy ingenioso; construyó una máquina que llamó Ma chose (Mi cosa), a la manera de los pintores flamencos –Vemeer tenía su cámara oscura–, e introdujo lo que llamó una cuarta dimensión en sus obras cubistas.

“Diego permitía que Picasso visitara su estudio, ocasión que éste aprovechó para revisar todo. Luego, la gente decía que Diego había tomado algo del malagueño, pero Picasso hacía eso con muchos artistas. Claro, era un genio, pero encontraba inspiración en otros. Habrá quienes pregunten por qué Rivera no se hizo tan famoso como Picasso u otros. Rivera, no obstante, se peleó con un crítico de arte francés y un marchand acerca de la pureza del movimiento cubista. Para mí, fue por eso que Rivera, en 1917, decidió que ya no iba a pintar de esa manera.”