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Ver día anteriorDomingo 28 de febrero de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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A la mitad del foro

El delirio de la disolución social

Q

uinientos tres mil mexicanos se incorporaron al desempleo en enero de este año. Suman 2 millones 700 mil 360 los desocupados, los marginados, los incluidos en las cifras oficiales conforme a impecable técnica, ajena a la realidad mexicana. No miente el Inegi. Simplemente no incluye a los millones de la economía informal, el autoempleo, el comercio callejero; al lumpen proletariado, diría algún memorioso del marxismo, o de los años que precedieron al 68 y en los que se exigía borrar de los códigos el delito de disolución social.

La desocupación afecta a 5.87% de la población económicamente activa, dice el Inegi. Los sicofantes de Javier Lozano, secretario del Trabajo y liquidador del sindicalismo, exigen comparar ese porcentaje con el de España y otros países industrializados. Estamos en Jauja. Desde luego, sin contar los de la economía informal; sin los millones entrampados en la miseria que se reproduce a sí misma y son incluidos en el censo asistencial, clientela de Oportunidades o del programa de Apoyo Alimentario: 28 millones de mexicanos en la pobreza extrema que aumentó en 5 millones en 2009. Ya pasó lo peor, dicen. Pero ya somos más de 50 millones los enlistados en la pobreza lisa y llana. Cananea en huelga y Javier Lozano asume facultades de legislador: Napoléon Gómez Urrutía no puede ser líder del sindicato porque nunca fue trabajador en mina alguna.

Con razón, dijeron los del delirio en el 15 congreso de la CTM, que de los cuatro líderes habidos, el vano abogado Joaquín Gamboa nunca había sido obrero. Tampoco lo fue Vicente Lombardo Toledano. Hay clases hasta en la lucha de clases. Ahí volvió Beatriz Paredes al discurso revolucionario. Asunto de alianzas y con quién se hacen. La derecha clama por nueva ley laboral, por reformas al 123: ¿para qué? Para debilitar a los sindicatos; la esencia del contrato colectivo; para reglamentar el derecho de huelga y diluirlo en farsa; contratar empresas que proporcionan personal de bajos salarios sin derecho alguno. No cuenten con nosotros, dijo la dirigente del PRI. La gerontocracia cetemista abordó sus Mercedes. Pero los de a pie saben que los acuerdos con el PAN no se harán a costa del sindicalismo.

Ni modo ni manera, dijo Pánfilo Natera. La economía no crece; el PIB, la suma de lo que producimos los mexicanos todos, se redujo; decreció, dicen los economistas, 6.5% durante 2009. Y mientras los jóvenes turcos de Felipe Calderón multiplican sus mesnadas de asesores, se reduce a la mitad la inversión extranjera directa, ese fetiche de la tecnocracia dorada: 11 mil millones de dólares, al nivel de 1996, cuando llegaron apenas 9 mil millones de dólares al pozo del error de diciembre. Más salió con el saqueo de los señorones de la iniciativa privada a los que, según denuncia Carlos Salinas, Ernesto Zedillo les filtró la inminente devaluación y procedieron a comprar todos los dólares, a dejar sin reservas al país.

Viejos pleitos entre los causantes del naufragio, dicen las izquierdas del acuerdo con Mefistófeles, del voto útil que sacó al PRI de Los Pinos. Y encumbró a Vicente Fox, el de la ignorancia supina y la incontinencia verbal que ha vuelto para contribuir al envilecimiento del lenguaje político. Compañero de mesa, Roberto Hernández, diría ante Carlos Salinas que todo es global y estuvo bien entregar al extranjero el sistema bancario. Él vendió Banamex a Citibank. Y Ernesto Zedillo, el gestor, abajo firmante del manifiesto del NO a los del NO, dijo sí al consejo de Citigroup que lo designó miembro del consejo de administración de la trasnacional financiera estadunidense: abril es el mes más cruel... no para el de la sana distancia que se acercó a los dueños del dinero y entregó el poder a la derecha mocha.

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El conteo oficial de mexicanos sin trabajo no incluye al lumpen proletariadoFoto Archivo

Felipe Calderón reconoce que las alianzas son instrumento político y herramienta electoral; que hubo acuerdo con el PRI, y no cumplir acuerdos tiene un precio en política. Por lo pronto, su secretario de Gobernación vaga como fantasma por la casona de Bucareli, en cuya galería de antiguos encargados de despacho aparece la imagen de Victoriano Huerta, El Chacal, el soldadón del golpe, el que ordenó asesinar a Madero y Pino Suárez. Buen político, buen hombre, buen abogado, dice su jefe que es Fernando Gómez Mont. Será. Pero César Nava integraba la troika felipista con Jordy Herrera y el difunto Juan Camilo Mouriño: los de confianza de quien decía Carlos Castillo Peraza que en nadie confiaba. Ya hay coalición en Durango, en Oaxaca y esperanzas vagas en Hidalgo y Sinaloa.

Decir, desdecirse y apresurar la disolución social, ése es el elevado costo del juego de birlibirloque. Tras los dislates de Fox, los ataques frontales a cargo de Manuel Espino. El enemigo en casa y el victorioso don César calla, mientras el derrotado sonorense golpea el yunque con la intención de inventar fantasmas sucesorios con el peso y presencia de los gobernadores de Jalisco, Morelos y Guanajuato, cuya lealtad al Presidente no está en duda, pero son de cofradía ajena al michoacano. Tres secretarios de Gobernación ha tenido en tres años de gobierno. Y ni el encumbramiento de Ernesto Cordero en Hacienda, ni la incorporación de Gerardo Ruiz Mateos a Economía han servido para imaginarlos siquiera como aspirantes a la Presidencia en 2012.

El enemigo en casa. Manuel Clouthier, hijo del Maquío, de plano insultó al presidente Calderón, y declaró que no combaten al cártel de Sinaloa y dejan vía libre al Chapo Guzmán. En Los Pinos, Felipe Calderón declaró formalmente: Ni protegemos, ni escudamos, ni toleramos a ningún grupo criminal en el país, llámese como se llame; a todos los hemos combatido por igual. Las acusaciones son totalmente infundadas, falsas, fruto por lo menos, en el mejor de los casos, de un desconocimiento de las cosas, si no es que de otros intereses que otros deben aclarar. Pero las hizo un diputado federal, precandidato a gobernador, hijo de quien fuera candidato del PAN a la Presidencia.

Y para colmo, Genaro García Luna, el secretario de Seguridad, decidió avalar lo dicho por su jefe y difundir que “en el tema de El Chapo Guzmán Loera se ha complicado su captura, porque se ha generado en torno a él un entorno (sic) importante de la base social”. Claro como el lodo. Pero revive el ánimo patriotero del senador Santiago Creel ante la declaración de Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América, que en Ciudad Juárez no hay imperio de la ley; que ha desaparecido el estado de derecho. Tanto decir y desdecirse alienta el delirio de disolución social.

De la cumbre latinoamericana y del Caribe surgieron buenas noticias para Pemex: el acuerdo con Brasil para construir una gran planta petroquímica en Coatzacoalcos, Veracruz. Pero la nueva dirección desestima la experiencia de los ingenieros petroleros: en Pemex Exploración designaron a Mario Ávila, protegido de los Mouriño. Es lamentable que Pemex se vuelva refugio para cuates y cuotas, dijo Manlio Fabio Beltrones.

Y el apasionado compromiso democratizador de los firmantes del manifiesto del No a la generación del No: la reforma propuesta por el presidente Calderón constituye el cambio más importante en el país desde 1994; llaman a aprobarla y luego a debatirla. La carreta delante de los bueyes: primero aprueben y luego debatimos. ¡Nadie sumiso ante el pobrecito presidente!