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Olivia Gall y Esteban Volkov encabezan nueva etapa del recinto ubicado en Coyoacán

Refrenda el museo Trotsky su compromiso con las libertades

El nieto del revolucionario ocupa la presidencia de la asociación civil que auspicia ese espacio, tras quedar vacante por la muerte de Javier Wimer

Gestionan patrocinios internacionales, dicen

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Vista exterior del Instituto del Derecho de Asilo Museo Casa de León TrotskyFoto Roberto García Ortiz
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Una de las salas del recinto que lleva el nombre del revolucionario rusoFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 3

El Instituto del Derecho de Asilo Museo Casa de León Trotsky, situado en el inmueble de Coyoacán donde vivió sus últimos años el célebre revolucionario ruso, comienza una nueva época, ahora bajo la dirección de Olivia Gall, tras la renuncia al cargo, en diciembre pasado, de Carlos Ramírez Sandoval.

Paralelamente, Esteban Volkov, nieto de Trotsky, pasa a ocupar la presidencia de la asociación civil que auspicia el recinto, misma que quedó vacante tras la muerte, en junio de 2009, de Javier Wimer, fundador de ese instituto.

Entre los objetivos para la nueva etapa, Volkov y Gall señalan en entrevista la necesidad de reforzar la vocación del museo como un espacio para la investigación y debate sobre el asilo y las libertades públicas.

Olivia Gall, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y autora del libro Trotsky en México, sostiene que el tema del asilo es “crucial en el mundo de hoy, no sólo para los asilados políticos, sino también para todos aquellos migrantes refugiados de los que hay millones en el mundo.

En este tema el caso de León Trotsky es paradigmático en sí mismo y porque nos recuerda que México ha sido un país de asilos, algo que nos importa mucho pero que se está perdiendo y queremos volver a poner en el tapete de la discusión.

Está también el tema de las libertades públicas, que dicho en términos más contemporáneos, tiene que ver con los derechos humanos; estamos abiertos a que el museo Trotsky sea un espacio para hablar de libertades públicas en un sentido más amplio: no sólo las libertades civiles y políticas, sino las sociales, culturales, económicas.

Esteban Volkov explica que, al mismo tiempo, se proponen vincular el recinto de una manera más estrecha con la comunidad y consolidar su presencia como parte del circuito de museos de Coyoacán.

Tengo 70 años de vivir en Coyoacán, soy parte de esta comunidad y quisiera promover este lugar como uno de los puntos de atractivo turístico de la zona: fue el lugar de residencia del gran líder revolucionario: indiscutiblemente, las revoluciones rusa y la francesa marcaron sus respectivos siglos, y Trotsky fue, junto a Lenin, uno de los personajes clave de la rusa.

La vinculación del museo Trotsky con la comunidad coyoacanense y con el público en general comprende el sostenimiento y la realización de actividades artísticas y culturales dirigidas al público en general, como son conciertos y ciclos de cine.

Al respecto, se planea la apertura de una cafetería –para visitantes del museo y para la comunidad– con un toque distintivo. Dice Gall: Podemos ofrecer, por ejemplo, un menú que tome algo de los distintos lugares donde vivió León Trotsky (Rusia, Ucrania, los Balcanes), la cocina judía (el revolucionario era de origen judío); en esa cafetería el público podrá consultar revistas y periódicos de varias partes del mundo en tres idiomas; instalaremos una pequeña tienda para que, como ocurre en todos los museos del mundo, el público pueda adquirir un recuerdo; y también haremos un convenio con tiendas de libros y editoriales para abrir aquí una librería con títulos asociados a los temas de este museo.

Esteban Volkov y Olivia Gall admiten que la cuestión de los recursos económicos es fundamental para poder llevar a cabo sus propuestas en el Instituto del Derecho de Asilo Museo Casa de León Trotsky.

Por eso, habla la investigadora, “hace un llamado a todos los sectores de la sociedad para sumar esfuerzos y captar más recursos para este proyecto.

Tenemos un subsidio de la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, que esperamos se mantenga; estamos trabajando también con la Dirección de Cultura de la delegación Coyoacán para realizar actividades que generen recursos para el museo, pero queremos diversificar las fuentes de ingreso: durante el sexenio de José López Portillo, el inmueble fue elevado a la categoría de patrimonio de la nación, entonces también compete al gobierno federal.

Además de eso, haremos una campaña para lograr patrocinios internacionales, donativos públicos y privados, o de las agregadurías culturales de las embajadas.

Como investigadora de tiempo completo en la UNAM, Gall buscará establecer un puente con la máxima casa de estudios para consolidar el trabajo académico y de investigación en el museo Trotsky: “Lo ideal sería poder pronto formar parte de la red nacional de centros de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, para obtener reconocimiento como centro de investigación.

Con ese registro podríamos captar más recursos, hay un enorme caudal de información por desentrañar, incluso materiales ya recabados por otros investigadores que no han sido publicados.

En agosto próximo se cumplirán 70 años de la muerte de León Trotsky, tras un atentado en la casa donde ahora está el museo que lleva su nombre. Volkov tenía 13 años cuando eso ocurrió.

“Aunque hay diferentes etapas en la historia –dice el nieto de Trotsky– hoy se mantienen vivos los principios y los ideales del trotskismo, porque el sistema actual, centrado en la acumulación de capitales, no satisface las necesidades del ser humano: la riqueza se concentra en muy pocas manos y la mayor parte de la humanidad se debate entre la miseria y la ignorancia.”