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Hay más casos en la policía o el Ejército, dice Sandoval Íñiguez

Se magnifican los casos de pederastia para golpear a la Iglesia: prelados
Reportera y corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 15

La Iglesia católica insistió en que se ha magnificado el número de casos de pederastia clerical, pues en otros ámbitos ocurren muchos más, además de que no se ha considerado que existen poco menos de medio millón de sacerdotes diocesanos en el mundo, por lo cual la percepción sería más bien creada.

De acuerdo con datos de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, entre 2007 y 2009 la media anual de casos reportados ha sido 250, y resalta que algunos países sólo han reportado uno o dos.

Manuel Corral, secretario de relaciones de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), señaló en entrevista con este diario que la notoriedad que han tenido los casos de abuso sexual protagonizados por sacerdotes en contra de niños es mucho mayor de lo que es la realidad. Tal pareciera que todos estamos contaminados de ese virus terrorífico, cuando la verdad es que hay más casos en la sociedad civil, pero claro, esto no disculpa; no debería haber ningún caso en la Iglesia, reconoció.

Aparte, el obispo de San Cristóbal de la Casas, Felipe Arizmendi, señaló a este medio que el porcentaje de casos es muy pequeño, si se considera que hay más de 400 mil sacerdotes. Acotó que un solo caso es para avergonzarse y condenarlo; pero se nota el anhelo de pegar al prestigio que sigue teniendo nuestra Iglesia católica.

El cardenal Juan Sandoval Íñiguez se valió del mismo argumento numérico y precisó que de 2001 a la fecha se han suscitado en la arquidiócesis de Guadalajara cinco o seis casos de pederastia, de entre mil 100 sacerdotes diocesanos que hay, de manera que el porcentaje es bajo, y añadió que se dan más casos de estas violaciones en otras instituciones, como la policía o el Ejército, que en su arquidiócesis.

En cuanto al perfil de los seminaristas, Corral apuntó que desde 2003 (con el papa Juan Pablo II) el Vaticano giró instrucciones para poner especial énfasis en ellos, lo cual fue manifestado en forma más clara por Benedicto XVI el 4 de noviembre de 2005. Se debe analizar quiénes son idóneos para el servicio, que no sean homosexuales y tengan una madurez afectiva.

Sobre esto, Arizmendi dijo que desde el Concilio Vaticano II se nos ha pedido que tengamos cuidado en la selección de candidatos al sacerdocio. Por ello (los aspirantes) deben tener una suficiente y comprobada madurez humana, que incluye el equilibrio afectivo, una muy clara identidad sexual, la capacidad de relacionarse con personas de ambos sexos sin dependencias ni dominios, el control de las emociones y de las tendencias sexuales. Añadió que si se observara en un joven alguna tendencia a la homosexualidad o a la pederastia, debe salir del seminario.

En cuanto a si los aspirantes al sacerdocio tienen o no el carisma celibatario, Arizmendi precisó que éste no se les impone. Se les deben dar las explicaciones humanas, sicológicas, teológicas, bíblicas y pastorales del celibato sacerdotal; no hay imposición, sólo se les dan criterios para que los seminaristas, con la ayuda de los formadores y de la comunidad eclesial, descubran si han recibido el carisma celibatario.