Opinión
Ver día anteriorViernes 19 de marzo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¡Papelito habla!
A

hí estaba la formidable Paredes en San Lázaro, matriarca de los tricolores, levantando la mano de niña aplicada, pidiendo la palabra para increpar al escuálido presidente del PAN mientras ocupaba la tribuna; el niño que sintiéndose Karl Rove soñó una estrategia de grandes ligas para ganar la Presidencia de México en 2012. ¿Cómo? Pactando con el PRD para ganar las candidaturas estatales en 2010 y así detener dos años antes del choque de trenes la avasalladora locomotora priísta. ¿Quién lo asesoró?, porque desde tiempos de Fox los panistas acuden a estrategas estadunidenses para su mercadotecnia política. A estas alturas es difícil saber si fue primero el huevo o la gallina, porque rumbo a 2012 el creativo estratega panista se tropezó con el paquete fiscal de Felipe Calderón, y en ese momento la convergencia de circunstancias, operadores, y el testigo de honor, indican que Carlos Salinas pudo haber puesto sobre la mesa un pacto que está descarrilando a un tiempo la formidable locomotora priísta de 2012, la segunda (¿última?) presidencia panista y la vapuleada credibilidad de nuestro enclenque Poder Legislativo. (¿Alguien sostiene aún que el PRIAN es sólo un mito en la imaginación calenturienta de algunos comentaristas políticos?)

¿Por qué continúa César Nava al frente del partido? ¿Por qué sigue Paredes al frente del suyo, después que de motu proprio, o inspirada por Salinas, abrió su juego y destapó antes de tiempo (¡anatema!) a Enrique Peña Nieto como candidato de la unidad revolucionaria? Un destape al estilo del convulsionado siglo XXI (y un hundimiento del partido en el poder comparable al del Titanic, o al de la presidencia de Fox, que para el caso es lo mismo). Me van a extrañar, vaticinó el ranchero dicharachero de Guanajuato. ¡Y tuvo razón! (Para él las alianzas tienen como único propósito darle en la madre a otro partido.)

He escuchado las versiones de los firmantes y del testigo de honor. Y si bien es cierto que el recuento de versiones y comentarios revela el propósito, la identidad del gran actor emboscado, y los motivos para no protocolizar un documento avalado por testigos (uno por cada parte), nada sustituye la lectura del documento. Es la única manera de analizar su estructura legal y los alcances políticos. Ahora, envueltos en el escándalo, los causantes agraviados exigimos conocer el texto utilizado para amarrar la candidatura presidencial de Peña Nieto, a cambio de aumentar la carga impositiva de contribuyentes doblados por la peor crisis económica de la historia: tras recesión aniquilante, desempleo masivo y emergencia de salud, ¿ahora más impuestos para detener alianzas electorales? Si París bien vale una misa, como dijo otro Enrique, el IV de Navarra, para acceder al trono de Francia, la Presidencia de México bien vale uno por ciento de IVA. ¡Qué tanto es tantito!

El pacto reveló las miserias de nuestro sistema político. ¿Priístas, antaño defensores de obreros, campesinos y clases populares, pactando con el PAN un ofensivo aumento de impuestos para blindar con dos años de anticipación la candidatura de Peña Nieto? ¿Panistas, otrora enemigos acérrimos del PRI, protegiendo la candidatura de Peña Nieto a cambio de votos para apoyar el paquete fiscal de Calderón? (Oh, maestro Salinas, padre del PRIAN, ¡qué manera tan obvia de mostrarnos la mano con la que agitas las aguas negras de la política nacional!)

En un país acostumbrado a escándalos políticos de corta duración, el pacto no debería ser uno más. Es un tema de importancia nacional, que revela como nunca la realidad de nuestros gobernantes, dirigentes partidistas y representantes populares: han rebasado finalmente los límites de la decencia, la impunidad, la prepotencia, el cinismo y la codicia. ¡Que se vayan todos!

En cuanto al pacto vergonzante que todos quieren ocultar, ¿lo redactó el abogado Gómez Mont, para después firmarlo como testigo de honor? Aunque rechazó enérgicamente que el pacto se reduzca a votos por impuestos, reconoció que el propósito era obtener el voto del tricolor a favor del dictamen de la Ley de Ingresos, a cambio de no celebrar alianzas de determinadas características en el estado de México. ¿Hay alguna diferencia? ¿Qué antecedentes hubiera insertado un notario? Yo hubiera comenzado por afirmar: “el PRI declara ser un partido político debidamente registrado, fundado por Plutarco Elías Calles, modificado por el patriota Lázaro Cárdenas y adaptado para los gobiernos civiles por Miguel Alemán; un partido que antaño fue de obreros, campesinos y clases populares, y hoy es tristemente manipulado por el ex presidente Salinas, padre del PRIAN, en beneficio de los poderes fácticos”. ¿Y qué declaraciones haría el PAN, que “reconoce ser el ala derecha del PRIAN, sumido en la debacle, y con una agenda que requiere la ayuda del PRI para hundir aún más a los contribuyentes, salvar lo que queda del sexenio y retener la Presidencia en 2012”?

Para qué especular, si ya lo dijo Peña Nieto: papelito habla. Déjense de retóricas rebuscadas y muéstrenlo al pueblo. ¡Que juzguen los contribuyentes!