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Maldita Vecindad fue el plato fuerte musical del Festival Cumbre Tajín

Rude boys totonacos deseosos de skanking bajan del escenario a roqueros tzotziles

“Mi concierto no es para el slam”, espetó Natalia Lafourcade al público impaciente

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Natalia Lafourcade, Maldita Vecindad y Plastilina Mosh se presentaron el jueves en el Parque TakilhsukutFoto Andrés T. Morales
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Periódico La Jornada
Sábado 20 de marzo de 2010, p. 8

Papantla, Ver., 19 de marzo. La segunda jornada de este amasijo de actividades sagradas/profanas/mundanas tuvieron como colofón, en la parte musical, la delirante actuación de Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio y la poderosa presencia de Natalia Lafourcade, quienes fragmentaron los nucleótidos neuronales para llevar a los 10 mil asistentes a Cumbre Tajín 2010 a un nivel estratosférico de desenfreno.

La actividad en el Nicho Musical del Parque Takilhsukut de esta ciudad comenzó con Los Lázaros de Coxquihui, quienes cumplieron cabalmente con su son puro y festivo, lo que debe ser un grupo abridor.

Siguió la fusión progresiva de Stavid Rei, orquesta con instrumentos clásicos de rock, acompañados por viola, violín, cello y piano, para crear una conexión directa entre el cosmos y la zona del totonacapan.

Lo que resultó lamentable fue la poca tolerancia que el respetable mostró al rock tzotzil de Sak Tzevul, combo con fuertes argumentos musicales e irrebatibles, pero que resultó demasiado conceptual para un público deseoso de skankear con el grupo estelar. Incluso, el cantante de la banda, vestido con el traje tradicional tzotzil, interpeló al público para preguntarle si quería que continuara, pero el pedimento se hizo imposible cuando el manipulador de la consola de sonido quitó la salida del audio y lo dejó en la orfandad escénica. (Las estrellas ya habían turnado al Sol.) El argumento: que se excedieron del tiempo acordado.

La siguiente en la lista fue Natalia Lafourcade, quien también resintió la hostilidad del público skasero, situación que zanjó al espetar: “Mi concierto no es para el slam”, con lo que apaciguó a los rude boys totonacos que se dedicaron a verla, aunque ajena.

Sin intimidarse

La aparente indefensión de Natalia sobre el escenario, quien estuvo resguardada por un combo solvente de músicos, quedó rebasada cuando empezó su recital con Cursis melodías, trenzada con su primer sencillo del nuevo material discográfico Ella es bonita. Continuó con Lets Get Out, la incomprendida No viniste, la alburera Solamente te la doy a ti y la ganadora Patos, lo que recordó al respetable que estaban ahí para ver a Maldita, y comenzó una ligera lluvia de proyectiles a la joven, quien rápidamente se rehizo con una orquestación que hizo volver el ánimo festivo; entonces soltó Hu hu hu y Azul, para rematar la triada con una versión doom de Kumbala: Voy a interpretar esta canción con mucho respeto, dijo la rubita.

A media rola salió Sax para acompañarla en el germinal tema, con lo que se tranquilizó aún más el respetable, ya cierto de que sus ídolos estaban en su tierra, sólo era cuestión de esperar la conclusión de Lafourcade, quien cerró con dos temas: Vampire Weekend, en franco homenaje a Peter Gabriel, y Look Outside. El Sol ya había pasado su nadir.

Después de casi 3 mil 600 segundos, la espera terminó: la silueta del sexteto apareció para soltar Solín; Roco, el vocalista de la agrupación, dio la bienvenida: Saludos de paz y respeto para toda la gente que trabaja en esta ceremonia de paz y baile. Ometéotl: paz, sanación y conciencia.

El skanking formado en todos los rincones del Nicho Musical era impresionante cuando Maldita lanzó uno de sus seminales temas: Morenaza; después siguieron con la insulsa Fut callejero, sencillo de su nuevo disco Circular Colectivo, hecho, según Roco de forma totalmente independiente.

Los pasos de baile del vocalista de Maldita, a lo largo y ancho del escenario, atrás y adelante, llenaron hasta la saciedad al público que lo imitó y, por momentos lo superaron en cantidad. El ambiente era óptimo, era difícil que decayera con los siguientes impresionantes temas: Pata de perro, el himno generacional noventero El circo, la deconstrucción homenaje a José José Ya lo pasado pasado, momento en que Roco llamó a hacer una sanación colectiva de todos los asistentes hacia el planeta. Siguieron con El Tieso y la Negra Soledad, la crítica social Poco de sangre roja, Don Palabra y cerró con Pachuco. Pero fue insuficiente, y el público pidió otra; entonces se rifaron con Kumbala, en versión ortodoxa. El Sol ya dormía en China.

Plastilina Mosh fue el último grupo de la noche. En conferencia de prensa, previa a su actuación, dijeron: “Estamos felices de estar aquí, porque lo hacemos como amigos, no como al Vive Latino, en el que nos quisieron chamaquear”.

Al especificar en qué consistió esa chamaqueada, Jonás precisó: “Te prometen muchas cosas, pero cuando se acerca la fecha no cumplen lo establecido, como los boletos de avión, apor ejemeploñ; a muchas bandas les han hecho cosas similares… lo cual no significa que desistamos de participar en futuras ocasiones, sólo que no iremos como amigos”.

La actuación de Plastilina Mosh duró cerca de una hora con la presencia del público noctámbulo, que fue considerable, cuando el Sol traspasaba el hemisferio oriente.