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Directora General: CARMEN LIRA SAADE Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER Domingo 28 de marzo de 2010 Num: 786 |
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Guadalajara: bodas de plata (II DE IV)TE PUEDES IR CON QUIEN TÚ QUIERAS... El veinticinco aniversario del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FIGG) fue también, y entre otras cosas, el marco de al menos dos divorcios: uno, el que ha separado a Jorge Sánchez, quien hasta esta edición fungió como director del festival, tanto del FIGG como, en realidad, de Raúl Padilla, presidente del Patronato bajo cuyo auspicio este evento lleva medio siglo de existencia. Dicho sin pichicaterías, el talento, la capacidad y el trabajo que Sánchez y su equipo desplegaron durante los últimos cinco años, fueron determinantes para que el FIGG alcanzara, en todos los sentidos, una madurez de la que hasta ese entonces adolecía. Cabe esperar que quien se va tenga satisfacciones profesionales similares en cualquiera que sea su nueva labor, así como cabe desear que ahora el festival sea dirigido por alguien al menos tan capaz como Jorge. A propósito de lo último, y aunque se ha hecho circular el borrego de que Marina Stavenhagen –actual titular del Instituto Mexicano de Cinematografía– entraría al relevo, lo cierto es que hasta el momento en que estas líneas son pergeñadas, se ignora todo respecto del posible nuevo titular. CON QUIEN TÚ QUIERAS TE PUEDES IR... El otro divorcio que tuvo lugar en la muy pía capital donde don Etilio dice que gobierna –por más que los hilos corren claramente hasta cierta arquidiócesis–, no es nuevo ni surgió de la noche a la mañana sino que se trata del que, posiblemente, sea el rompimiento definitivo de una de las parejas más mal avenidas que sea dable imaginar, es decir, la que malcomponen el público en general y ese otro público que se quiere especializado, del que forman parte individuos como este sumaverbos, así como, necesariamente, quienes ejercen funciones de jurado calificador.
En la categoría Largometraje Mexicano de Ficción, fueron ocho las cintas en competencia por el Mayahuel: Somos lo que hay, de Jorge Michel Grau; Martín al amanecer, de Carlos Carrasco; Depositarios, de Rodrigo Ordóñez; El mar muerto, de Ignacio Ortiz; De la infancia, de Carlos Carrera; Cefalópodo, de Rubén Imaz; Las buenas hierbas, de María Novaro, y Perpetuum mobile, de Nicolás Pereda. Los miembros del jurado se fueron con esta última y decidieron otorgarle el premio a la mejor película. No puede afirmarse que en las antípodas de Perpetuum, pero el público se decantó por Las buenas hierbas, y ésta, además, obtuvo otros siete galardones, entre oficiales y no oficiales, incluyendo mejor guión para la propia María Novaro, mejor fotografía para Gerardo Barroso y mejor actriz para Úrsula Pruneda. PERO EL DIVORCIO, PORQUE ES PECADO... Uno de los pocos puntos en los que no se manifestó la incompatibilidad de caracteres entre estos dos tipos de público, fue en las recomendaciones para su selección a los premios estadunidenses Globo de Oro, pues tanto la de Pereda como la de Novaro gozarán de este pequeño privilegio. Otra coincidencia fue el vacío que tanto el público como el jurado le hicieron a Somos lo que hay, Depositarios, Martín al amanecer y El mar muerto, pues ni uno ni otro les concedieron absolutamente nada –en los tres primeros casos, una nada bien ganada, no así en lo que respecta a El mar muerto. Por su parte, Cefalópodo fue reconocida, y con justicia, en la persona del español Unax Ugalde, que recibió compartido el premio al mejor actor. Sin embargo, el jurado se metió en camisa de once varas al darle a éste, que es el segundo largometraje dirigido por Rubén Imaz, un premio a la mejor ópera prima. A ver cómo desfacen su entuerto. ...NO TE LO DOY Había dos imposibilidades, como mínimo, en la repartición de mayahueles para la categoría largometraje mexicano de ficción: la primera, no darse cuenta del excelente desempeño histriónico de Damián Alcázar en De la infancia, motivo por el cual se le hizo compartir con Ugalde –o a éste con Alcázar, según se quiera ver–, el premio al mejor actor. La segunda imposibilidad era dejar por completo de lado a ésta que, al menos en opinión de este juntapalabras, es la mejor película de Carlos Carrera hasta en tanto el largo metraje de animación Ana, del cual pudieron apreciarse algunos estupendos minutos, no diga la última palabra. Por De la infancia, el jurado del FIGG le dio a Carrera el premio al mejor director, aunque no por ello pudo eliminar del todo un desagradable regusto a consolación o reconocimiento a regañadientes, algo así como “ni modo que no le demos nada a esta película, si es evidentemente buena”. (Continuará) |
