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Documentan en un libro la persecución contra el teatro religioso popular en la Nueva España

En la Colonia, la representación de la Pasión de Cristo se veía como escandalosa y blasfema
 
Periódico La Jornada
Jueves 1º de abril de 2010, p. 6

En 1768, en la Nueva España, un fraile comparó como más exitosa y taquillera la representación en su convento de la Pasión de Cristo, respecto del verdadero vía crucis de Jesús, hace más de dos mil años en el Gólgota, con estas palabras:

(...) Se representa (La Pasión de Cristo) en esta iglesia de nuestro convento, con tan saludables efectos en el ánimo de los fieles, que se puede dudar si tuvo tan feliz éxito el original en el Calvario, como lo tiene lo representado cada año en este templo...

Quién lo diría, comparar como más exitosa una representación que la verdadera Pasión. Esta historia, la cual es de llamar la atención, se documenta en el volumen Censura y teatro novohispano (1539-1822): ensayos y antología de documentos, editado por Escenología y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, investigaciones y textos realizados por Maya Ramos Smith, Luis Armando Lamadrid, Tito Vasconcelos y Xabier Lizárraga.

De acuerdo con los especialistas, durante el siglo XVIII en la Nueva España hubo una gran difusión y florecimiento de las representaciones dramáticas religiosas, como la Pasión y la Navidad, pero al mismo tiempo también se desató la más abierta condena de la Iglesia (a esas representaciones), con lo que se inauguró una época de persecución contra el teatro religioso popular.

En 1768 la Santa Inquisición inició una meticulosa investigación sobre La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la cual tradicionalmente se realizaba en los pueblos de la región de Tlaxcala, Puebla y México, pues los textos de La Pasión, transmitidos de generación en generación (frecuentemente por tradición oral), habían degenerado notablemente, tanto en el lenguaje como en su representación, que a los ojos religiosos aparecían no sólo como escandalosos sino hasta blasfemos.

De acuerdo con ciertas denuncias, por ejemplo, el personaje de Judas se había convertido en un gracioso de comedia, que mantenía al público en constante alegría, en detrimento de la seriedad del tema.

Clérigo con ideas avanzadas

Según los autores de Censura y teatro novohispano (1539-1822): ensayos y antología de documentos, las conclusiones de los inquisidores calificadores fueron contradictorias.

“El primer sacerdote encargado de examinarlas las condenó tajantemente, pero, al solicitar una segunda opinión, los inquisidores se enfrentaron con un calificador de avanzadas ideas: el maestro y ex provincial de la Orden de Predicadores, fray Francisco de Larrea, quien haciendo gala no sólo de erudición sino de sentido del humor, afirmó que las representaciones en su convento resultaban más taquilleras que la verdadera Pasión de Cristo, al escribir en su informe que: (...)“‘Se representa (La Pasión de Cristo) en esta iglesia de nuestro convento, con tan saludables efectos en el ánimo de los fieles, que se puede dudar si tuvo tan feliz éxito el original en el Calvario, como lo tiene lo representado cada año en este templo...”’

El fiscal del Santo Oficio opinó que con los arreglos propuestos por el sacerdote De Larrea, podrían permitirse las representaciones y que, tratándose de los indios –quienes actuaban en náhuatl–, correspondía al sacerdote vigilarlos y atajar cualquier abuso.

Sin embargo, de acuerdo con la documentación consultada por los investigadores, esa decisión inmediatamente se anuló, al darse cuenta de que en dichas representaciones se mezclaba también la llamada gente de razón –que actuaba en castellano– y que, por tanto, su jurisdicción sí pertenecía al Santo Oficio.