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Cleropederastia
Furia contra sacerdotes abusadores
 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de abril de 2010, p. 3

Viena, 1º de abril. Estoy furioso, mi Dios, aseguró un anciano creyente frente a 3 mil católicos en la catedral vienesa de Saint Stephen.

Esta inusual escena tuvo lugar este miércoles durante una misa organizada en la tarde por el cardenal Christoph Schoenborn en medio de la ola de acusaciones de abusos físicos y sexuales cometidos por clérigos.

Los papeles habituales se cambiaron: el cardenal se confesó por la Iglesia y el creyente pudo apuntar a los pecados de la institución.

Mi enfado con los religiosos abusadores de niños y con los métodos educativos violentos es infinito, aseguró el fiel mientras Schoenborn escuchaba sentado ante el altar.

Poderes absolutos conducen a una corrupción absoluta, prosiguió el católico, quien consideró que estructuras eclesiásticas poco democráticas están entre las razones por las que esos hechos pudieran ocurrir.

En su respuesta, el cardenal admitió que la Iglesia se ha convertido en culpable a través de sus miembros. Admitimos que no quisimos ver la verdad, que la encubrimos y dimos falso testimonio.

Sálvame de las pesadillas

Varias personas que sufrieron abusos, así como conocidos y familiares de las víctimas, se acercaron al altar del templo gótico y expresaron su dolor e indignación.

Una mujer habló del hijo de una amiga, un joven discapacitado que sufrió ataques sexuales de un seminarista cuando estudiaba teología. Fue hace 10 años. Desde entonces, ha pasado la mayor parte del tiempo bajo atención siquiátrica, relató.

Sálvame de esos miedos y pesadillas horribles, imploró a Dios otro anciano que explicó cómo noche tras noche, los recuerdos vuelven.

Desde principios de año, 566 personas han acusado a la Iglesia austriaca de supuestos casos de abuso. La mayoría ocurrieron antes de 1993, por lo cual es difícil que sean llevados ante un tribunal.

Entre esos casos está el que involucra al abad de un monasterio de Salzburgo, Bruno Becker, quien admitió haber abusado de un niño tras enterarse que ya había sido víctima de abusos por parte de otros dos monjes.