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Cleropederastia

Es una aportación valiente, sostienen clérigos y seminaristas

El mensaje de Rivera Carrera, hipócrita, opinan activistas

No bastan palabras, qué diga dónde está el pederasta Nicolás Aguilar

 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de abril de 2010, p. 4

Con los casos de pederastia clerical a la Iglesia católica le está llegando el agua al cuello; prueba de ello es el mensaje emitido ayer durante la misa crismal por el cardenal Norberto Rivera Carrera, señaló Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir. Consideró que aun así es positivo que se reconozcan errores, aunque sea en boca de un jerarca que ha sido acusado de encubrir al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar.

En entrevista, manifestó que la feligresía exige, en lugar de discursos, que ante los casos de abuso sexual contra menores la Iglesia actúe, porque no es con palabras como se demuestra voluntad, sino con hechos. Que nos digan dónde está Nicolás Aguilar, quien sigue prófugo. Basta de palabras, se requieren acciones concretas y el reconocimiento del pecado de encubrimiento; Rivera tiene mucho que decir en ese sentido.

En tanto, Julia Klug –activista que se ha manifestado varias veces frente a la Catedral Metropolitana para exigir que se castigue a los religiosos pederastas– realizó ayer una protesta en la plancha del Zócalo y sostuvo que lo dicho por el cardenal es hipocresía; si hubiera verdad en su condena a la pederastia empezaría por entregar a Nicolás Aguilar. Son sólo palabras, una cosa es lo que dice y otra lo que hace.

En contraparte, sacerdotes de la arquidiócesis de México, entrevistados al concluir la homilía de Jueves Santo, calificaron de valiente el mensaje de Rivera.

Manuel Corral, secretario ejecutivo de relaciones públicas de la Conferencia del Episcopado Mexicano, calificó la condena del cardenal a la pederastia de un gran, oportuno, contundente y valiente mensaje. Agregó que aunque fue paternal, eso no le quitó firmeza para decir a los religiosos en qué han fallado.

Rafael López, profesor y sacerdote misionero del Espíritu Santo (con 49 años de ministerio), dijo que está de acuerdo con vedar la entrada a estos lugares a todos aquellos con inclinaciones perversas y rechazó que, ante la carencia de vocación sacerdotal, pueda llegar a los seminarios la basura de lo que sobró.

Destacó que por lo menos en la orden a la que pertenece “somos duros para el ingreso: a los aspirantes les hacemos tests sicológicos, biológicos (sic), comunitarios e intelectuales para ver si realmente pueden dar lo que se pide”.

Rafael López sostuvo que la casa de Dios está sucia (por la pederastia) y hay que desempolvarla, quitar las telarañas. Aseguró que en la Iglesia existe podredumbre que hay que sacar para curar la llaga, pero observó que la institución siempre ha estado integrada por justos y pecadores.

Miguel Urban Lozano, con 25 años de sacerdocio, dijo que ante la revelación de casos de abuso sexual es oportuno que (Rivera) nos haga estas exigencias, y lamentó que por unos cuantos se juzgue a todos.

Carlos González Mercado, sacerdote de la sexta vicaría y secretario particular del obispo auxiliar Jonás Guerrero, indicó que la llamada de atención del cardenal estuvo a la altura de las circunstancias y descartó que entre los fieles haya desconfianza generalizada hacia los clérigos.

Por la tarde, en la Catedral Metropolitana, Norberto Rivera Carrera encabezó la misa del lavatorio de pies, en la que se conmemoró la Última Cena de Jesús con los apóstoles.