Un gol fue suficiente. Al final, una solitaria anotación de Christian Giménez ante Querétaro metió a Cruz Azul en la pelea por el pase en el grupo tres, al llegar a 23 puntos.

Sábado de Gloria en el calendario. Aunque ayer en el estadio Azul parecía que La Máquina sufría un calvario. Dominó el juego desde el inicio ante Gallos Blancos, que tras salvar la permanencia en el máximo circuito aflojó el paso. Pero de nada le servía a los celestes tener pegada la pelota a los botines si no podían culminar las acciones.

A veces era el desorden. Porque los jugadores hacían el esfuerzo, pero sin coordinación. Escapando entre los huecos que dejaba el Querétaro, pero faltos de tino.

Otras era la mala fortuna. Un disparo de Israel López, que desvió el portero Bossio, y que de nuevo recetó El Chaco, no entró. Un tiro que parecía un gol imparable terminó entre un poste y el oportuno botín de Adrián Romero.

Biancucchi también desperdició algunas jugadas que daban para más. Una apenas iniciado el partido que perdió ante el achique del guardameta Bossio.

Avanzaba el juego y los celestes no la metían. El Chaco dejó ir una oportunidad cuando el portero ya estaba vencido. Frente al marco, la mandó por un costado. La pelota se le ponía caprichosa.

El capitán Torrado también lo intentó, porque quería irse al Tri vestido de héroe, en una serie de toques con sus compañeros que Mario Ortiz arruinó para indignación de los aficionados locales.

La Máquina no funcionaba como tal, porque sus engranes se barrían. Fue hasta la segunda parte que Enrique Meza decidió cambiar una pieza. Sacó a Mario Ortiz y entró Emanuel Villa. El estadio se cimbró en una ovación. Y empezó a carburar.

La jugada fue veloz. Biancucchi buscó a Villa, quien estaba en la media luna y éste la puso con el pecho para que El Chaco sacara un disparo raso con la pierna derecha. Fue el primer tanto del ex jugador tuzo en su casa, y el segundo en lo que va del torneo.

El árbitro Miguel Ángel Flores sacó la tarjeta como en temporada de ofertas. Amonestó a ocho jugadores del Querétaro, a tres Cementeros y expulsó al visitante Marco Gómez por una entrada violenta contra Horacio Cervantes.

Meza admitió que nada justifica que perdieran tanto el balón, porque una cosa es jugar rápido y otra es hacerlo precipitadamente.