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Por sexto año consecutivo la CND realiza temporada en el Castillo de Chapultepec

La bella durmiente, espectáculo para iniciar a los niños en el arte de la danza

La coreografía de Petipa, de 1890, obra de arte que no vamos a modificar por nada del mundo, aclara Sylvie Reynaud

Más de cien bailarines y novedoso vestuario, dice la titular de la compañía

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Pasillos del Castillo de Chapultepec convertidos en camerinos durante el ensayo, anteayer, del montaje a cargo de la Compañía Nacional de DanzaFoto María Meléndrez
 
Periódico La Jornada
Miércoles 7 de abril de 2010, p. 5

Para la Compañía Nacional de Danza (CND), la coreografía de La bella durmiente realizada en 1890 por Marius Petipa es una obra de arte que no vamos a modificar por nada del mundo, es una pieza tradicional que nosotros respetamos como tal, afirmó Sylvie Reynaud durante el ensayo general previo al inicio de temporada.

Por sexto año consecutivo las funciones se realizarán en la explanada principal del Castillo de Chapultepec, con casi 100 bailarines en escena, a partir de este miércoles. La novedad en 2010 es el vestuario, diseñado por René Durón con una telas maravillosas, explicó la coreógrafa en charla con La Jornada.

En esta puesta en escena estamos muy cerca del público, entonces necesitamos que el vestuario esté muy bien hecho, cuidar los detalles, agregó la maestra en los pasillos del recinto, convertidos en camerinos, donde los jóvenes bailarines se apresuran a maquillarse para su actuación ante la prensa.

Si bien la coreografía de La bella durmiente es totalmente tradicional, la misma que tiene el Royal Ballet de Londres, como reitera Reynaud, en el montaje que presenta la CND se trabaja en la expresión artística, en la perfección de los bailarines al ejecutar los pasos.

No obstante, llama la atención que durante casi toda la obra (la cual dura 75 minutos), un grupo de varias decenas de bailarines que representan a los nobles de la corte del rey Florestán XXIV (padre de la bella Aurora) se la pasan en los extremos del escenario, casi inmóviles e inexpresivos. Algunos ni siquiera se conmueven ante la estupenda interpretación de sus colegas.

El contraste es mayor cuando irrumpe en escena el hada Carabosse (que Walt Disney tuvo a bien nombrar Maléfica en su versión cinematográfica del cuento). Interpretada por José Luis González (quien alternará funciones con Jessie Gervais), esta bruja derrocha carisma, sin duda lo mejor de la noche, sobre todo si se piensa en el público infantil que verá la obra.

Precisamente pensando en los pequeños que acuden a conocer a la Bella Durmiente en el Castillo de Chapultepec, la obra original (que dura cuatro horas) debió ser sintetizada, pero se cuenta bien la historia, dijo Reynaud.

“Queremos que el espectáculo sea para toda la familia, para iniciar a los niños en el arte de la danza. El espacio abierto a veces dificulta la interpretación porque hace frío o viento, pero estamos acostumbrados, también por nuestras presentaciones de El lago de los cisnes.

“Todos los bailarines son muy profesionales, tienen ganas de bailar. La bella durmiente, con música de Piotr I. Chaikovsky técnicamente es muy difícil, un reto para cualquiera, entonces los muchachos están felices de poderla ejecutar con brillantez, porque eso los hace crecer como bailarines, ellos mismos se presionan para mejorar.”

Ensueño con el hada de las lilas

Justo cuanto se retira la bandera nacional de la torre mayor del castillo, el recinto que fue construido por órdenes del virrey Bernardo de Gálvez y Madrid en 1785 se transforma en un palacio mágico donde las flores parecen adquirir forma humana, para salir a revolotear de puntitas bajo la tarde que cae.

Otro momento hermoso es cuando aparece el hada de las lilas, en esta ocasión a cargo de Mayuko Nihei, quien convierte la danza en un ensueño de primavera que mantiene embelesados a los espectadores.

Para ser bailarín clásico se debe tener una escuela bastante definida, explicó Sylvie Reynaud. Se deben tener al menos ocho años de escolaridad dancística, uno se forma dentro de un parámetro igual al de los bailarines rusos, ingleses o franceses. Claro, el temperamento siempre sale a flote cuando pueden representar algún papel, pero si no, ellos tienen mucha disciplina interna para poder trabajar bien.

La obra se conforma de un prólogo y tres actos. También aparece unos momentitos un caballo blanco, en el que hace su arribo el infaltable príncipe azul, y no faltan la maldición de Carabosse, la pinchadura en el dedo, el largo sueño de cien años y el anhelado beso de amor que despierta a la bella Aurora.

De pilón, al final se interpretan de manera breve los cuentos infantiles: El gato con botas y la gata blanca, El pájaro azul y la princesa Florine, y Caperucita roja y el lobo.

Las funciones serán del 7 al 25 de abril, de miércoles a domingo, a las 20:30 horas.

Se recomienda llegar con una hora de anticipación, debido a la distancia que hay que recorrer dentro del bosque de Chapultepec. Para subir al castillo hay camionetas destinadas a ese propósito. También se sugiere no llevar a niños menores de tres años e ir abrigado, pues al caer la noche enfría bastante.

Los boletos sólo se adquieren en las taquillas del Palacio de Bellas Artes, del Centro Cultural del Bosque y en el sistema Ticketmaster.