Opinión
Ver día anteriorJueves 15 de abril de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

Pírrica inversión del GDF en educación superior

Pensar en los jóvenes, deber de un gobierno de izquierda

A

veces nos enteramos, en este nuestro oficio, de historias que nos llenan de indignación. Ésta que les vamos a contar tiene que ver con el futuro, pero es un presente inaudito, insólito si pensamos que proviene de un gobierno de izquierda que tiene una propuesta de cambio para hacer más justa la vida en el país.

Se trata de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y de los trabajos y penurias que ha tenido que sufrir durante los recientes tres años. Para ponernos en perspectiva es indispensable dar a conocer ciertos datos: en el presupuesto anual de todas las entidades de la República hay un rubro dedicado a la inversión en educación superior. En Jalisco, estado dominado por la derecha, se destina 10 por ciento del presupuesto; en Chiapas alcanza 2.9 y en Oaxaca, imagínese usted, se llega hasta 3.13. Durango parece ser el que menos invierte, apenas 0.65 por ciento, y más abajo está, aunque usted no lo crea, el gobierno de la capital del país, que destina 0.62 por ciento.

Estas cifras hablan de que algo anda mal en la administración de Marcelo Ebrard. Para este 2010, se pidió al gobierno de la ciudad un aumento de recursos, se requirió pasar de 0.62 a 0.74 por ciento, con el fin de lograr que en el próximo ciclo escolar se dé cabida a 3 mil 765 nuevos estudiantes, nada si consideramos que 270 mil jóvenes no hallarán espacios en las instituciones de educación superior en el Distrito Federal.

Si se toma en cuenta que la ley que rige a la Universidad Autónoma de la Ciudad de México obliga a que se le otorgue un mínimo de 3.4 salarios mínimos por estudiante –menos de la mitad de lo que cuesta un estudiante, por ejemplo, en la Universidad Autónoma Metropolitana–, esa casa de estudios debería recibir 894 millones de pesos, pero apenas se le asignaron 755, contando los 100 millones que provienen de fondos federales y que aprueba la Cámara de Diputados.

Pero más allá de las cifras que ni remotamente explican la problemática de los jóvenes estudiantes, está el deber y el compromiso de las autoridades del gobierno de la ciudad con ese sector de la población, el más amplio, según la curva demográfica del país.

Y es que un gobierno ubicado en la izquierda tendría, necesariamente, que pensar prioritariamente en sus jóvenes, y no sólo por lo que reza el lugar común de que representan el futuro, sino porque hoy la violencia y la muerte están ligadas a la desesperanza de los muchachos sin horizontes, los que sin trabajo y sin estudio forman pandillas que buscan sobrevivir un día más porque el mañana nada les ofrece.

De los 10 mil o más estudiantes de la UACM, ninguno cuenta con apoyos locales o federales, es decir becas que se proporcionan al estudiantado, y los recursos que se deberían dar a la escuela escasean por mala planeación o, peor, por mala leche, porque hay quienes aseguran que la única explicación a la actitud del gobierno es que esa casa de estudios está marcada porque se fundó en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

El panismo, como es su costumbre, está en contra de la universidad, y es natural si se considera que el conservadurismo de los azules es enemigo de la juventud, que significa cambio, pero señalar que desde la izquierda, desde las voces de los diputados del PRD, se trate de condenar a la UACM, más que un despropósito es una traición a los ideales que marcan ese tipo de pensamiento.

Ahora que la estrategia puede ser que cada vez existan menos jóvenes preparados. Así, las constructoras españolas, los restaurantes de postín y otras actividades de ese tipo podrán tener la mano de obra barata para construir las supervías y atender los requerimientos del turismo. Tal vez ese sea el plan, a fin de cuentas los que no quepan en ningún lado alimentarán las filas de la delincuencia, y si así es, sálvese quien pueda.

De pasadita

Qué bueno sería que, así como se hizo una campaña en contra del consumo de cigarrillos, se lanzara otra para combatir a los engordadores de la niñez en el DF. Que se prohíba a los engordadores anunciarse en televisión, que no se venda comida chatarra en las escuelas, que se cambie el rumbo de las tiendas de cadena como las Oxxo, y otras que sólo venden ese tipo de porquerías. En fin, que la campaña y la ley vayan acordes con el tamaño del mal. A ver si los panistas deciden sacar del mercado, o cuando menos marginar, los productos de la engordadora Bimbo, cuyo dueño es uno de los principales fanáticos de la derecha. Cuando eso suceda podremos decir que la cosa va en serio, mientras, sólo será bla bla bla.