Opinión
Ver día anteriorJueves 15 de abril de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 

El poder echa mano de todo para conservar sus parapetos, dice Laura Esquivel

Políticos impunes y corruptos ocupan las primeras planas de los periódicos: Núñez

No es lo mismo ejercerlo con dignidad, como Gandhi, que hacerlo como Pinochet, aclara

 
Periódico La Jornada
Jueves 15 de abril de 2010, p. 7

El poder es una abstracción: no tiene color, identidad o religión. Sin embargo, es un ente que al encarnarse en una persona cobra entonces identidad que modifica, para bien o para mal, su comportamiento.

“Por ello, el ejercicio del poder tiene que ver –más que con el poder mismo–, con la ética, la moral y la calidad humana de la persona”, considera el dramaturgo y guionista argentino Jorge Núñez, autor del libro de ensayos Poder, clausura de la ética (Ediciones El Corregidor).

Radicado en México desde hace casi dos décadas, secuestrado por la dictadura militar argentina en 1976, activista social que luchó por reivindicar al gremio ferroviario de su país hasta 1977, desde su condición de escritor, Jorge Núñez reflexiona y ofrece una serie de ejemplos concretos en torno a las acciones del poder; desde quienes lo ejercen de modo irracional, estúpido o siniestro, hasta aquellos que lo hacen de manera digna.

No es lo mismo ejercer el poder dignamente, como lo hicieron Gandhi o Martin Luther King, que como lo ejerció Augusto Pinochet, expresó.

“El poder tiene que ver con la condición humana. Si quien lo ejerce es un político honesto que los hay –es muy difícil torcerlo. Empero, los que ocupan las primeras planas de los periódicos son los políticos impunes y corruptos.”

Para Núñez, “no hay que culpar al poder, sino a los seres humanos, porque si una persona tiene convicciones, es honesto, coherente y tiene una actitud digna ante el mundo y la vida, no le va afectar el ejerccicio del poder.

Sin embargo, añade, cuando la vanidad supera al ser humano, es enfermiza, y eso es lo peligroso. Generalmente de eso padecen los que ejercen el poder. Es una vanidad enferma que impregna al ser humano. En las personas con poder se encuentra el ánimo de quedar en la historia como un dios, quizá en algunos casos lo haga inconscientemente, pero la cuestión es que sus acciones y decisiones afectan a la ciudadanía, a las personas que dependen de él.

Núñez, quien es autor de entre otras obras de La lucha es cruel y mucha, Lo que mata es la humedad y La orden viene de arriba, considera que muchas veces quienes ejercen el poder pierden sus raíces, tienen un desapego de sus orígenes, de la familia. Es muy difícil, por ejemplo, ver al presidente de una nación que tenga amigos personales, íntimos, no aquellos políticos que lo rodean y que a la pregunta de qué horas son, responden: sí, señor, las que usted diga.

Como bien dijo Albert Einstein, citó Jorge Núñez: Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana.

El libro Poder, clausura de la ética, se divide en Su esencia, Métodos y conductas, Riqueza-Poder, Asalto a la inteligencia, Concentración sin pausa, Desapego, Elaborados manejos, La lógica de las aprensiones y Los anhelos de endiosarse.

Presentaron volumen del escritor argentino en la Casa Universitaria del Libro

Arturo García Hernández

Para Laura Esquivel, la labor fundamental de un escritor es dotar a la sociedad de un ojo peculiarmente agudo, capaz de convertir sus visiones, sus pensamientos, en revelación en voz viva, en palabras que despierten lo dormido de los ojos y los oídos, permitiéndonos tener acceso a lo no evidente.

Esto es –de acuerdo con la autora de Cómo agua para chocolate– lo que logra el dramaturgo argentino Jorge Núñez en su libro Poder, clausura de la ética, presentado la noche del martes en la Casa Universitaria del Libro.

Núñez se ha dado a la tarea de reflexionar y desplegar su mirada en torno a lo que podría llamarse una sicología del poder, es decir, ha centrado su atención en las máscaras con las que se oculta una forma de ser de los humanos que dedica su existencia entera a demostrar una visión equivocada de sí mismo y de los demás, consistente en probar una presunta superioridad, “usando todos los recursos a su alcance para convencernos de que esa percepción de la realidad es auténtica.

“Es obvio –sostuvo la escritora– que cada vez le resulta más difícil al poder mantener su mentira y tiene que echar mano de todo lo que está a su alcance para conservar sus parapetos: desde la religión hasta los medios masivos que, con sus distorsiones, le ayudan a conferirse un carácter sagrado e intocable que sirve de sustento a un interior completamente vacío.”

Catarsis de una impotencia

Javier Jiménez Espriú –miembro de honor de la Academia Nacional de Ingeniería, impulsor y coordinador de múltiples proyectos culturales, deportivos y académicos en la Universidad Nacional Autónoma de México y ex subdirector comercial de Petróleos Mexicanos– aceptó participar en la presentación del libro, porque conoce el tema de forma práctica: he estado cerca del poder o en el poder sin abdicar nunca de mis principios éticos, y conozco múltiples personajes poderosos aquí y allá, sin jamás rendirles pleitesía y he comprobado con tristeza que ética y poder son un binomio más complicado que encontrar la cuadratura al círculo y que efectivamente los atractivos del poder trastocan con elevada frecuencia hasta los más elementales escrúpulos.

El magnífico libro de Núñez –autor secuestrado por la dictadura militar argentina en 1976– es en opinión de Jiménez Espriú un documento muy importante por los conceptos que su texto encierra y, a mi parecer, porque está escrito con la verdad de la razón, el fruto del talento, la catarsis de una rabia y una impotencia por años contenidas y por tanto largamente reflexionadas, y con la sangre de muchas heridas que aún no cicatrizan o que no cicatrizarán jamás.

En la obra el poder aparece sin ruptura de continuidad, como personaje, como persona, como filosofía, como forma de vida, como obsesión, como empresa, como condición existencial, como estudio, como análisis.

Sin embargo, preguntó Jiménez Espriú, “¿dónde quedó la ética? Clausurada desde el propio título del libro, no aparece por ninguna parte y cuando se le cita, hace un mutis discreto. Como ‘convidado de piedra’ en esta obra, como personaje secundario en la trama”.

La clausura de la ética facilita el ejercicio amplio y libre del poder irrestricto, induciendo al hombre a aprender, a pensar como vive y a olvidarse de vivir como piensa. A manipularlo, a hacerlo marioneta de este teatro perverso. He ahí la estrategia cumbre del poder.

En Poder, clausura de la ética hay también algunas notas de optimismo, aunque en la obra éste, como la ética, aparezcan en un papel secundario, suficiente. Sin embargo, suficiente para meter el pie en la rendija y no permitir que se cierre la puerta de la esperanza.

No obstante, Javier Jiménez Espriú encuentra en el libro una preocupante aceptación de la inexorabilidad del poder sin ética, esto es, casi el desahucio de toda posibilidad de emancipación.

En fin, concluyó, “he encontrado una obra que paradójicamente –no sé si por vocación propia o por instintos conscientes o inconscientes del autor– es un libro desesperanzador, lleno de gritos de esperanza”.

En la presentación, el autor habló de sus propósitos al escribir la obra; también participó Roberto Sen, y la actriz Silvia Mariscal moderó el acto.