Economía
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Se ha revalorado el papel de la banca de desarrollo

El gobierno insistirá en la fusión de los dos principales bancos

En los pasados 15 meses Nacional Financiera y el Banco Nacional de Comercio Exterior cubrieron la ausencia del crédito de la banca privada, afirma el directivo, y señala que el Congreso determinará el destino de esas instituciones. Plantea conveniente seguir el camino de Alemania y España en esa materia

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Héctore Rangel Domene, director de Nafin y Bancomext, ayer en las oficinas del bancoFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de abril de 2010, p. 25

La crisis de 1995 redujo a mínimos la capacidad de la banca de desarrollo para fomentar la actividad productiva. Otra crisis, la de 2009, colocó en una nueva perspectiva el papel que esas instituciones públicas deben tener en la economía. Se ha revalorado a la banca de desarrollo como un instrumento del Estado muy importante y poderoso, aseguró Héctor Rangel Domene, director general de Nacional Financiera (Nafin) y del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext).

Rangel Domene anticipó que el gobierno insistirá en la fusión de Nafin y el Bancomext, dos de los principales bancos de desarrollo del país, propuesta hecha por la actual administración federal y que no ha logrado consenso en el Congreso.

Esta semana, la representación del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en ambas cámaras del Congreso suscribió una iniciativa para reformar la banca de desarrollo, la cual considera que Nafin y el Bancomext sigan funcionando de manera separada y no en la especie de limbo jurídico en que lo han hecho los últimos años.

En una entrevista con La Jornada, Rangel Domene aseguró: he mantenido y mantengo que a México le conviene ir consolidando la banca de desarrollo en menos instituciones. Es precisamente lo que hizo Alemania, lo que ha hecho España, lo que hicieron Chile y Brasil. Es importante caminar hacia allá. ¿Qué tan rápido? Lo va a determinar el Congreso.

Después de la crisis

Se ha revalorado a la banca de desarrollo en México y en el mundo, expuso Rangel Domene. Recordó que en los últimos 15 meses, estas instituciones públicas cubrieron la ausencia de crédito de la banca privada a la actividad productiva, restringido por la agudización de la crisis económica. Mientras el financiamiento de la banca comercial en México se contrajo, la cartera de préstamos de Nafin creció 45 por ciento en 2009, ejemplificó.

Rangel Domene, ex presidente de la Asociación de Bancos de México y del Consejo Coordinador Empresarial, sostuvo que la banca de desarrollo en la economía es y va a seguir siendo muy importante por muchos años por venir. Alemania, el país más desarrollado de Europa, tiene un banco de desarrollo gigantesco que apoya desde la exportación de la industria de ese país a las pequeñas y medianas empresas o fuentes de energía renovable. Lo mismo ocurre en Estados Unidos con el banco de fomento, el Small Business Administration, que da garantías a intermediarios financieros para que faciliten préstamos a la pequeña y mediana empresa, abundó.

Para que nosotros lleguemos a tener el nivel de desarrollo de Alemania o Estados Unidos, faltan decenas de años. Entonces el rol de la banca de desarrollo va a estar aquí; es un instrumento poderoso del Estado para dar acceso al financiamiento a sectores de la economía o a particulares que por cualquier razón tienen dificultad de acceso al crédito, y el crédito es muy importante para elevar la productividad de un país, para elevar el desarrollo económico y para elevar la velocidad de crecimiento de un país.

–¿Comparte la idea de que la banca de desarrollo en México había perdido relevancia?

–Sí. En años pasados algunos de los bancos de desarrollo en México entraron en problemas muy serios, entre otras razones por crédito mal dado. Hubo que sanearlos. A Nafin se le tuvieron que inyectar muchos recursos para sanear la cartera mala que tenía la institución. Y en Bancomext también se tuvo que inyectar una cantidad importante de recursos para sanearlo.

“Ahora bien, también es cierto que muchas de las comparaciones que se hacen del financiamiento son respecto de lo que había antes de la crisis de 1995. Acordémonos también que mucho de ese crédito que se dio desde la privatización del sistema bancario mexicano (1991 a 1992) a la crisis de 1995 no necesariamente fue otorgado en las mejores condiciones. Luego, la crisis de 1995 prácticamente quebró a la banca privada.

El país tuvo también ajustes y una crisis financiera fuertísima, y los presupuestos se recortaron mucho. Entonces la banca de desarrollo también sufrió una disminución en su actividad. En los últimos tres o cuatro años, la banca de desarrollo, y no nada más Nafin y Bancomext, han crecido de manera importante. Así que yo creo que la banca de desarrollo ha vuelto a tener la importancia que debe tener y la va a seguir teniendo en el futuro.

–La banca de desarrollo no sólo daba financiamiento, sino también ayudaba a crear cadenas productivas, otorgaba asistencia técnica y concebía proyectos. ¿Está haciendo algo de esto actualmente?

–Nacional Financiera tiene un área de asistencia técnica para los financiamientos que damos. Sin embargo, es la Secretaría de Economía la que ha tomado ese rol de dar capacitación en términos generales al sector empresarial. Nosotros nos hemos circunscrito al tema de crédito, a dar asistencia técnica y capacitación para que las empresas sepan cómo acceder al crédito de la banca y los programas de Nafin, y también para darles asistencia técnica de cómo venderle al gobierno.

–La propuesta del gobierno de fusionar Nafin y Bancomext no ha tenido apoyo en el Congreso. Esta semana el PRI se pronunció en contra de la fusión.

–Hay dos iniciativas formales en el Congreso. Una que hizo el Presidente, de fusionar Bancomext, Nafin y el Fifome (Fideicomiso de Fomento Minero). Otra que presentó la senadora María de los Ángeles Moreno (PRI) en septiembre del año pasado, y que revisó y volvió a presentar esta semana, que no contempla la fusión de Nafin y Bancomext.

En las próximas semanas y meses va a haber una discusión en el Congreso sobre el tema de la banca de desarrollo y, como siempre sucede en el Congreso, habrá un intento de conciliar puntos de vista entre las dos visiones y llegar a una ley de banca de desarrollo. ¿Va a haber fusión o no? Dependerá de lo que dicte el Congreso, no puedo anticipar qué es lo que finalmente vaya a suceder porque es un asunto de negociación política allá.

–Usted menciona que se ha revalorado el papel de la banca de desarrollo. ¿Sigue creyendo que es conveniente la fusión?

–Sí. He mantenido y mantengo que a México le conviene ir consolidando la banca de desarrollo en menos bancos, ir hacia uno o dos. Es el ideal por el que debemos caminar, por las experiencias internacionales que han sido exitosas y permiten ser más eficientes. Lo que sucede cuando hay muchos bancos (de desarrollo) es que se tropiezan unos con otros, atienden a los mismos clientes, duplican las funciones; los costos de operaciones son muy elevados en un banco.

–Si las va a atender un sólo banco, ¿qué tienen en común las empresas que buscan a la banca de desarrollo para producir partes de aviones o las pymes que quieren vender al gobierno?

–Tienen en común que son empresas que requieren crédito, una oferta de productos amplia y gente que conozca de crédito y pueda vender esos productos sin tropezarse unos con otros, sin contradecirse y sin tener costos de operación tan elevados. Es como en un banco privado que hace hipotecas, presta a la pyme, da tarjetas de crédito a sus clientes o cuentas de cheques. No me va a decir que va a necesitar un banco para dar cuentas de cheques, uno para dar hipotecas, otro para dar crédito a la pyme y uno más para dar crédito a la gran empresa. Sería una locura. Entonces lo mismo sucede en la banca de desarrollo.

–¿Ha afectado la falta de definición sobre la propuesta de fusionar los dos bancos?

–La incertidumbre siempre afecta. No tener claridad de qué va a suceder evidentemente afecta la marcha; se posponen planes, inversiones, la gente se inquieta. Es importante tener una definición lo más pronto posible.