Opinión
Ver día anteriorSábado 17 de abril de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ruta Sonora

Arctic Monkeys

Indie-O Fest

Megadeth

C

uando los Arctic Monkeys, de Sheffield, salieron a la luz en 2005, la atención se centró sobre todo en el furor que causaron entre la juventud inglesa, pues fue el primer grupo de rock en encarnar, como no había ocurrido antes, el fenómeno de Internet como medio para difundir música propia, de modo independiente, sin necesidad de disquera: su primer EP, producido por ellos mismos, enloqueció a Gran Bretaña. Siendo una novísima agrupación, cuyos integrantes no rebasaban los 20 años de edad, llenaron el afamado London Astoria. Su primer disco, Whatever people say I am, that’s what I’m not, es el debut de más rápida venta en la historia británica (más de 300 mil copias, cifra casi alcanzada en Estados Unidos). De inmediato pasaron del subterráneo al estrellato; les fue otorgado el Mercury Prize 2006 (donaron las 20 mil libras que el premio implica, a instituciones de caridad), así como un Brit Award por Mejor Acto Nuevo Inglés; la influyente revista New Musical Express los nombró banda del año. Sin embargo, la sensación estaba opacando lo importante: la música. Ya no importaba la calidad, sino el fenómeno ciberespacial que estaban representando, aunque quizá hubo con ellos gran identificación por tratarse de cuatro chicos sencillos, de barrio, no muy guapos. Su rock simple, de acelerados y frenéticos ritmos y guitarras a la par, en realidad es fatigoso, por mucho que parezcan detonar explosivos en escena; sus creaciones no superan la calidad sus influencias, como The Libertines o Franz Ferdinand. Algo similar pasó con su segundo álbum, Favourite worst nightmare (2007). Alex Turner, compositor central, el guitarrista Jamie Cook y el baterista Matt Helders (el bajista Andy Nicholson fue remplazado por Nick O’Malley), confundieron la energía con el atosigue y la rapidez, lo cual hizo del disco, como dice el título, una pesadilla. Sin embargo, canciones como Balaclava, asomaban una inquietud distinta, de mayor cuidado armónico.

Esto quedó confirmado en la banda alterna de Turner, The Last Shadow Puppets, cuyo álbum, The age of understatement, (2008), compuesto al lado de Miles Kane (The Rascals) ofrece mayor gusto por la melodía y la producción atmosférica, con influencias del pop de los años 60 del siglo pasado, tipo Scott Walker.

Esta tendencia crooner marcó a Turner, quien para Humbug (2009), pareciera ser otro. Es como si hubieran entendido que la energía no está sólo en la velocidad, sino en la profundidad sonora, en las capas, los matices, y no en atiborrar con todos los instrumentos a la vez. La calidez de sus melodías (muy al estilo de Morrissey o Richard Hawley), en contraste con sus irónicas letras, encajó perfecto con la tendencia oscura de Josh Homme, líder de The Queens of Stone Age, quien produjo el álbum en Joshua Tree, California. Es probable que tal pasaje desértico haya influido en la aridez de su nuevo sonido; ahora cada instrumento entra cuando le toca, desdeñando el atasque y privilegiando una orquestación que ayude a que las canciones fluyan, en lugar de atorarlas; todo ello sin perder la inquietud marchosa de baterías y guitarras, lo cual ya era su sello, pero con menos desparpajo. Es loable advertir que su interés no está en la fama, sino en la música, pues se alejaron de su zona de confort para entrar a un área no conocida. Si bien quien escribe renegaba de ellos, reconoce que han dado un giro que los alejará de quienes esperan lo fácil, pero acercará a quienes gustamos del empeño por ofrecer algo digno, en este mundillo tan conformista. No son gran cosa, pero al fin se les oye personalidad y se les ve futuro, pues han pasado de ser una mera bandita de relumbrón.

Y para atestiguar el sonido demoledor que afama a los Arctic Monkeys en vivo, será preciso verlos el 21 de abril en la explanada del Estadio Azteca. 22 horas, $480 y $700 (boletos en Ticket Master).

Tamayo, Juan Son, Muse

Sábado 17: 1. Reapertura del Museo Tamayo, con Los Súper Elegantes y su performance El infierno una vez más. Reforma y Ghandi; 12:30 horas, entrada libre. 2. Juan Son y los temas de su Mermaid Sashimi. José Cuervo Salón; 21 horas, $250. 3. Megadeth y su gira The Endgame Tour; el mero trashmetal greñudo. Palacio de los Deportes; 20 horas, $350 a $900.

Martes 20: 1. El sexto Indie-O Fest ofrece una muestra de lo que figura en el rock independiente, nacional e internacional: de Inglaterra, el pop atmosférico de The Big Pink; de Estados Unidos, el fino rock de Deerhunter y el pop-gresivo de Marnie Stern; de Suecia, el electro de Little Dragon. De México: el electro-folclor de Los Amparito (Guadalajara); de Monterrey, el garage-pop de Bam Bam y la melancolía de Corazón Attack. Polyforum Siqueiros (Insurgentes Sur 701); 18 horas, $340 (boletos: E-Ticket al 01800 384 538). 2. El mal gusto hecho pop-rock, con los ingleses de Muse. Foro Sol; 20 horas, $300 a $1300 (quedan pocos boletos).