Opinión
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El Despertar

1821-2010, poco hemos cambiado

H

oras de gracia es un excelente trabajo teatral de Juan Tovar (director) y José Caballero (director). Nos pone frente a un espejo distante: el desenlace de la guerra de Independencia, cuyo inicio estamos haciendo esfuerzos por celebrar. La obra se concentra en Agustín de Iturbide (héroe favorito de Felipe Calderón), brigadier realista autor del golpe que permitió a nuestra nación independizarse de España.

El intento de observar críticamente, pero sin ira, a don Agustín, es positivo, aunque el relato oculte dos facetas decisivas que explican su fracaso y su trágico final. Iturbide fue cruel hasta la vesania contra los insurgentes y sus mujeres, y se corrompió, perdió el mando ganado por sus victorias sangrientas. Nunca se le exoneró. Horas de gracia goza de un ánimo burlón que muestra las semejanzas entre el ahora y el antepasado y nos invita a los paralelismos.

1. La pirámide social ha cambiado muy poco. Una oligarquía domina el conjunto, la desigualdad es una de las mayores del mundo. El desarrollo era y es imposible sin una reforma social. La Independencia fue un cambio mayor, porque el grupo europeo dominante fue sustituido por una oligarquía criolla, la que a pesar de las vicisitudes se ha mantenido en el poder hasta hoy.

2. En la escena política dos factores lucharon entonces y luchan hoy. Como diría Rabasa: el evolutivo y el tradicionalista. En 1821 éste era el más fuerte y lo es hoy. Los monopolios y los oligopolios le dan una tremenda ventaja, pero su dominio no está garantizado para siempre.

3. Los reaccionarios de hoy y de ayer no parecen ser fieles sino a sus propios intereses. La lealtad de Iturbide, la Iglesia y los ricos criollos hacia el rey se disolvió cuando se dieron cuenta que podían quedarse con el dominio de la nación. Hoy la retórica de la oligarquía en favor de la libertad, la economía de mercado, el espíritu emprendedor, es un disfraz a la voluntad de mantener los privilegios.

4. Gatopardismo. La oligarquía de entonces y la de hoy estarían dispuestas a cualquier cambio con tal de que las cosas siguieran igual. Iturbide quería la independencia como Fox la democracia, con tal que el sistema de dominio no se modificara.

5. Futuro incierto. En las dos épocas después de un momento de euforia hemos entrado en una etapa de descomposición. En 1821, con la Independencia; en 2000, con la alternancia. Pero esta nación parece tener una vitalidad tan extraordinaria, que seguramente en los próximos años volverá a resurgir como lo hizo gracias a los liberales en 1867.