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Juventud y adicciones
Los inhalables, droga invisible

La adicción se inicia en promedio a los 14.5 años

Se encuentra impune la venta ilegal de esas sustancias

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Muchos adictos a los inhalables no reciben atención de ninguna de las autoridades. En la imagen, un menor se droga frente a elementos policiacos que custodian un edificioFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 19 de abril de 2010, p. 2

Sin cárteles que los trafiquen ni gobierno alguno que los incluya en sus discursos o adopte políticas para perseguir su venta y consumo, los inhalables representan mucho más que un problema asociado a la pobreza, la marginación social o el desamparo.

Estas sustancias ocupan uno de los tres primeros lugares entre las llamadas drogas de inicio, apenas después del alcohol y el tabaco. En México, la adicción a los solventes se inicia a una edad promedio de 14.5 años.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Adicciones 2008 y los análisis del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente, al ser una droga de bajo costo y muy fácil acceso, los inhalables representan el primer paso a la drogadicción en el periodo de la adolescencia temprana, cuando se cursan estudios de secundaria.

Además, entre 2003 y 2006 se registró en el país un incremento importante en el consumo de inhalables entre la población ubicada en la segunda fase de la adolescencia, que acude sobre todo a los planteles del bachillerato técnico (Conaleps, Cetis, Cbetis, entre otros), donde han pasado a ser tan utilizados como la mariguana.

Los inhalables representan la droga de inicio por excelencia. De acuerdo con diversos análisis, la interpretación estadística del doctor Jorge Villatoro, responsable de encuestas en el Instituto Nacional de Siquiatría, puntualiza: Alcohol, tabaco, inhalables, mariguana y cocaína sería la secuencia (de adicción) pensando en muestras transversales, no porque un sujeto siga necesariamente ese trayecto (pero) si tomamos a todos los que consumen estas drogas sin importar si han consumido otra, en las curvas estadísticas aparecen juntos alcohol y tabaco, cuyo consumo empieza ahora entre los 13 y los 14 años.

Es muy difícil, añade, que quien desarrolla dependencia se mantenga fijo en una sustancia; de ahí que a los centros de atención a adicciones sean pocos quienes llegan a solicitar el servicio por inhalables (alrededor de 20 por ciento), a diferencia de aquellos casos en los que las drogas de impacto son la mariguana y la cocaína, mientras en la frontera norte acuden más por cristal y por crack.

En el reporte correspondiente a 2008 del Sistema de Vigilancia Epidemiológica de las Adicciones (Sisvea), que es un componente del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Sinave), se indica que el consumo de drogas por los adolescentes “es un problema creciente en el mundo y en México.

“Se estima –menciona el documento– que 50 por ciento de los adolescentes en Estados Unidos ha probado al menos una droga antes de terminar la preparatoria, mientras en la Encuesta de Salud Mental de Adolescentes Mexicanos, uno de cada 20 adolescentes mexicanos (5.2 por ciento) encuestados del área metropolitana de la ciudad de México ha utilizado drogas ilícitas alguna vez en la vida”.

Para integrar sus informes, el Sisvea recoge información en los centros de tratamiento y rehabilitación operados por organizaciones no gubernamentales (Alcohólicos Anónimos, Drogadictos Anónimos, Centros de Integración Juvenil, etcétera), los Consejos Tutelares de Menores, los Servicios Médicos Forenses y los servicios de urgencia de los hospitales de segundo nivel.

Aunque el propio doctor Villatoro resalta que frente al elevado consumo de inhalables las instituciones educativas han trabajado mucho en el tema de la prevención, y cita los ejemplos del sistema Conalep (que lleva un registro puntual vía encuestas bianuales) y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM con un macroproyecto de intervención para disminuir el consumo, no duda: se trata de un problema muy grave). Pone el dedo en la llaga: se requiere una regulación más estricta para quienes venden inhalables, porque tampoco se cumple la normatividad vigente.

De acuerdo con la Ley General de Salud, a la secretaría del ramo y a los gobiernos locales compete evitar y prevenir el consumo de sustancias que produzcan efectos sicotrópicos. Para ello, determinarán y ejercerán medios de control en el expendio de sustancias inhalantes para prevenir su consumo por parte de menores de edad e incapaces.

Además están obligados a crear sistemas de vigilancia en los establecimientos destinados al expendio y uso de dichas sustancias para evitar su empleo indebido.

La legislación impone sanciones de entre 12 mil y 16 mil veces el salario mínimo cuando se violen sus preceptos. Lo cierto es que las sustancias inhalables están casi al alcance de cualquiera, son baratas y nadie persigue su venta ilícita.