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Los de Abajo

Alto a la represión en Ostula

E

n junio de 2009, apenas unos días después de que 2 mil comuneros nahuas de Ostula, en la costa de Michoacán, recuperaran más de mil hectáreas del paraje conocido como La Canaguancera, Francisco de Asís Manuel, presidente del Comisariado de Bienes Comunales, iba y venía organizando las asambleas, recorriendo los puntos de vigilancia, recibiendo a los representantes de pueblos solidarios, organizando la autodefensa conjunta con las comunidades vecinas de Pómaro y El Coire. Menos de un año después, el pasado 21 de abril, Francisco de Asís Manuel fue levantado y secuestrado por grupos paramilitares y aún se encuentra desaparecido.

La situación es sumamente alarmante, pues la Comisión por la Defensa de los Bienes Comunales de Santa María Ostula vincula este secuestro con “delicuentes de La Placita y Aquila, articulado con el grupo de pequeños propietarios encabezado por Refugio Ventura, alias Cuquillo, grupo delictivo y de supuestos pequeños propietarios protegido por funcionarios y por la estructura de seguridad pública del gobierno municipal de Aquila”. La denuncia es clara y tiene nombres y apellidos.

A esta desaparición forzada se suma el asesinato de ocho comuneros en igual número de meses y las también desapariciones de Javier Robles Martínez y Gerardo Vera Orcino, secuestrados el 23 de febrero en el centro de Aquila.

Los comuneros de Ostula explican que Francisco de Asís Manuel fue secuestrado en la encargatura de Palma Sola por un grupo paramilitar fuertemente armado con fusiles de asalto AK-47, razón por la que temen por su vida e integridad. En su papel de Comisariado de Bienes Comunales, Francisco de Asís fue motivado en todo momento por la asamblea de comuneros para encabezar la lucha por la recuperación de las tierras hoy conocidas como Xayakalan, lugar en el que se fundó un nuevo poblado y se estructuró la autodefensa indígena sobre la base de la policía comunitaria y su guardia comunal.

La lucha por estas tierras inició hace más de 40 años, cuando un grupo del vecino poblado de La Placita invadió estas tierras comunales, no sólo para la siembra de papayas, mangos y tamarindos, sino para venderla al mejor postor.

Hoy, la comunidad nahua de Ostula exige la presentación con vida de Francisco de Asís Manuel, de Javier Martínez Robles y de Gerardo Vera, el esclarecimiento de los ocho asesinatos hasta hoy impunes, el respeto a las posesión de sus tierras, la desarticulación de los grupos de narcotraficantes que actúan en la región y castigo a los funcionarios de gobierno que los protegen. No más represión.