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La revolución comienza ahora: dirigente sindical, compañera de lucha de César Chávez

Shakira une su voz a las de activistas y el alcalde de Phoenix contra la ley Arizona
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Protesta en Phoenix, frente al Capitolio, por la ley antimigrante. En el letrero se pregunta si la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, es hija de Hitler, y se le acusa de clasificar a las personas según donde hayan nacido. La historia se repite. Si no eres rubio y de ojos azules, ¡ten cuidado!Foto Ap
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Periódico La Jornada
Viernes 30 de abril de 2010, p. 13

Phoenix, 29 de abril. Menudita, a sus casi 80 años, con blusa bordada y colorida, la dirigente del sindicato de jornaleros Dolores Huerta grita en inglés y en español: ¡La revolución comienza ahora mismo! ¡Sí se puede, sí se puede!, le responden decenas de manifestantes abajo del camión de la estación de radio La Campesina, fundada por César Chávez.

La revolución, al menos hoy, se mueve al ritmo de la belly dance. No soy experta en la Constitución, pero sé que existe por una razón, afirma Shakira, la reina del pop latino, que viene a Arizona a protestar contra la ley SB 1070, para reunirse con el alcalde de Phoenix, Phil Gordon, con los concejales y los jefes de la policía (no con Joe Arpaio, claro).

Shakira se apodera de cámaras y micrófonos: la Constitución existe para proteger los derechos de las personas que viven en una nación, con o sin documentos. Aquí estamos hablando de seres humanos.

En un camión-taquería llamada La Tortuga Sinaloense suena la radio, que informa de las palabras de la cantante que, al prestar su fama contra la ley Arizona, se convierte aquí en el notición del día: la siguen las televisoras, las estaciones de radio, los twitteros y hasta un helicóptero de la policía que sobrevuela el barrio donde está el centro comunitario en que Shakira se reúne con las potenciales víctimas de la SB 1070.

Ahí, juntito a la birriería Obregón y Tacos Sahuayo, es donde los jóvenes de origen mexicano toman clases de computación y reciben ayuda en sus tareas escolares, bajo el patrocionio de Chicanos por La Causa.

Shakira responde al aullido colectivo y se acerca a saludar de mano a quienes la esperan detrás de la reja. Carlos, un treintañero de Guasave, Sinaloa, resume el ánimo popular: Me gusta que venga a apoyarnos y me gusta ella, pero su música no.

Y es que, bueno, basta sumergirse unos días en las estaciones de radio en español de Arizona para saber que aquí quienes la rifan son Los Tigres del Norte y Vicente Fernández.

Nada le hace. Lo importante es lo que Shakira vino a decir: estoy en contra de esta ley porque es una violación de los derechos humanos y civiles. Va en contra de toda dignidad humana, contra los principios de la mayoría de los estadunidenses que conozco.

Cuando ni Arpaio puede

Dolores Cruz, natural de Quilá, también en Sinaloa, tampoco es fan de la colombiana. Pero una famosa es una famosa, así que Dolores se trepa al techo de una camioneta para mirar cuando ella llega, acompañada del alcalde y un montón de escoltas. La policía ha cerrado la calle hace unos minutos.

A cosas así se debe de referir Antonio González, texano avecindado en Los Ángeles, además de líder de los latinos en este país, cuando dice: La ley de Arizona es un regalo.

No para todos, de momento. Apenas se baja de la camioneta, Dolores cuenta que lo suyo es catarsis: “Ayer agarraron a mi marido, cuando salía de trabajar en Chandler, con otros compañeros. Nomás me avisó que lo tenía el ICE (las siglas en inglés del servicio de inmigración), pero no sé más.

Ahorita estamos aquí porque estamos en bola, pero la verdad ya ni salimos, por miedo. Yo le pido a mi vecina que me compre la comida y no, no sé que voy a hacer. Se calla un momento. ¡Pero qué bueno que Shakira vino a apoyarnos!

A su lado, su hermana Margarita, con su niño en brazos, sí sabe qué hará: ella y su marido van de regreso a México muy pronto. ¿Por la nueva ley? ¿Por miedo al sheriff Arpaio, que anuncia nuevas redadas a cada rato? No, porque su esposo no consigue trabajo desde hace ocho meses. Lo que Arpaio no puede lo consigue la recesión, vaya.

Es el primer testimonio que se escucha en estos días de alguien que piensa retornar a México. La mayoría piensa jalar a Oklahoma, Utah o Nevada. Porque aquí vivimos traumados, se duele Dolores.

El camino legal

Un regalo. Pues sí. ¿Por qué otra razón habría venido Shakira a Phoenix? ¿O por qué otra razón estaría aquí Dolores Huerta, fundadora con César Chávez de la unión que ganó el boicot de la uva? ¿O de qué otra forma volvería a su estado natal Richard Chávez, hermano de César?

Otra nacida aquí, en la cercana Tucson, viene a decir que la ley de marras amenaza el corazón de este gran estado. Se trata de la cantante Linda Ronstadt, quien con su presencia apoya a tres organizaciones nacionales que vienen a anunciar que presentarán una demanda contra el gobierno de Arizona.

La Asociación Nacional para la Defensa de los Derechos Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), el Fondo Mexicano Estadunidense para la Defensa Legal y la Educación (MALDEF) y el Centro Nacional Legal de Inmigración unen esfuerzos, como lo hicieron hace unos años contra la Proposición 187, con la que hace tres lustros se pretendió quitar servicios sociales y educativos a los indocumentados de California.

A pesar de haber vencido en las urnas, la 187 fue suspendida por un juez federal y más tarde los tribunales revocaron muchas de sus disposiciones por considerarlas anticonstitucionales.

Poco antes, la Coalición Nacional Latina de Ministros y Líderes Cristianos presenta una demanda en la corte de distrito, en el centro de Phoenix, con argumentos similares: la ley es inconstitucional porque invade atribuciones exclusivas del gobierno federal y abre la puerta a la discriminación racial.

De acuerdo con sus representantes, la coalición agrupa a los ministros de unos 20 mil templos en 34 estados. Según el pastor Miguel Rivera, 37 por ciento de sus feligreses son indocumentados: ¿La policía va a entrar a nuestros templos a arrestarlos a ellos y a los pastores?

La comunidad de Arizona puede estar segura de que se presentará un recurso de impugnación vigoroso y sofisticado, antes de la aplicación de la ley, para tratar de evitar que esta ley inconstitucional y discriminatoria entre en vigor, dice Thomas A. Sáenz, presidente de MALDEF.

La guerra, los Cachorros y los Cascabeles

Perdimos la batalla pero no la guerra, asevera Alessandra Soler Meetze, directora ejecutiva de la ACLU en Arizona, segura de que la SB 1070 camina hacia la creación de uno, dos, tres, muchos sheriffs como Joe Arpaio.

Ni Sáenz ni Soler detallan su estrategia legal, quizá porque se apañan a la idea de que, antes que emprendan ese sinuoso camino, el gobierno de Barack Obama, por conducto del Departamento de Justicia federal, bloqueará la legislación, como deslizan hoy anónimos funcionarios a The Washington Post.

Quizás en la misma línea el gobierno de México, por conducto de la embajada en este país, anuncia que apoyará decididamente los esfuerzos legales para frenar la ley.

Pero más que la visita de Shakira o los anuncios de estrategias jurídicas desde Washington, los activistas locales se emocionan con una acción de sus pares en Chicago: la protesta en el juego de beisbol entre los Cachorros y los Cascabeles. Decenas de personas se manifiestan a las afueras del estadio Wrigley Field y una avioneta despliega el siguiente mensaje: Arizona es una vergüenza. No a la SB 1070. Reforma-No Racismo.

El activista Salvador Reza se emociona: No vamos a soltar a los Cascabeles, y vamos también contra la Wells Fargo, que es una de las principales inversionistas de las cárceles donde meten a nuestra gente.