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Científicos de la UNAM instalaron detector de muones en la edificación de Teotihuacán

Empiezan a hacer radiografía de la Pirámide del Sol con equipo de física

Hallar cámaras o tumbas es uno de los objetivos, explica Arturo Menchaca

Es la única técnica no destructiva que se tiene para conocer el interior; sólo se ha explorado una millonésima parte del volumen

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Festival de globos aerostáticos, que se efectuó en la zona arqueológica durante el equinoccio de primavera el pasado 21 de marzoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Jueves 6 de mayo de 2010, p. 2

Entre los misterios que rodean a Teotihuacán, la mayor ciudad de la América precolombina, se halla el enigma de los motivos que promovieron la creación de la Pirámide del Sol. Construida hace aproximadamente dos mil años, por una civilización hasta el momento desconocida, existen varias teorías acerca de su origen, entre las cuales predomina una finalidad mortuoria. Sin embargo, después de más de 250 años de exploración, el secreto de esa edificación continúa representando un reto para los arqueólogos del mundo.

Desde hace una década un grupo científicos del Instituto de Física (IF) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), encabezado por el investigador Arturo Menchaca Rocha, aplica la física para encontrar una respuesta a un problema arqueológico: instaló un detector de muones debajo de la Pirámide del Sol con el objetivo de hallar posibles cámaras, tumbas o huecos en su interior que ayuden a explicar la incógnita que se oculta en esa construcción prehispánica.

En entrevista, el especialista aseguró que con el detector se podrá lograr una radiografía de la pirámide, con lo cual, en aproximadamente un año se empezará a obtener resultados sobre la posible existencia de cámaras en la pirámide. Probar qué hay dentro es importante, pero también lo es probar la no existencia de cámaras precisó.

Explicó que en la década de los años 70 del siglo pasado, cuando realizaba un posdoctorado en la Universidad de Berkeley, California, tuvo contacto con el premio Nobel de física estadunidense Luis Álvarez, quien había puesto un detector de rayos cósmicos (muones) en el túnel natural que se encuentra bajo la pirámide de Kefrén, Egipto, para comprobar la existencia de cámaras. Le dije que México estaba lleno de pirámides, pero me respondió que ninguna tenía un túnel para instalar debajo un detector.

Sin que el científico mexicano supiera, en esas fechas en Teotihuacán se había encontrado un túnel natural, de ocho metros de largo, debajo de la Pirámide del Sol. El hallazgo no llegó a su conocimiento hasta 2000, y a partir de ese momento el IF comenzó a trabajar el proyecto y a construir un detector de rayos cósmicos. En 2007 acabamos de construir el detector y empezó a funcionar bien en el laboratorio, pero al instalarlo bajo la pirámide, con otras condiciones de humedad y temperatura, comenzó a fallar.

No fue hasta octubre de 2009 cuando el detector se volvió a instalar, pero empezamos a tomar datos y ocurrió que el gobierno mexicano extinguió Luz y Fuerza del Centro y la corriente eléctrica se nos iba a cada rato. Así que instalamos una planta de luz, pero también falló; ahora tratamos de resolver este nuevo problema para comenzar a tomar mediciones.

Explicó que el equipo instalado detecta muones. El muón es una partícula elemental masiva que pertenece a la segunda generación de leptones y es muy penetrante.

“La cantidad de muones que detecta el aparato está relacionada con la profundidad en la que se está midiendo. Es decir, si hay un hueco, se miden más muones, y si no hay hueco son menos muones. Es algo similar a una radiografía, sólo que con los rayos X las zonas blancas son los huesos y para nosotros los huecos son las partes negras.

En un año podremos saber si hay un hueco igual o mayor a 75 centímetros en la dirección radial. Nuestro equipo no es perfecto, no es una fotografía del interior, pero es la única técnica no destructiva que tenemos para conocer el interior de la pirámide.Hasta ahora sólo se ha explorado la millonésima parte de esa construcción, por lo que las posibilidades existen; sin embargo, aunque encontremos un hueco, puede que no tenga relevancia arqueológica, sino geológica.

Una vez concluya el estudio, los resultados serán entregados al Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, para que, con base en las aportaciones de la física, continúe sus investigaciones.