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Diagnóstico de educación artística

Reinsertar la música en la familia, ideal de la institución universitaria: Francisco Viesca

El artista como factor de cambio social, premisa de la ENM

Se tiene que rescatar su dimensión en la vida, donde la emotividad tenga lugar, dijo el director en entrevista

La SEP debe reconsiderar el valor de la sensibilidad en la formación, puntualizó

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El director de la escuela pertenenciente a la UNAM acepta que una de sus tareas pendientes es contar con un programa para detectar talentos musicales, ya que la tendencia en el área de iniciación musical es que los niños asisten porque los mandan sus padresFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de mayo de 2010, p. 8

La Escuela Nacional de Música (ENM), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es la institución de enseñanza pública y gratuita con la mayor matrícula de estudiantes de esa disciplina artística en el país.

Poco más de 2 mil niños y jóvenes se ubican en los cuatro niveles que se imparten cada ciclo escolar, los cuales son: iniciación musical (para estudiantes de primaria y secundaria), un propedéutico largo (los tres años de bachillerato), las diferentes licenciaturas (cuatro años) y el posgrado (maestrías y doctorados, de dos años cada uno).

No obstante, la deserción es aún alta, reconoce el director de la escuela, Francisco Viesca, quien a casi dos años de asumir las riendas de la institución ha renovado los planes de estudio en licenciatura, entre otros proyectos que buscan convertir la música en auténtico motor de convivencia social.

Creada en 1929, la escuela universitaria tiene claro su objetivo, detalla Viesca en entrevista con La Jornada: la educación social, esto es, reinsertar la música en la familia.

“En la medida de lo posible, queremos atender a toda la comunidad, aunque su interés por la música no sea estrictamente convertirse en profesionales. Queremos que aprendan a cantar, a integrarse en un ensamble, a vivir la sensación de pertenencia que genera la convivencia musical.

Por eso, nuestro principal perfil es estar abiertos a quienes lo soliciten. La UNAM es para todos, y si bien nos preocupa la educación social, también queremos detectar talentos, pero sin abandonar al resto de la comunidad.

El director acepta que entre los niños que estudian en el Ciclo de Iniciación Musical (CIM) de la ENM la tendencia es que están ahí porque los mandan los padres, no tanto por la vocación de los muchachitos de primaria y secundaria. Por eso, una de nuestras tareas pendientes es contar con un programa para detectar talentos y vocación musical, el cual no tenemos.

Cuando confluyen la tenacidad de la familia y una verdadera pasión por la música, florecen en el seno universitario músicos de alto nivel, afirma Viesca, quien, no obstante, insiste en que a la institución a su cargo le hace falta una línea específica para cuidar a los jóvenes brillantes y llevarlos de la mano para que de ahí pasen al propedéutico o, inclusive, ahorrárselo y llegar a la carrera.

Por lo pronto se planea implementar el mecanismo para que los estudiantes que ya cuenten con conocimientos de solfeo, por ejemplo, no tengan que cursar otra vez esa materia en el propedéutico. Son ajustes que redundarán en una mejor y más eficaz enseñanza.

Además de composición y etnomusicología, en la ENM se ofrecen licenciaturas en 20 instrumentos orquestales y algunos históricos, como clavecín y órgano.

Tratamos de conformar una escuela práctica, funcional, con vigencia y visión, enfocada no sólo en la música del pasado, sino en la del presente. Aquí no hacemos música para abuelitos, si bien el perfil sí es hacia la música de concierto; pero hay algo que nos distingue, por ejemplo, frente a la oferta del Conservatorio Nacional de Música: la formación en los campo intelectual y teórico.

Viesca señala que hubo una suerte de divorcio de casi un siglo entre aquella institución y la ESM de la UNAM, el cual “apenas estamos revirtiendo. El conservatorio tendía más hacia la parte práctica. Decían: ‘para qué queremos tener gente letrada si lo que necesitamos son músicos que toquen en la orquesta, y bien; que conozcan lo básico de la teoría, pero no les quites el tiempo estudiando rollos, como filosofía de la música’.

“En la Nacional de Música no pensamos así. Desde su fundación hemos defendido que la teoría es parte fundamental de la formación de un músico profesional, quien debe tener amplia cultura, profundo conocimiento de su comunidad social, porque entendemos que un artista tiene que ser factor, por una parte, de permanencia de los valores auténticos de la comunidad, pero también factor de cambio.

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Sólo 3.5 por ciento de la matrícula concluye sus estudios, aunque según Viesca se percibe un aumento paulatinoFoto José Antonio López

Ése es el perfil de nuestros egresados: músicos con amplia cultura, con alto compromiso social y de eficiencia. Tal es nuestro ideal, y la tarea no es fácil. Estamos en eso, en enseñar la música de concierto en su dimensión artística, cultural y social.

No obstante la alta matrícula de la Escuela Superior de Música de la UNAM, sólo alrededor de 3.5 por ciento concluye sus estudios universitarios. Pero esta cifra ha registrado un incremento paulatino, pero consistente, asegura Viesca: antes no se titulaban, les daba lo mismo; hasta había el prejuicio en la propia comunidad de que quien terminaba la carrera era porque no tenía chamba. Así pensaban. Ahora la cosa es muy diferente.

El director del recinto, ubicado en Coyoacán, dice que percibe gran interés de la sociedad por conocer y acercarse a las actividades musicales, “para rescatar su dimensión en la vida social, donde la emotividad tenga lugar. Pero las autoridades valoran poco este aspecto. En la escuela tenemos alrededor de 2 mil solicitudes al año para ingresar, y admitimos sólo 70 para el propedéutico.

Ahora la escuela trabaja a su máxima capacidad, y ya se notan indicios de baja deserción, porque estamos mejor organizados, con una oferta más certera. Necesitamos músicos, artistas que hagan camino.

En cuanto al mercado laboral de los músicos profesionales, Francisco Viesca considera que es restringido en el área institucional, pero abierto en cuanto a proyectos de autogestión, “pero no tenemos la cultura de ser propositivos, emprendedores y responsables con el trabajo de uno mismo. Los músicos vivimos en el mito de que primero debemos ser concertistas internacionales, lo cual es un error, pues la necesidad está aquí.

“En México tenemos una idea falsa de lo que es la cultura: la confundimos con espectáculo, y no es lo mismo. No se trata de meter 200 mil personas al Foro Sol. Ahí los chavos no van a vivir la cultura, sino a ser manejados por una fuerza social que los hace consumidores de cosas cuyo propósito es evadir la realidad. Eso es muy grave, por eso hay que repensar la función de la educación.

Es preocupante que estén quitando las materias artísticas de la educación básica. Cualquier persona sensata y con compromiso político real no puede pensar que si no sensibiliza a su comunidad la va a llevar a algo bueno.

Los políticos entretienen a la sociedad sin preocuparse por su calidad de vida, con actividades sin sentido, añade. Por eso, cada día tenemos una comunidad más enajenada, menos objetiva, más visceral, explosiva y fuera de control. Estamos bajando de nivel en nuestros valores personales y comunitarios.

La enseñanza musical en las escuelas públicas de educación básica no sólo es insuficiente, sino que la están cancelando; por eso, argumenta Viesca, la propuesta de la ENM no aspira a ser sólo una joyita en la universidad para presumirla, sino que realmente impacte a la comunidad.

La tarea de los egresados es no esperar a que el gobierno o las dependencias oficiales nos den trabajo. No esperar a que el flautista de la filarmónica se muera para obtener la plaza. Hay que ser autogestivos, propositivos, creativos, comprometidos.

–¿Cuándo va a llegar realmente la música a todas las escuelas públicas?

–Eso quisiera saber. ¿Cuándo nos van a dar chamba ahí? Y con programas que no sean sólo el ponchis ponchis del radio. Debe hacerse una reflexión muy fuerte. La Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene que parar el carro a las reformas tecnocráticas y redimensionar que la formación de un ser humano no sólo es tecnología y habilidad, sino que su sensibilidad y su manera de entender el mundo a través de ella son también importantes.

Además, la iniciativa privada tiene que generar programas culturales, no entretenimiento que enajene. La cultura desarrolla, ésa es la diferencia radical. La música no es entretenimiento, es otra cosa, es vida, concluye.