Sociedad y Justicia
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Académicos: el traslado a las 3 sedes de la universidad generan más gastos y desconcierto

Poderosos grupos impiden edificar la UAM-Cuajimalpa

La unidad, atrapada en procesos burocráticos, dice el rector

La paciencia se agota: directivo

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Arturo Rojo Domínguez, rector de la UAM-Cuajimalpa, en entrevista con este diarioFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 10 de mayo de 2010, p. 39

Hace cinco años se creó la unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Apenas cuenta con 857 alumnos, aunque la propuesta inicial era atender alrededor de 8 mil. La edificación de su sede definitiva en una de las áreas de mayor plusvalía en Santa Fe no se ha concretado. Académicos fundadores aseguraron que la resistencia de poderosos grupos de interés que no desean la instalación de una universidad pública en la zona impiden la construcción del campus.

Aprobada por unanimidad el 26 de abril de 2005 por el Colegio Académico de la UAM, su cuarta unidad cuenta con dos terrenos: El Escorpión, con una extensión de tres hectáreas ubicado en el corredor financiero de Santa Fe, donado por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) en noviembre de 2004, y El Encinal, de 12.5 hectáreas, adquirido en marzo de 2005 por 187 millones de pesos en un área boscosa de La Venta, en Cuajimalpa. Ambos en zonas consideradas de elevado valor comercial.

Sin embargo, los dos predios enfrentaban irregularidades. El primero estuvo en litigio durante tres años con un particular que reclamaba su propiedad. Ahora la institución cuenta ya con la posesión de la tierra, pero no con el permiso definitivo de uso de suelo ni el estudio de impacto ambiental. El segundo carece de autorización para la construcción de un campus universitario, pues se ubica en un área de preservación ecológica.

Esta situación obligó a docentes y alumnos a iniciar las labores académicas en unas instalaciones prestadas de la Universidad Iberoamericana, en septiembre de 2005. Un año más tarde se trasladaron a la antigua sede del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), en avenida Constituyentes. Hoy ocupan algunas de sus oficinas en comodato para la administración central de la UAM-Cuajimalpa. También se instalaron aulas, una de las bibliotecas y la cafetería.

Para julio de 2007 el crecimiento de su matrícula demandó una nueva ampliación de sus instalaciones. Fue en ese periodo que se rentó el edificio de la calle Artificios 40. Hasta la fecha sede de laboratorios, centros de cómputo y cubículos para los docentes.

Además, se cuenta con los espacios cedidos en el centro de extensión educativa y cultural de la UAM Casa del Tiempo. Ubicada en la delegación Miguel Hidalgo es un espacio de formación continua. Único inmueble de la universidad que actualmente utiliza la unidad para su operación.

Arturo Rojo Domínguez, rector de la UAM-Cuajimalpa, señaló que contar con tres sedes temporales en dos delegaciones del Distrito Federal implica gastos mayores de operación y mantenimiento. Hay que garantizar transporte, vigilancia, bibliotecas, servicios médicos y escolares, laboratorios de cómputo e idiomas en cada una de ellas. Esto duplica una serie de servicios, lo que se traduce en mayor inversión.

Citó como ejemplo que de los 58 millones de pesos asignados como presupuesto para este año, más de 4 millones se destinarán al pago del arrendamiento del inmueble de Artificios.

Reconoció que la unidad sigue atrapada en procesos burocráticos, como la regularización de los convenios de donación y uso de suelo, inscripción en el Registro Público Federal de la propiedad, exención de derechos y estudios de impacto ambiental.

No tener una sede definitiva nos obliga a gastos adicionales y a situaciones incómodas como el problema de los espacios. Podríamos tener una matrícula cuatro o cinco veces mayor a la actual, pero ahora no contamos con las condiciones para albergarla.

Tan sólo el año pasado, de los mil 362 aspirantes para ingresar a una de sus 10 licenciaturas, sólo pudieron ser aceptados 315 jóvenes, debido a la carencia de espacios en aulas y laboratorios.

Mario Casanueva, director de la División de Ciencias Sociales y Humanidades en Cuajimalpa, apuntó que al no contar con un campus propio “existen ciertas tensiones entre cuerpos directivos y profesores. Hay indicios de agotamiento. Además, hay conflictos de interés con grupos económicos poderosos que no quieren la instalación de una universidad pública en la zona. Nos ven como los nacos de Santa Fe”.

Sin una solución a corto plazo, exhortó a los tres niveles de gobierno a ser conscientes del enorme esfuerzo, casi titánico, que realizamos para garantizar una oferta educativa al poniente del Distrito Federal. Justo donde no existe ninguna otra opción pública para los jóvenes de escasos recursos.

Subrayó la falta de coordinación y sensibilidad de las autoridades federales y capitalinas para reconocer el valor del proyecto. Tarde o temprano, agregó, deberá solucionarse la carencia de un campus universitario. La paciencia también se agota. Si necesitamos salir a las calles para demandar la construcción de nuestras instalaciones, lo haremos. Hemos sido prudentes y tolerantes, pero es una situación que no se puede prolongar mucho tiempo más.

Con un proyecto académico innovador, sería lamentable que la UAM-Cuajimalpa pueda ser considerada sólo como un archipiélago, afirmó Sergio Revah, director de la División de Ciencias Naturales e Ingeniería.

Fundador del Departamento de Procesos y Tecnologías, reconoció que en la comunidad estudiantil existe cierto desencanto por no tener una vida universitaria plena. Ha sido difícil ir de una sede a otra, con poca vida cultural o recreativa. No es sencillo para un alumno recorrer largas distancias sólo por tener acceso a una buena novela o acudir al centro de idiomas.

Admitió que sin instalaciones propias sería irresponsable incrementar la oferta educativa. Como académicos mantenemos el ánimo, pero al mismo tiempo vemos con preocupación la necesidad de definir un campus permanente lo antes posible.

La cuarta unidad de la UAM ha sido para muchos académicos fundadores un proyecto agridulce. Eduardo Ibarra Colado, experto en educación superior e impulsor del Departamento de Estudios Institucionales, reconoció que hay mucho potencial, pero poco apoyo de las autoridades gubernamentales.

La falta de una visión política para apoyar la educación pública, agregó, nos impide seguir creciendo. Aseguró que sería una verdadera torpeza no construir el cuarto campus académico. De no concretarse por la indecisión de las autoridades del GDF y de la administración federal se truncará un proyecto educativo estratégico no sólo de la UAM, sino del país.