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El investigador del Politécnico participó en el congreso de los miembros del SNI

El desarrollo científico nacional se está prostituyendo: Genaro Aguilar

Se ha traducido en vicios el objetivo obsesivo de incrementar los logros de la ciencia y la tecnología sin aumentar al mismo tiempo los recursos invertidos en esos rubros, señala

 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de mayo de 2010, p. 2

El desarrollo científico nacional se está prostituyendo, aseguró Genaro Aguilar Gutiérrez, investigador de la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

El objetivo obsesivo de incrementar los números de los logros de la ciencia y la tecnología en México sin aumentar al mismo tiempo los recursos invertidos en esos rubros se ha traducido en lamentables vicios dentro de la comunidad científica nacional. Esas prácticas, cada vez más recurrentes en la comunidad científica y en las autoridades evaluadoras, se conjugan con el tráfico de influencias, por el que un investigador puede pasar a ser nivel 3 sin habar estado antes en el 2.

Hoy día no es poco común encontrar a un grupo de cuatro colegas que se reúnen, toman un café, acuerdan que cada uno de ellos elabore un artículo por separado, pero que todos aparezcan como autores. Un año después cada uno resulta ser autor de cuatro artículos publicados en una revista científica, porque los cuatro sólo anotaron a sus colegas, aun sin que el resto haya desarrollado un ápice de dichas investigaciones. Esto se llama, lo aceptemos o no, simulación, dijo el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Participante en el recién realizado Congreso de miembros del SNI, el investigador del IPN asumió una actitud crítica hacia el sistema de evaluación y contra los vicios incubados en los años recientes.

Citó que otra de las prácticas es la urgente necesidad de que se titulen alumnos de posgrado, sin importar si están bien preparados o no, con tal de ganar o mantener las recompensas y promociones que se otorgan en el sistema.

Cada vez es más común que los directores de tesis escriban las disertaciones de sus alumnos con tal de que se gradúen. La evaluación ha sido permeada por criterios que dicta la autoridad, no por los emanados estrictamente de la comunidad científica. Pero lo grave es que algunas prácticas que distorsionan la actividad de investigación ya han sido aceptadas como algo más o menos natural, señaló.

Tanto en su ponencia como en entrevista, el investigador del IPN da una larga lista de distorsiones provocadas por un proceso evaluatorio que premia la cantidad y no necesariamente la calidad. Al respecto, cita la práctica, recurrente ya en muchas universidades e instituciones de educación superior, de que algunos profesores acaparan a los alumnos de maestría y posgrado para graduarlos.

Hay un caso, comentó, en el que hasta 90 por ciento de los alumnos titulados de un posgrado en los pasados cinco años han sido asesorados por el mismo director de tesis. Esta práctica tiene origen en el sistema de evaluación del SIN, que premia la alta generación, dicen, de recursos humanos especializados.

Pero además, aseveró, existe tráfico de influencias, del que incluso citó dos casos, sin mencionar los nombres de los implicados. El primero es un investigador que entró al sistema y permaneció en nivel 1 por lo menos 15 años sin poseer el grado de doctor en ciencias. Cuando se volvó diputado federal pasó, mágicamente, a nivel 3 dentro del SNI, incluso sin pasar por el nivel 2.

El segundo, añadió, es un investigador que, al ser designado director de un Centro de Estudios en la Cámara de Diputados, se convirtió en miembro del SNI; así, sin pasar por el nivel de candidato. Eso es tráfico de influencias, lo quieran o no aceptar las autoridades, concluyó el investigador del IPN.