Opinión
Ver día anteriorJueves 13 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

La naturaleza, prueba de ácido para la CFE

Tras el golpe al SME no ha podido con el paquete

E

l más grande mentís, la prueba irrefutable de la incapacidad, de la incompetencia de la Comisión Federal de Electricidad para dar un servicio de acuerdo con las necesidades de la capital del país llegó del cielo. La lluvia, el aire, la naturaleza mostraon las deficiencias de una compañía que, simplemente, no puede.

Las pruebas las sintió la población de casi un centenar de colonias del DF, pero casi toda la ciudad fue oscurecida. Padeció, además, caos vehicular producto de la falta de energía eléctrica en los semáforos. Los comercios, en muchas colonias, cerraron, porque la luz no llegaba, y las pérdidas, aún no cuantificadas, las deberán pagar los dueños de los pequeños comercios. Los jóvenes y las empresas con aparatos de computación vieron suspendidos los servicios de Internet, y la inseguridad, desde luego, creció.

A poco más de seis meses del capricho, de la muestra de intolerancia, los problemas aumentan y no existen en el horizonte respuestas para los trabajadores despedidos y para la población cada vez más desesperada. Y es que aun sin lluvia y sin vientos los apagones son constantes, y a veces interminables.

Un dato interesante, que habla también del sello distintivo del gobierno de los azules, es que ante la impotencia de la población frente a los estropicios que realiza la CFE, y los oídos sordos del poder, en algunas tiendas de autoservicio y otras que venden artículos electrónicos, principalmente, ya están a la venta, y por cierto no muy caras, las plantas de luz de emergencia que cada vez tienen mayor demanda.

Y en medio de todo este caos, la gente del SME se halla en huelga de hambre, por ningún lado se observa algún viso de solución justa para los sindicalistas y, desde luego, para la población que, pese a todo, ahora añora a la gente de Luz y Fuerza.

De cualquier forma, ya hay quienes, dentro y fuera del sindicato, buscan formas de tratar de salvar este muy grave problema. Una solución urgente, repetimos, que borre las injusticias que ha impuesto el gobierno federal en cumplimiento de sus caprichos y sus venganzas.

Después de la explosión en el bajo suelo del Centro Histórico, ahora se trata de culpar a los sindicalistas de sabotaje, y eso parece una nueva escalada. Más rabiosa aún que las anteriores contra los electricistas, y si ésa no les resulta, seguramente dentro de algún tiempo Lozano dirá que el SME es un brazo del terrorismo internacional. Así se las gasta.

Sería mejor que recordaran que el 24 de abril pasado el subdirector de Prevención de la Secretaría de Protección Civil del DF explicó que la CFE desconocía el proceso de cambio de conexión de 48 grandes consumidores de energía en el Centro Histórico. Red que sería subterránea y que no se concluyó por la medida en contra del SME. Entonces se señaló que el cambio de red serviría para evitar los cortocircuitos, como el que ocurrió el martes pasado.

Frente a todo ello, el gobierno de la ciudad prometió, por boca de su secretario del Trabajo, Benito Mirón, el apoyo de la administración citadina, y tal vez sea por ahí, mediante alguna genialidad del gobierno, que se pueda concluir felizmente el conflicto.

Por lo pronto nadie está seguro en esta ciudad ni en ninguna otra de las que atendía Luz y Fuerza, de que mañana pueda contar todo el día y con suficiencia del servicio. Curiosamente los daños a la economía que ha traído la medida, nadie los quiere contabilizar. Ni los que protestan contra los caos viales que producen las marchas de los inconformes, ni los que se dedican a señalar las desgracias de la economía, ni nadie. ¿Por qué será? Y lo peor, ahí vienen las lluvias.

De pasadita

¿Por qué se ha tratado de crear una crisis en torno al cambio de las tarjetas de circulación? ¿De verdad nadie se acuerda de que esta medida fue tomada en aquella reunión en Palacio Nacional, a raíz del crimen en contra del niño Fernando Martí? ¿Acaso no se trataba de cumplir con aquellos acuerdos? ¿Nadie sabe que en otras entidades el cumplimiento de ese ordenamiento es más caro para la gente porque se trata de remplacamiento? ¿A qué huele esta crisis?