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Legislación antinmigrante

Ahora, “unos americanos me miran mal y otros con lástima”: Lisa Pacheco

Nació en Phoenix hace 35 años, pero sus hijos no podrán estudiar ni historia chicana
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Periódico La Jornada
Jueves 13 de mayo de 2010, p. 3

Phoenix, Arizona, 12 de mayo. Lisa Pacheco nació hace 35 años en esta ciudad, donde maneja un autobús del servicio público y llama los americanos a esas personas blancas que se encuentra en los supermercados: “Desde que pasó la ley, ellos (los americanos, se entiende) me miran mal, unos con miedo y otros con lástima”.

Hija de zacatecana y chihua- huense, orgullosa de su herencia y del español que habla con acento del norte de México, Lisa no podría ser maestra de inglés en Arizona, dada la reciente regla que excluye de las aulas a las personas con fallas en la pronunciación. Y quizá tampoco pueda ver a sus dos hijos estudiar la historia de otros como ellos ni leer autores latinoamericanos.

Todo, debido a una ley firmada el martes pasado –apenas 20 días después de la polémica SB 1070– por la gobernadora Jan Brewer, la cual prohíbe –por la vía expedita de no dar dinero– los mexican-american studies, y que va dirigida particularmente contra el distrito unificado de Tucson (TUSD), donde un exitoso programa ha conseguido que los estudiantes que toman cursos de historia chicana y literatura hispanoamericana tengan mayor rendimiento que sus pares.

La nueva ley prohíbe cursos que promuevan el resentimiento hacia el gobierno de Estados Unidos, el racismo y el odio contra los blancos. Es una vieja obsesión del jefe del Departamento de Educación de Arizona, Tom Horne, quien aspira a convertirse en fiscal general del estado.

Con dos diplomas de Harvard, Horne quiere parecer progresista. En una entrevista que concedió al conservador The Washington Times, se ocupó de que el reportero incluyera en la nota que él participó en la famosa marcha sobre Washington, en 1963, coronada con el célebre discurso de Martin Luther King (I have a dream). Me opongo a que se esté dividiendo a los niños según la raza y enseñándoles sólo sobre su propia cultura, suele decir Horne.

Pueden ir a la escuela, pero tienen que asimilarse

Al funcionario le molesta sobre todo uno de los libros usados en los cursos: América ocupada: una historia de los chicanos, de Rodolfo Rudy Acuña, profesor del programa de estudios chicanos en la Universidad Estatal de California Northridge. Y le debe preocupar también que se lea a Paulo Freire o que los alumnos aprendan los calendarios azteca y maya. Por eso diseñó una ley que obliga a las escuelas a ofrecer valores como individuos y no enseñarles resentimiento y odio a otras razas o personas.

En su discurso supuestamente antirracista, Horne esconde una preocupación que fraseó el ya desaparecido Samuel Huntington, profesor de la universidad en la cual se formó el funcionario de Arizona. Huntington publicó en 2004 lo que parece ser la biblia de los republicanos de Arizona (Quiénes somos, los desafíos de la identidad nacional americana), donde decía maravillas como ésta: “La llegada constante de inmigrantes hispanos amenaza con dividir Estados Unidos en dos pueblos, dos culturas y dos lenguas. A diferencia de grupos anteriores de inmigrantes, los mexicanos y otros hispanos no se han integrado en la cultura estadunidense dominante, sino que han formado sus propios enclaves políticos y lingüísticos –desde Los Ángeles hasta Miami– y rechazan los valores angloprotestantes que construyeron el sueño americano. Estados Unidos corre un riesgo si ignora este desafío”.

Dicho de otro modo: Pueden ir a la escuela, pero tienen que asimilarse, como lo plantea Roberto Rodríguez, profesor de la Universidad de Arizona, quien lleva 50 años en Estados Unidos y es ciudadano desde hace 40.

Desde hace tiempo, Rodríguez habla de un apartheid, y los últimos hechos parecen acercarse a lo que muchos creen una exageración: Con las deportaciones vinieron por nuestros cuerpos, ahora vienen por nuestras almas, dice Rodríguez a La Jornada.

Que sueñen en inglés

Desde el año pasado, Horne logró que un comité administrativo aprobara recortar 10 por ciento del presupuesto –cada mes– a las escuelas que mantuvieran los cursos étnicos.

A pesar de que el programa de estudios mexicano-americanos, llamado K-12, ha sido un éxito, según las autoridades escolares de Tucson, Horne sostiene que lo único que debe enseñarse en las escuelas de Arizona son las cosas que se originan en occidente o provenientes de la civilización greco-romana. Quieren que sólo enseñemos sobre los padres fundadores y otros de los grandes mitos, las grandes mentiras de este país, dice Rodríguez

El año pasado, los jóvenes de Tucson protestaron en Phoenix y un proyecto similar se quedó en el camino. Pero tras la aprobación de la SB 1070, y quizá amparados en las encuestas, según las cuales la mayoría de los estadunidenses aprueba la ley Arizona, los legisladores estatales han decidido despacharse con la cuchara grande.

El más reciente estudio, del Centro de Investigaciones Pew, fue dado a conocer este miércoles; indica que casi tres cuartas partes de los estadunidenses consideran que toda persona debe portar documentos que demuestren su estancia legal en el país. Un 59 por ciento aprueba la ley Arizona, contra sólo 32 por ciento que está en contra.

Encuestas y revanchas, motores

Las encuestas y la revancha son los motores, al parecer. En los medios de Arizona se cuenta que el republicano Horne comenzó a interesarse en los estudios étnicos tras enterarse que la activista Dolores Huerta dijo a un grupo de estudiantes del K-12 que los republicanos odian a los latinos.

Al igual que con la ley SB 1070, el camino de la aprobada el martes puede ser largo. Autoridades escolares de Tucson han dicho ya que no la acatarán, cuando entre en vigor, en diciembre venidero. En sentido contrario, señalan que quieren aumentar el número de alumnos. El año que entra será el triple, dice Rodríguez.

El programa escolar de Tucson incluye un curso de historia de Estados Unidos, en el cual se estudia, por ejemplo, sobre los hispanos que fueron a pelear a Vietnam. Y lo toman muchachos a los que el ejército estadunidense quiere sumar a sus filas con anuncios en español.

En otras sociedades, la herencia, la clase, la categoría social, la etnia y la familia son las fuentes principales de estatus y legitimidad. En Estados Unidos es el trabajo, escribía el profesor Huntington, fallecido en 2008.

Así describía el profesor el sueño americano, un sueño creado por una sociedad anglo-protestante.

Un mal sueño, por ahora, para Lisa Pacheco: ¿Tengo que cargar mi partida de nacimiento? Sí, según 62 por ciento de los ciudadanos. Refunfuña Pacheco: Me van a detener y molestar todo el tiempo sólo porque les parezco mexicana..

Bueno, ya lo dijo el profesor Huntington, inspirador de Arizona: los mexicano-estadunidenses pueden participar en este sueño y esta sociedad sólo si sueñan en inglés.