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Estreno mundial de su partitura Atanor

Ana Lara recurre a la alquimia para explorar el alma humana
 
Periódico La Jornada
Viernes 14 de mayo de 2010, p. 5

De acuerdo con la compositora Ana Lara, cuya obra Atanor será estrenada hoy mundialmente por la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), los temas son los que escogen al creador y no a la inversa.

Sin embargo, también está convencida de que éstos no aparecen de forma casual, sino que se presentan por afinidad. Finalmente, sostiene, todas las cosas que hace uno son autobiográficas.

Su más reciente partitura, Atanor, no es la excepción, pues la autora refrenda su interés o inquietud por lo enigmático, el tema del misticismo, que ya había perfilado en otra obra para orquesta, Ángeles de llama y hielo, escrita entre 1993 y 1994.

Dividida en tres movimientos, con 16 minutos de duración total, en esta pieza Lara se refiere a la esencia del alma humana, mediante la alusión a la alquimia, presente desde el título.

Atanor es el horno en el que se transmutan los metales, el recipiente alquímico en el que se transforma el mercurio en oro, explica la también docente y promotora cultural en entrevista con motivo del estreno de esa partitura, en el programa 11 de la OSN.

Dirigido por Ronald Zollman, en calidad de batuta huésped, en este programa también se efectuará el estreno nacional de Demos, de Jacob Druckman, además de interpretarse la Sinfonía en re menor de César Franck. Los conciertos serán hoy, a las 20 horas, y el domingo a las 12 horas en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco, esquina calzada de Tlalpan).

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El estreno mundial de la obra Atanor, de Ana Lara (en imagen de 2008), estará a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional con la batuta del huésped Ronald ZollmanFoto Cristina Rodríguez

Desde el punto de vista conceptual, Ana Lara explica que en Atanor trabajó con los metales y transformaciones, planetas y elementos, astrología y música, símbolos y alquimia, las esferas celestes y la esfera humana para representar de manera simbólica la transformación espiritual.

De acuerdo con la compositora, en los tratados alquímicos la transformación se va dando en diferentes partes y cada una se refiere a un planeta, lo cual ella representó asignándole una nota a cada planeta.

De allí que sea muy reducido el número de elementos que emplea, al partir de la idea del filósofo austriaco Rudolf Steiner respecto de que conforme el ser humano evoluciona va acercándose a lo fundamental, a los armónicos naturales.

El reto era encontrar la esencia de cada uno de esos planetas e ir representando su energía mediante la música. Utilicé cada planeta según la afinación que dan en los tratados alquímicos; es un trabajo de orquestación, no hay armonía, tampoco melodía; es un trabajo puramente tímbrico y de orquestación de densidades. Es una música que tiene mucha energía, enfatiza.