Carta abierta de un indígena a la sociedad argentina, las iglesias y la comunidad internacional

Los gobiernos, los medios, las iglesias, las ONG nos han utilizado para muchas conquistas, hemos sido piezas de batallas, hemos sido objeto de estudio para muchas universidades e intelectuales, ahora queremos ser protagonistas de nuestros propios destinos.

A la sociedad Argentina: Queremos que en este bicentenario sepan que la riqueza, la independencia y el progreso fueron forjados principalmente con mano de obra indígena, por eso pedimos que haya una reparación histórica para los pueblos y naciones originarios existentes en Argentina, queremos que sepan que en la riqueza de los campos de soja, caña y tabaco alguna vez descansaron nuestros muertos, queremos que sepan que el agua que bebíamos, pescábamos y adoramos hoy sirve para saciar el motor de las máquinas que abren las entrañas de nuestra Pachamama (Madre Tierra), por eso venimos a reclamar lo que por derecho de origen nos corresponde, nuestros territorios, para devolver a la tierra los honores y depositar en ella el sentido de nuestra existencia.

A la comunidad internacional: Queremos que sepan, no como cuentos de pasillos sino por la voz de sus propios protagonistas, que en Argentina hay indígenas, y no somos una minoría, somos más que eso. Para la lucha contra el ALCA, el TLC y los golpes militares, el pueblo argentino y los pueblos originarios a través de nuestros representantes son fundamentales para ganar batallas. Pero para ocupar o participar espacios internacionales, los indígenas de los pueblos y naciones originarias muchas veces somos rechazados y discriminados por considerar que en Argentina sólo hay descendientes de europeos. Somos más de 36 naciones, con más de 800 comunidades indígenas. Hoy muchos de nosotros nos estamos profesionalizando sin perder la identidad cultural, aunque usted no lo crea actualmente hay comunidades indígenas que no hablan español, sólo su lengua materna, esperamos el acompañamiento y el reconocimiento internacional que nos merecemos.

A las iglesias y ONG: Pedimos que en este siglo XXI nos dejen desa­rrollar como queremos, que no nos sometan con el yugo de la cruz ni el dinero.
Nos trajeron la cruz, nos pidieron que sostuviésemos la Biblia, cerremos los ojos y recemos, cuando abrimos los ojos, teníamos la Biblia y ustedes tenían las tierras. Muchas comunidades somos creyentes de la madre de Cristo, pero también somos creyentes de la Pachamama. En Dios tengo fe, en la Pachamama creo. Déjennos vivir de acuerdo a nuestras pautas culturales y respeten nuestra forma de vida.

Jorge Omar Ramos,
nación kolla, Jujuy, Argentina