Opinión
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Dinero

Los negocios de Diego

El juicio del siglo

Mi despedida del programa De una a Tres

E

staba ya muy enfermo el papa Juan Pablo II y muchos ojos seguían desde México lo que sucedía en Roma. Con su reconocida teatralidad, Diego Fernández de Cevallos se puso de pie a mitad de la sesión del Senado, anunció el deceso de Juan Pablo y pidió a los asistentes que guardaran un minuto de silencio. Todo normal, excepto que no había fallecido. No se salvó de un sabroso pitorreo. Irónicamente, el Jefe Diego fue declarado muerto el sábado, tras su sospechosa desaparición; incluso su cadáver supuestamente había sido encontrado en tierras guanajuatenses. La PGR hubo de salir al paso de las versiones sin fundamento. Seguramente hay muchas pistas, en primer lugar la política. Sin embargo, hay otras que no debieran desedeñarse a priori. Se le atribuye una inmensa fortuna. En diciembre de 2004, la señora Claudia Gutiérrez Navarrete –cito a la revista Contenidorecibió la peor noticia de su vida: tras 25 años de un matrimonio que creía muy feliz, supo que su marido, el senador Diego Fernández de Cevallos, se había sumergido en un acelerado romance con una veinteañera ex reina de belleza. El Jefe Diego, de 63 años de edad, estaba enamorado de Liliana León Maldonado, de 27. Meses después, las revistas de socialités filtrarían la información de una boda y en 2006 se comentó que Liliana iba a darle un hijo. Será un problema resolver la herencia sin que haya conflictos. Ninguna de las dos damas había aparecido hasta ayer por la tarde en los medios de comunicación.

El juicio del siglo

Otras pistas tampoco desdeñables están conectadas a sus negocios. Hizo ricos a algunos –a él, desde luego–, pero tambien perjudicó a muchos. Hace apenas unas semanas la Suprema Corte de Justicia resolvió el caso de los ahorros bancarios de personas que abrieron cuentas hace muchos años, pactaron tasas de interés de alrededor de 100% anual y cuando reclamaron su dinero los bancos se resistieron a devolverlo con sus rendimientos correspondientes. Fernández de Cevallos tomó la causa de uno de los clientes en contra de Banamex. Eso sonó raro. Había sido un resuelto defensor de los bancos, tuvo una participación decisiva en la operación del Fobaproa, junto con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, Fauzi Hamdan y Carlos Medina Plascencia. ¿Cómo es que ahora demandaba a Banamex y por una suma que no cabe en una calculadora común: alrededor de 250 mil millones de pesos? La Corte falló en favor del banco con una argumentación que se antojó truculenta. La reacción del litigante fue sorprendente: quedó satisfecho. Qué raro, ¿verdad? ¿Qué abogado en el ancho mundo queda conforme después de perder un asunto de 250 mil millones de pesos? Esa decisión de la Corte dio las bases para que resolviera en contra de los demás clientes que reclamaban sus ahorros. Fue el juicio del siglo.

Ahumada y el compló

El ex diputado y ex senador se ha movido siempre muy junto a la línea que debería separar los intereses públicos de los privados. Atendía dos canchas a la vez: el Congreso y su despacho privado. Según el libro Derecho de réplica, de uno de sus más famosos clientes, el empresario argentino Carlos Ahumada, su influencia fue decisiva en el nombramiento de la ministra Margarita Luna Ramos. Y el tema nos lleva al famoso compló. Ahumada confiesa que se alió con los enemigos de López Obrador –entre ellos Salinas de Gortari y el propio Diego– para frustrar su proyecto presidencial. Grabó los videos del señor de las ligas, René Bejarano. Iban a pagarle a Ahumada 400 millones de pesos por sus servicios pero, dice en su libro, no cumplieron y lo único que recibió fueron 35 millones que le entregaron Manuel Andrade, gobernador de Tabasco; Arturo Montiel, gobernador del estado de México; Enrique Peña Nieto, diputado del PRI; Elba Esther Gordillo y Jorge Kahwagi. Conclusión: el caso de su desaparición debe ser resuelto sin dejar dudas, porque no ayuda en nada al país, cada día más hundido en el caos.

@Vox Populi

Asunto: De Una a Tres, la despedida

Déjame decirte que yo escuchaba, cuando mi trabajo me lo permitía, el programa De Una a Tres, más bien para oír tu participación. Al igual que tú, yo me alejaré de ese programa. Si te vas a otra estación avísame, ahí te seguiré. Como tú, yo estudié en la UNAM, en la Facultad de Ingeniería, me tocó vivir aquella huelga estudiantil de los 80, siendo alumno. Aunque yo no era parte del CEU, sentía simpatía por algunas de sus demandas. Recuerdo que el señor Jacobo nos pegaba con ganas y con todo, así fuésemos del CEU o no. Así es que mis simpatías por el noticiero De Una a Tres se acabaron con tu partida.

Alejandro López/Waukesha, Wisconsin

Asunto: no siempre contesta

Yo le llamé a don Jacobo en cuanto usted dijo que se iba; fue una noticia desagradable, como una cubeta de agua helada. Le quería preguntar el porqué de su salida y no me contestó. Mmmm... ¡qué mal! Él no siempre contesta. Lo extrañaremos enormemente, Enrique.

Isabel Monroy/Distrito Federal

Asunto: La Doña

Te escribí hace mucho tiempo para decirte que el señor Zabludovsky sólo se estaba aprovechando de La Jornada y de ti para presentarse como el nuevo Jacobo. Él no tiene amigos. ¿Qué pasó con su entrañable amiga María Félix? Desde que murió no volvió a ocuparse de ella. Soy una persona de mas de 60 años y recuerdo que en una entrevista le preguntó: ¿Con cuántos hombres te has acostado en tu vida? La Doña le dio una respuesta tremenda, entre tus lectores debe haber alguien que la recuerde. Este señor le guardó rencor toda su vida, lo de la amistad era pura mentira.

Lucila Ponce/Distrito Federal

R: Gracias desde el fondo de mi corazón. Por ahora sólo les diré que posiblemente tendré pronto una gran noticia.

(Los textos completos aparecen en el foro.)