Ciencias
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Arturo Menchaca sustituirá a Rosaura Ruiz en la presidencia de la AMC desde el viernes

Insistiré en un acuerdo político nacional de apoyo a la ciencia

Hacer entender a los gobiernos que el mejor negocio es vender conocimiento, una de sus tareas, dice

Seré pragmático; no conviene parecer que estamos peleados con el Conacyt o con la iniciativa privada

 
Periódico La Jornada
Miércoles 19 de mayo de 2010, p. 2

El viernes 21 de mayo el físico Arturo Menchaca Rocha asumirá la presidencia de la Academia  Mexicana de Ciencias (AMC) para el periodo 2010-2012. Ex director del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y estudioso de las partículas cósmicas, sustituirá en el cargo a Rosaura Ruiz Gutiérrez.

Una de sus propuestas es insistir ante los actores gubernamentales en la necesidad de invertir mayores recursos para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, así como establecer un acuerdo político nacional para impulsar ambos rubros.

–¿Cuál es su plan de trabajo?

–Aunque el estilo cambia con cada presidente, le daré continuidad al discurso esencial de la Academia, que es promover la ciencia, la tecnología y las humanidades, así como asegurar mayores recursos y que éstos se asignen de manera más óptima y se utilicen de forma más eficiente. Estamos convencidos de que un país que no concentra recursos en ciencia y tecnología está condenado a ser dependiente; es un asunto de soberanía nacional. La lucha de los académicos es hacer entender a los gobiernos que el mejor negocio para una nación es vender conocimiento.

Oportunidad de constatar gastos en el sector, pide

–¿En qué ámbitos observa ineficiencia en el uso de los recursos?

–Hay recursos que se contabilizan en dependencias del gobierno federal como gasto en ciencia y tecnología y al final de cuentas sólo un tercio del dinero confluye por medio del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Es decir, hay dos tercios que, al día de hoy, no los vemos. Creo que deberían darnos, a los académicos, la oportunidad de constatar en qué se gastan esos recursos y si se están invirtiendo bien.

–¿Cuáles son sus propuestas en cuanto a la política interna?

–Hay muchos académicos de muy buen nivel que no están en la Academia se ha perdido el entusiasmo por ser miembro de este organismo. Uno de mis propósitos es invitarlos a que soliciten su ingreso.

–¿Por qué los investigadores no están incentivados para ingresar a la AMC?

–Antes de que existiera el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), la Academia era la instancia que representaba el reconocimiento de alto nivel. Hoy la membresía del SNI da un reconocimiento escalonado y pertenecer a la Academia se ve menor. Pero la AMC no es un lugar de reconocimiento, sino una institución que ha hecho mucho por la ciencia y la tecnología del país y que debe influir en las políticas públicas que tienen que ver con el desarrollo tecnológico de México.

“Actualmente el SNI tiene 15 mil miembros; 4 mil son niveles dos y tres, y de éstos sólo mil pertenecen a la Academia, cuando ésta tiene potencial para adoptar el doble de integrantes. Por tanto, en mi gestión quiero motivar a la gente a pertenecer a la AMC, porque no se trata de pensar en qué puede hacer este organismo por mí, sino qué podemos hacer por él, para que se fortalezca y no se pierda.

–¿Cómo piensa motivarlos?

–En la Academia existe una sola categoría. A excepción de los cien extranjeros, todos somos miembros regulares. Sin embargo, el estatuto contempla un nivel superior al miembro ordinario, que nunca se ha aplicado: la figura de miembro titular, y llegó el momento de hacer funcionar esa categoría; yo la pondré en marcha. Si todos somos iguales dentro del organismo y no se hacen distinciones por estar allí, enconces, ¿para qué estar en la Academia?

Foto
El físico en su oficina de la UNAMFoto Cristina Rodríguez

–¿Qué valoración hace de la gestión de Rosaura Ruiz?

–Rosaura fue la primera presidenta, lo que ha hecho que en los comités ahora haya muchas mujeres, y yo no voy a llegar a revertirlo, eso llegó para quedarse. También apuntó muchos temas de discusión nacional que tenían un componente de ciencia, y, de alguna manera, en temas como el aborto o la energía hizo que la voz de la Academia tuviera peso. Rosaura fue una voz muy constante, lo hizo muy bien.

–¿Qué temas de la agenda nacional cree que tendrán que estar en su gestión?

–No sé qué temas se puedan presentar en los próximos años, pero continuarán algunos de la agenda de la AMC, como energía, cambio climático, agua y educación. Sin embargo, me tocará vivir el fin del periodo del presidente Felipe Calderón y es un momento complicado en la vida nacional, porque se gestan todas las candidaturas y uno tiene que luchar para que se entienda que la ciencia y la tecnología tienen que ser prioridad para el país, independientemente de los colores políticos.

“Para potenciar recursos y modificar políticas es más fácil asumir este cargo al principio de un periodo presidencial que al final. Por ello, veo más factible influir en la agenda de los que vienen, por lo que he pensado en acercarme a los partidos para presentarles la problemática de la ciencia y la tecnología y que ésta se incluya en sus agendas. La idea es poder establecer una especie de acuerdo político nacional para que se apoye la ciencia y la tecnología.

–¿La Academia incorporará también los temas de seguridad y narcotráfico?

–Tal vez todavía no tenga una posición concreta sobre el tema, pero será algo en lo que el área humanista tendrá que dar su punto de vista.

Falta de interés de los medios

–Usted ha insistido en la necesidad de impulsar la divulgación de la ciencia en México. ¿Será éste otro de sus propósitos?

–Hoy tenemos un grave problema nacional respecto a la falta de interés por la ciencia en los medios. Hace tres o cuatro años todos los diarios de circulación nacional tenían una sección o un suplemento de ciencia, hoy quedan muy pocos. Me explican que esto se debe a la crisis económica y, por tanto, creo que es una batalla tratar de convencer a los medios de que la ciencia no es un artículo de lujo.

–Comentaba al principio que continuará con la política que ha venido realizando la academia, pero con otro estilo. ¿Cuál será?

–Negociar y ser pragmático. Criticar no será un problema, pero antes trataré de resolver las cosas discutiéndolas. No nos conviene parecer que estamos peleados con el Conacyt o con la iniciativa privada; mi estilo será pragmático.