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Nueva historia digna de un film noir a orillas del río Sena, en un museo parisino

Ladrón cimbra el mundo del arte; cortó y se llevó 5 óleos maestros

El desconocido sustrajo obras de Picasso, Matisse, Modigliani, Braque y Léger

La policía especializada define a estos delincuentes como artistas del robo

Las alarmas no funcionaban

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Le pigeon aux petits pois, de Picasso; La femme a l’éventail, de Modigliani; L’olivier près de l’Estaque, de Braque, y Nature morte au chandelier, de Léger, en las imágenes, y La pastorale, de Matisse, son los cinco lienzos robados en la capital francesaFoto Reuters y Ap
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Pesquisas de policías franceses luego del hurto en el Museo de Arte Moderno, de ParísFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de mayo de 2010, p. 3

Sencillo y espectacular. Así fue el robo que ocurrió la noche del miércoles, cuando un ladrón, presuntamente solitario, se llevó sin gran esfuerzo cuadros de Pablo Picasso, Henri Matisse, George Braque, Amedeo Modigliani y Fernand Léger, valuados en poco más de 124 millones de dólares, del Museo de Arte Moderno de París, Francia.

El hurto de las cinco obras, que conmocionó al mundo del arte, fue confirmado la mañana de ayer, cuando llegaron a trabajar los empleados del recinto y se dieron cuenta que un ventanal que da al río Sena estaba roto, lo mismo que varios candados.

Nueva historia digna de un film noir a orillas del Sena. Al principio, el acto fue atribuido por las autoridades a un grupo más o menos numeroso de ladrones. Pero un video de seguridad divulgado después mostró a un solo hombre que rompía el ventanal y se introducía en el lugar para llevarse, con toda calma, Le pigeon aux petits pois, de Picasso; La pastorale, de Matisse; L’olivier près de l’Estaque, de Braque; La femme a l’éventail, de Modigliani, y Nature morte aux chandeliers, de Léger.

El ladrón simplemente cortó los óleos para desprenderlos de sus aparatosos marcos y con ellos hechos rollo abandonó el museo.

El diario local Le Parisien publicó en su sitio de Internet que las alarmas antirrobo del museo, donde están albergadas más de 8 mil obras fundamentales del arte del siglo XX, no funcionaban bien desde hace por lo menos dos meses, advertencia que ignoró la dirección del lugar.

En el recinto, cuya sede es el Palais de Tokyo, construido durante la Exposición Universal de 1937, había también un circuito cerrado de televisión y tres guardias de turno el miércoles por la noche, quienes serán llamados por las autoridades a declarar.

Hurto por encargo, una hipótesis

Aunque las investigaciones apenas comienzan, una de las persistentes hipótesis –y no sólo para este caso– es que fue un robo por encargo de un coleccionista privado, con la complicidad de algún empleado del museo, quien habría avisado al ladrón que las alarmas no iban a sonar.

El alcalde parisino Bertrand Delanoe, por su parte, se dijo particularmente triste ante un robo que es un atentado intolerable contra el patrimonio cultural y universal de la ciudad.

Una vez confirmada la noticia del hurto, el museo fue cerrado para permitir a las autoridades trabajar libremente. Los servicios especializados de la policía judicial y la oficina central de lucha contra el tráfico de bienes culturales comenzaron a distribuir las imágenes de los cuadros robados, por conducto de la Interpol.

Según los especialistas, las pinturas serían casi imposibles de vender, ya que se trata de obras muy conocidas, propiedad de un museo público y representarían un riesgo muy alto para cualquier interesado en ellas.

No son vulgares ladrones los que hurtan cuadros de Van Gogh, Degas o Picasso para revenderlos al mejor postor. La policía especializada define el perfil de estos delincuentes como: artistas del robo que, en su mayoría, cotizan su trabajo no sólo en función del valor de la obra de arte que sustraen, sino del grado de dificultad de ingreso al museo o galería que alberga los cuadros.

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En el Museo de Arte Moderno, de París, sólo quedaron los marcos de donde un delincuente solitario desprendió las valiosas obrasFoto Reuters

Según la Interpol, el robo de arte es uno de los negocios ilegales más lucrativos del mundo, a la par del narcotráfico y el tráfico de personas. En 2008, las cifras en ese rubro eran escandalosas: en promedio, en Austria se robaba una obra de arte al día, mientras en Alemania, siete. En 2005, la FBI reportó que las pérdidas anuales a escala mundial por robo de arte ascendían a unos 8 mil millones de dólares.

Hace seis años, Picasso tenía el récord de obras robadas: 551, le seguía Joan Miró, con 365, y en tercer puesto Marc Chagal, con 309.

En 2004, a propósito del hurto de El grito, de Edvard Munch, en España se entrevistó a un redimido ladrón, el pintor René Alphonse van den Berghe, más conocido por Erik el Belga, desvalijador de gran parte de las iglesias y ermitas de Cataluña, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Galicia.

Entonces aseguró que es casi imposible colocar una obra en el mercado negro si antes de robarla no tienes un cliente y detalló que nadie en el mundo va a encargar el robo de un óleo de Goya, Velázquez o Renoir de un museo como El Prado, a mano armada, porque perdería el placer de contemplarlo: vería siempre la pistola metida en el cuadro. Esto es muy importante, porque los grandes robos de arte nunca se hacen por dinero.

El caso de El grito, de Munch

Erik el Belga, quien también es falsificador de pinturas, aseguró que los ladrones de arte bien podrían asaltar un banco y llevarse muchísimo más dinero que robar un cuadro que, una vez fuera del museo, no vale un duro, porque nadie lo va a comprar. No es costumbre de un coleccionista internacional mandar actuar así, y los conozco prácticamente a todos.

Entre quienes desestiman que existan millonarios que compran obras de arte robadas muy famosas para su exclusiva contemplación, son los investigadores franceses, quienes aseguran que sólo se trata de personajes de ciencia ficción.

Lo que sí ocurre, agregan, es que las obras se utilicen como pago en transacciones de narcotráfico o se pida un rescate por el cuadro, como ocurrió en 1994 con El grito, de Munch, cuando los delincuentes solicitaron 300 mil libras esterlinas que el gobierno noruego se negó a pagar.

Los ladrones entraron con tal facilidad a la Galería Nacional de Noruega que dejaron una nota de agradecimiento por la pésima seguridad del recinto. El cuadro fue recuperado tres meses después.

(Con información de Fernando Camacho y Reuters)