Opinión
Ver día anteriorMartes 25 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El mundo a tumbos
C

on estupefacción, vemos en México un gobierno y una clase política perpleja, provincianamente miope respecto del barco en que vamos embalados todos. El mundo va a tumbos, y dentro de él mayores y terribles tumbos da Europa, con efectos explosivos para todos, pero parece que el asunto ni nos va ni nos viene. Nuestra clase política ni siquiera habla públicamente del tema, acaso no piensa.

Timothy Garton Ash, académico en el programa de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e investigador en la Hoover Institution, de la Universidad de Stanford, ve una Europa sonámbula hacia el declive. Dice: la crisis de la eurozona está en sus prolegómenos. A los mercados de deuda no les ha convencido ni siquiera el rescate decisivo y aplastante de Grecia. Les animó (por un momento) que el Banco Central Europeo empezara a comprar bonos de los gobiernos de la eurozona; pero a los griegos y los portugueses sigue saliéndoles mucho más caro pedir prestado que a los alemanes.

He ahí realidades más profundas de la eurozona. Las reglas son las mismas para todos, pero juegan en favor de Alemania y de Francia, principalmente.

La señora Angela Merkel ha sido la más dura en exigir disciplina fiscal a todos en la Unión Europea (UE). El gobierno griego había cometido un larga lista de trapacerías desde antes de la crisis que son parte central del extremo crítico en que se encuentran sus problemas financieros. Europa, que parecía ver más allá de sus narices, está en el oscuro cortoplacismo monetarista. Esas medidas disciplinarias, desde luego, sólo meterán en situaciones de crisis más profunda a los países más débiles, y ya produjo lo que está ocurriendo: la huida de capitales de la eurozona a refugiarse en el dólar, principalmente, y dentro de la eurozona, hacia Alemania.

Gran parte de las dificultades por las que pasa Europa para enfrentar los problemas de la crisis consiste en su falta de instrumentos para el gobierno de la heterogénea UE. El 12 de enero de 2005, el Parlamento Europeo aprobó una resolución por 500 votos en favor, 137 en contra y 40 abstenciones, en la que recomendó a los estados miembros que ratificaran el nuevo tratado constitucional.

El tratado fue sometido a referendo y tuvo resultados diversos: en España los electores lo aprobaron con una baja participación (44 por ciento); en Francia y Holanda, con alta participación (69 y 63 por ciento, respectivamente), fue rechazado, lo que provocó una crisis institucional europea. No hay un gobierno económico en Europa. Estamos viendo consecuencias de aquel rechazo en el que ganó un nacionalismo aún no vencido; no ha sido creada una democracia europea. Ahora mismo vemos cómo cada país debe rascarse con sus propias uñas frente al caos creado por los financieros estadunidenses, principalmente.

La llamada coordinación de la política económica en la UE se entendió siempre en el marco de las ideas de la globalización neoliberal. Lo que intentó coordinarse fueron los llamados fundamentals, en rudas condiciones restrictivas para los más débiles; supuestamente de ese modo habría una Europa cuyos miembros marcharían al mismo paso. Eso tenía algo de apariencia en un momento de expansión de la economía mundial. Pero resulta una locura en el marco de una crisis tan severa como la del presente. Veamos: ningún gobierno cuenta con política monetaria; las decisiones sobre el euro son asunto del Banco Central Europeo, que coordina a los dizque bancos centrales nacionales y que, significativamente, tiene su sede en Frankfort. Pero en la economía real, la producción y la productividad unos países fueron flechas y otros caracoles terrestres.

Cada gobierno decide su política fiscal, pero no debe rebasarse un déficit de 3 por ciento del producto interno bruto (aunque todos, en distintos momentos y en proporciones diversas, hayan violado la regla).

La eurozona es la economía más grande del mundo. Pero hoy muestra que ha sido un gigante con pies de barro. Hay en curso, sin embargo, decisiones que pueden estar en una línea adecuada de salida (para el corto plazo). De una parte la Comisión Europea (que encarna la rama ejecutiva del poder comunitario; y es la garante del cumplimiento del derecho de la unión, ostenta el monopolio de la iniciativa legislativa, ejecuta el presupuesto y las políticas comunes, representa a la unión en su conjunto y promueve y defiende el interés general comunitario), desplazando al Banco Central, ha asumido la suscripción de los créditos en los mercados representando a la UE en su conjunto; este mecanismo de crisis es un instrumento que sí es de la comunidad y en los hechos transforma las bases económicas de operación de la Unión Europea. El que a partir de ahora los contribuyentes de la zona euro avalen solidariamente los riesgos presupuestarios del resto de los estados miembros supone un cambio de paradigma. Es un paso de avance en la integración.

Si la reforma financiera de Obama funciona (aún es dudoso el papel de las agencias calificadoras, responsables de gran peso en la crisis financiera), habrá dos aportes al funcionamiento de la economía mundial que abrirían un tanto la esperanza.

Alberto Garzón Espinosa, de la revista del grupo cultural disidente que publica Alternativa Europea, inicia su último artículo así: La crisis financiera internacional ha recuperado el debate sobre la propiedad privada o pública de la banca. Volveremos sobre el tema.