La decisión gubernamental de que a partir del próximo ciclo escolar se dejen de vender en los planteles de educación básica frituras, golosinas, refrescos y jugos con azúcares añadidos, generó reacciones encontradas entre especialistas y autoridades, acerca del impacto que tendrá la medida.

El investigador de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), Guillermo Meléndez, señaló que las medidas que se tomen ahora para modificar los hábitos alimenticios y promover la activación física tendrán un impacto real en la salud de la población en los próximos 30 o 40 años. Mientras que su colega de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Consuelo Velázquez, experta en nutrición, señaló que aprobar una norma que responsabiliza al menor de evitar consumir alimentos chatarra en la escuela no es una respuesta eficaz para detener la epidemia de sobrepeso y obesidad infantil en México.

Nuevos productos

Por su lado, los titulares de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Francisco Mayorga Castañeda, y de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca), Ramón Corral Ávila, acordaron reunirse con autoridades de las secretarías de Educación Pública (SEP) y Salud (Ssa) para concretar en el próximo periodo de clases la dotación de productos alimenticios sanos que debarán vender las cooperativas escolares.

Los funcionarios fueron entrevistados por separado. Mayorga dijo que en la reunión con funcionarios de la SEP se discutirá la forma de acercar a productores de frutas, hortalizas y pescados y mariscos con cooperativas escolares y confió que en el ciclo escolar 2010-2011 el proceso para surtir productos sanos sea una realidad.

Corral Ávila precisó que la idea es diseñar líneas de productos marinos que sean atractivas para los menores, tal como ocurre en naciones como Japón, Corea y China. Resaltó que los beneficios para la alimentación de los niños son muchos, e incluso el consumo de estos productos podría ayudarles a elevar su rendimiento escolar.

El investigador de Funsalud advirtió que a Finlandia le tomó 20 años modificar el estilo de vida de su población y más de 40 para ver los beneficios en la reducción de los infartos cardiacos.

Consuelo Velázquez aseguró, que en el anteproyecto para el expendio de alimentos en las cooperativas escolares, presentado por la Ssa y la SEP, prácticamente se le deja la tarea al alumno de que deje de ingerir comida con bajo valor nutricional, cuando lo que se requiere es un verdadero compromiso social que involucre a maestros y padres de familia.

En los lineamientos, insistió, no queda claro quién va a garantizar que refrescos, jugos, frituras y pastelitos no entren en la lonchera. Nadie está educando a los padres ni tampoco a los alumnos. Tampoco se aborda el grave problema de la venta callejera de estos productos, los cuales están al alcance de cualquier estudiante de educación básica.

A su vez, el director de El poder del consumidor, Alejandro Calvillo, señaló que se requiere una política integral que incluya campañas nacionales de orientación alimentaria que revaloricen la dieta tradicional mesoamericana, la cual se basa en el consumo de verduras y frutas.

En rueda de prensa, en la sede de Cencos, indicó que a las empresas procesadoras de alimentos se les debe exigir que coloquen etiquetas frontales en sus productos con el contenido de grasas, azúcares y sales. Es fundamental, porque alimentos que se anuncian como nutritivos, en realidad no lo son, como yogures y bebidas de soya muy azucaradas, entre otros.

Julieta Ponce, del Centro de Orientación Alimentaria, sugirió que los lineamientos emitidos sean usados por los padres de familia como un instrumento para vigilar y exigir a las autoridades que se expendan comida y bebidas sanas en el interior de las escuelas y puso énfasis en el contenido del reglamento a la Ley General de Salud en Materia de Publicidad, el cual prohíbe todo tipo de promoción y patrocinio empresarial en los planteles.