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La actuación fue parte del festival Internacional de ese estado

Charly García hizo sentir toda su potencia en el escenario de Puebla
 
Periódico La Jornada
Sábado 29 de mayo de 2010, p. 8

Puebla. Pue., 28 de mayo. ¡Oe, Oe, Oe, Charly, Charly!, se escuchó del colectivo empapado, luego de más de tres horas de espera para que el roquero argentino Charly García comenzara su concierto del pasado jueves, en la plaza del Complejo Cultural Universitario, dentro del 12 Festival Internacional de Puebla, que entró en su recta final. Algunos estuvieron más de tres horas bajo una lluvia que parecía interminable. A ellos, el autor de No voy en tren, voy en avión, dijo: ¡Gracias, México! En las primeras filas algunos elevaban una bandera de Argentina mojada, y otros apretaban sus cuerpos para darse calor.

Se había anunciado que Charly comenzaría a las siete de la noche y no a las ocho, como estaba programado, porque más o menos a la misma hora, pero en el auditorio techado, que esta enfrente de la plaza, estaría Miguel Bosé. Ni quién tomara en cuenta al español.

A las ocho de la noche, Charly y sus músicos subieron al escenario y pidieron al público que tuviera paciencia, que si habría concierto, tan pronto acabara de llover. Mereció aplausos. De las bocinas salía música de los Beatles, algunas de las canciones en voz de Paul McCartney, quien a esa hora se reventaba sus rolas en el Foro Sol. Charly había dicho dos días antes que estaba escuchando discos del cuarteto de Liverpool. Así, se cerraban algunos círculos.

Paró la lluvia y aparecieron los músicos, quienes sin piedad comenzaron con Demoliendo hoteles. El publicó cerró filas y algunos llegaron hasta adelante.

Pasadas las 10 de la noche, Charly estaba en toda su potencia, poco importaba tener los zapatos mojados, tiritar de frío. La tocada siguió con Zapatos de goma, Vía muerta, Funky, El amor espera, Rezo por vos, Yendo de la cama al living, Pecado mortal, Llorando en el espejo, Pasajera en trance; todas llevaron a los presentes a sentir la fuerza de un rock verdadero, sincero y bien hecho.

Valió la pena la espera, ¿no?, preguntó el del bigote bicolor. Se sentía que llegaba el final. Para no aflojar se escuchó Me siento mucho mejor, que condujo a la concurrencia de una emoción individual a una colectiva. El estruendo se abrió con Vicio, Estoy verde y No voy en tren, voy en avión, la cual no fue cantada, sino gritada.

Dos melodías para terminar: Deberías saber por qué (observación crítica al chauvinismo) y Canción para mí muerte, que marcó el final definitivo.

Charly se despidió diciendo salud con una chela en compañía de sus músicos: Fabián Quintero, teclado; Carlos García López, guitarra; Carlos González, bajo; Kiuje Hayashida, guitarra; Antonio Silva, batería, e Hilda Lizarazu, coros.