Opinión
Ver día anteriorDomingo 30 de mayo de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El despertar

Despedida y reflexiones

M

urió a los 85 años Jorge Eugenio Ortiz Gallegos, quizás el decano del movimiento cívico que impulsó la transición a la democracia. Me despediré de este caballero impecable y echaré una mirada un tanto nostálgica hacia la lucha de los años 80 y 90 y otra al futuro de las organizaciones ciudadanas. Jorge Eugenio fue político, filósofo, empresario, poeta, maestro. Periodista que mantuvo a pesar de su enfermedad una lucidez ejemplar hasta unos días antes de su muerte. Militó en el PAN de 1947 a 1992, cuando renunció por la sumisión de su partido al proyecto salinista. Se destacó dentro de los grupos que exigíamos la democracia electoral y que Gabriel Zaid llamó maderistas. Empresario conservador, católico militante, en su origen evolucionó hacia la conciencia social y la pluralidad. Fue alumno de Gómez Morín, de Zaid, de Clara Jusidman y de Adolfo Aguilar Zinser. Su patriotismo y su cristianismo lo acercaron a AMLO.

A partir de 1985 algunos militantes de diversos partidos democráticos y una multitud de ciudadanos independientes organizamos varias agrupaciones. En la asociación Acude, donde Jorge y yo coincidimos, participamos en 18 observaciones electorales. Y con otros grupos muy importantes denunciamos los abusos del partido oficial. El Frente Democrático que empezó a conformarse en Chihuahua en 1986 fue roto por Salinas (con la ayuda de Diego Fernández de Cevallos), quien atrajo al PAN y acorraló a la izquierda. A pesar de que contribuimos a los cambios en la legislación electoral, no nos percatamos del desmantelamiento del Estado en favor de la oligarquía y del poder creciente y autónomo de los medios electrónicos siempre aliados a los enemigos de la democracia. Fuimos ingenuos al creer que Fox, desde el poder, podía completar la transición. Fox fue beneficiario del movimiento democrático y después lo traicionó.

Los movimientos cívicos se han debilitado. Muchísimos de los que participamos en ellos nos incorporamos a posiciones políticas. A la derecha, como Jorge Castañeda y Santiago Creel. Otros, a la corriente reformista. La adhesión al movimiento de AMLO es para mí continuación de la misma lucha. El movimiento cívico cada vez más fragmentado no podrá impedir la restauración priísta ni detener la decadencia de México. Su aportación a la cultura política es muy significativa, pero no podrá encabezar un polo que aglutine a la ciudadanía y los partidos progresistas y pueda ganar el poder en 2012 para consumar la transición, hacer que el país vuelva a crecer, debilitar a los poderes fácticos, empezar a repartir la riqueza y defender los intereses y la soberanía de la nación. Jorge Eugenio coincidía a plenitud con esta visión estratégica.