La muerte del connacional Anastasio Hernández Rojas, quien fue víctima de una brutal agresión de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, generó severas reacciones en México. La cancillería expresó su condena y solicitó a las autoridades de aquel país se realice una investigación exhaustiva sobre los hechos ocurridos el pasado viernes en San Diego, California.

La Conferencia del Episcopado Mexicano se sumó a esta exigencia y precisó que situaciones como esta propician los ambientes racistas y leyes como la SB 1070 de Arizona. “Animan la inquina en contra de los migrantes hispanos y la existencia de un clima de violencia bajo la errónea idea de que se está invadiendo sus territorios y restando oportunidades a los locales”, señaló Manuel Corral, secretario ejecutivo de relaciones públicas e institucionales de la CEM.

Dijo que la carencia de documentos que acrediten la estancia legal en un país no debe ser motivo para que prevalezca la agresión ni tampoco la impunidad.

La Secretaría de Relaciones Exteriores expresó su indignación y condena por los hechos que provocaron la muerte de Hernández Rojas. Informó que a través del consulado general de México en San Diego se continuará brindando todo el apoyo necesario a los familiares del connacional –incluyendo asesoría jurídica– a fin de definir los mecanismos legales que lleven a un pleno esclarecimiento de las causas de la muerte de Anastasio y, en su caso, fincar las responsabilidades que correspondan conforme a la ley.

En Mexicali, integrantes del Frente Cívico Mexicalense bloquearon la línea internacional entre México y Estados Unidos por espacio de cinco minutos en protesta por la brutalidad policiaca en contra de Anastasio Hernández.

La noche del pasado viernes, Anastasio Hernández fue objeto de una golpiza en la garita de San Ysidro por una veintena de agentes de la Patrulla Fronteriza, momentos antes de ser deportado de San Diego a Tijuana. A consecuencia de las lesiones sufridas, el migrante tuvo que ser ingresado en un hospital de Chula Vista, California. El personal médico determinó un día después que el paciente, originario de San Luis Potosí y avecindado en Estados Unidos desde hace 20 años, tenía muerte cerebral. Finalmente falleció el pasado lunes a causa de un paro respiratorio.

Anastasio trabajaba de limpiador de piscinas para mantener a sus cinco hijos, todos de nacionalidad estadunidense. La agencia Afp recuperó el testimonio de Martín Hernández, hermano de la víctima, quien indicó que inicialmente los agentes lo golpearon a él, aunque ya se encontraba en el piso y con las manos esposadas.

En seguida, Anastasio les gritó a los agentes que dejaran de golpear a Martín, pero la reacción de los agentes fue más violenta.

El dirigente de la agrupación, Sergio Tamay, condenó los abusos de autoridades estadunidenses en contra de migrantes que buscan mejores condiciones de vida, y tras demandar justicia por la muerte de Anastasio señaló que se realizan gestiones para la creación de un frente común de organizaciones civiles del sur de California y de Baja California para exigir un mejor trato a los connacionales, independientemente de su condición migratoria.