Opinión
Ver día anteriorLunes 7 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Las elecciones como referendo
S

e insiste en que las próximas elecciones de noviembre, en las que se renovará la Cámara de Representantes, parte del Senado y varias gubernaturas serán un referendo del gobierno del presidente Barack Obama. Hay algunas razones para suponer que así será, pero es necesario hacer algunas precisiones.

El electorado acudirá a las urnas para emitir un juicio sobre la pertinencia del plan de salud, el salvamento del sistema financiero y las modificaciones de ley para su regulación, y el rescate de la industria automotriz. En síntesis es la economía, cuya secuela más grave son 15 millones de desempleados. Cada una de esas medidas fueron necesarias para salvar al país de la virtual quiebra en la que el gobierno anterior lo dejó. A esas calamidades se ha sumado en los últimos días el derrame de petróleo en el Golfo de México y la crisis internacional por el ataque de los comandos israelíes a un barco turco que transportaba ayuda humanitaria.

En ese menú, que desborda nuevamente el plato del presidente Obama, hay un ingrediente adicional cuya importancia crece conforme pasan los días: la prometida reforma al disfuncional sistema migratorio. De no atenderse oportunamente, puede causarle un dolor de cabeza a su administración. En más de una ocasión la comunidad de origen latino, particularmente la proveniente de México, ha llamado la atención del presidente para que cumpla con su promesa de atender este problema.

La reforma migratoria se vuelve más urgente como resultado de la aprobación de la ley Arizona a la que la comunidad latina ha respondido enérgicamente con un no más agresiones. Por ello un componente del referendo del próximo noviembre será la respuesta que los candidatos a los tres niveles de gobierno en disputa den a la necesidad de hacer frente esa ley mediante un compromiso con la comunidad de origen latino para resolver el problema migratorio.

Son los candidatos demócratas los que han expresado su decisión por resolver el problema migratorio, incluyendo la regularización de quienes carecen de documentos. Los candidatos republicanos, acorde con la tendencia del sector más conservador de su partido, han expresado su determinación por endurecer las medidas en contra de los 12 millones de indocumentados.

El presidente Obama ha insistido en que necesita sumar algunos votos de los republicanos en el Congreso para garantizar la aprobación de la reforma migratoria. La historia reciente enseña que estos últimos regatearán esos votos hasta el último momento y, como sucedió con la reforma de salud y la financiera, a fin de cuentas los negarán. Si el presidente y el Partido Demócrata quieren tener como aliados a la comunidad latina, deberán dejar esa actitud tímida. De lo contrario, sus virtuales aliados podrían corresponder a esa timidez absteniéndose de acudir a las urnas.