Opinión
Ver día anteriorMartes 8 de junio de 2010Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
México SA

Cananea y Pasta de Conchos: a garrotazos

Calderón se va tranquilo a Sudáfrica

Fortuna Larrea: mil por ciento de aumento

Foto
Policías federales vigilan las oficinas de la minera Cananea en Sonora, tras haber tomado las instalaciones de la compañía, en huelga desde hace tres añosFoto Reuters
A

purado por dejar resueltas las incomodidades que sufren algunos de sus cuates, antes de iniciar su trascendental viaje a Sudáfrica con fines estrictamente futboleros (un plus de su paso por Los Pinos), Felipe Calderón ordenó el asalto a las minas Cananea y Pasta de Conchos, jugosas concesiones federales otorgadas al inenarrable barón del cobre Germán Larrea, amigo de los amigos y destacado pagador de campañas electorales.

El inquilino de Los Pinos movió rápidamente sus piezas (Gobernación, Policía Federal, el pianista poblano, los gobernadores de Sonora, el arrepentido, y el de Coahuila, el bailador, y sus respectivas policías estatales) para beneficiar a la oligarquía minera y solucionar –a punta de garrotazos– un par de añejos conflictos, en beneficio del zar del cobre, quien no puede desaprovechar la oportunidad que le brinda el mercado internacional, toda vez que el precio de ese metal reporta un modesto incremento de 110 por ciento, lo que sin duda coadyuvará a su ascenso en la famosa lista Forbes de multimillonarios mexicanos (actualmente ocupa, con casi 10 mil millones de dólares, el tercer lugar nacional entre los ricos de los ricos).

Cuatro años han transcurrido desde la tragedia en Pasta de Conchos (19 de febrero de 2006), en la que 65 mineros murieron. Cuatro largos años y los deudos siguen en espera de justicia, la cual –como siempre en estos casos– se mantiene prófuga. El gobierno federal (el de Fox y el de Calderón) nada hizo a favor de las familias afectadas (los cuerpos de 63 mineros se mantienen bajo toneladas de rocas). Paralelamente, tres largos años con el conflicto de Cananea a cuestas, por el que han pagado miles de mineros y sus familias, cuando en el problema se limita a desacuerdos cupulares (Germán Larrea y Napoleón Gómez Urrutia). Pero como viene el mundial, y al inquilino de Los Pinos se le queman las habas, ordenó la garrotiza como solución (obvio es que favorable al empresario).

Eso sí, por compromisos de hacer respetar la ley el gobierno calderonista no paró. ¿Cómo se estrenó en el pendiente de Pasta de Conchos? Pues bien, el autodenominado secretario del Trabajo, Javier Lozano declaró (19 de febrero de 2007) que “Industrial Minera México (de Germán Larrea y su Grupo México) tuvo la mayor parte de la responsabilidad en el accidente de la mina, porque estaba obligada por ley a cumplir con condiciones de seguridad… no voy a solapar a ningún servidor público que pudiera estar involucrado, ni taparé a ningún personaje, por más importante que sea” (¿se les hace familiar la declaración? Guardería ABC, por ejemplo).

Decía Lozano que a la Secretaría del Trabajo no le corresponde señalar culpables, sino será la Secretaría de la Función Pública la que determine si hubo o no responsabilidad de servidores públicos, así como las procuradurías General de la República y estatal, las que verán la situación tanto de la empresa como de los funcionarios; mientras, la Secretaría de Economía tiene que ver el dictamen que emita el Sistema Geológico Mexicano y lo referente a la concesión del yacimiento. Ninguna de las instituciones citadas por el pianista movió un pelo.

Por su parte, el entonces director general del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, denunció que Industrial Minera México (de Germán Larrea) no sólo subcontrató a sus trabajadores, sino que registró a los mineros de Pasta de Conchos con salarios menores a los realmente cubiertos, para pagar menos cuotas, en detrimento de las finanzas de la institución, con lo que se configura el fraude contra el Estado. Lo anterior, reconocido ante los integrantes de la comisión legislativa de seguimiento a las investigaciones por la explosión en Pasta de Conchos. Sin embargo, ni una sola denuncia legal en contra del consorcio privado y su práctica fraudulenta.

A su vez, el gobernador de Coahuila, Humberto Moreira Valdés, por las mismas fechas denunció que desde la Presidencia de la República Vicente Fox Quesada me pidió procesar y enviar a prisión a inocentes por la tragedia en la mina Pasta de Conchos; desde la dirigencia del Partido Acción Nacional me presionan para que no encarcele a los verdaderos responsables de la muerte de los 65 mineros; hubo otras atrocidades, como cuando Fox, en mi cara, en Los Pinos, me pidió que hiciera cosas que no tienen moral: que inventara delitos a otras personas, que distrajéramos la atención; soy víctima de una serie de presiones de gente del gobierno o del PAN para que no encarcelemos al ex delegado de la Secretaría de Trabajo en Coahuila, Pedro Camarillo Adame. No voy a mover un dedo para que libren el pellejo quienes están involucrados en el asesinato, en la muerte de coahuilenses. Son responsables, hay gente que es responsable y que trabajó en la administración pasada y va a tener que ser encarcelada.

El 17 de enero de 2007, Felipe Calderón mantuvo una entrevista informal con Maribel Rico Montelongo, familiar de uno de los 65 mineros que fallecieron en Pasta de Conchos. Durante la charla, el Ejecutivo federal aseguró que la mina no será cerrada, además que se hará todo lo posible para que los cuerpos sean rescatados y tengan cristiana sepultura. Dos semanas después, Industrial Minera México despidió a 250 trabajadores para cerrar transitoriamente la mina, y la cristiana sepultura se dejó para tiempos mejores.

Es un rápido paseo por los compromisos que a cuatro años de distancia terminaron en garrotazos y desalojos (tal cual lo hizo Carlos Salinas en 1989 para justificar la privatización de la Compañía Minera de Cananea, ahora Mexicana de Cananea, y su posterior regalo a la familia Larrea). Como siempre, se gobierna con discursos. Nadie presentó denuncias penales; los responsables de Pasta de Conchos se mantienen impunes y el conflicto en Cananea se resolvió en contra de los mineros, por el simple hecho de que el gobierno calderonista, como los de Moreira y el de Bours-Padrés (y antes el de Fox) sólo cuidan los intereses de Germán Larrea. En síntesis, los gobiernos serviles en esta democracia de, por y para los empresarios (Fox dixit). El resto, que se joda.

Y qué bueno, porque, resuelto el problema, Calderón se va tranquilo al Mundial de Sudáfrica, mientras Minera México seguirá pagando (si en realidad lo hace) 5 pesos por hectárea concesionada.

Las rebanadas del pastel

A Germancito Larrea nada mal lo han tratado los gobiernos panistas: en 2001 Forbes le atribuyó una fortuna de mil millones de dólares; para 2009 ya acumulaba casi 10 mil millones, un incremento de mil por ciento en un país en el que la economía crece 2 por ciento, cuando va bien.