Economía
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Aseguran haber saldado a las instituciones de crédito mucho más de lo que deben

Crean deudores de la banca grupo para asesorar a personas en mora de pago
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María del Carmen Gutiérrez y Xasni Pliego, en la casa del movimientoFoto Carlos Cisneros
 
Periódico La Jornada
Jueves 17 de junio de 2010, p. 27

Graciela Sánchez vivía angustiada por una deuda de tarjeta de crédito y acosada por el banco. Encontró un grupo de asesoría que le dio herramientas para entender que su situación era muy diferente de lo que la había hecho creer su acreedor.

Con todo lo que yo he pagado, es el banco el que en realidad me debe dinero, dice Graciela, rodeada de deudores de tarjetas de crédito que han creado lo que definen como un grupo de autodefensa.

Su estrategia consiste en reconocer la deuda, pero en poner por delante que no están dispuestos a pagar más intereses que los que, según ellos, marca la ley. El grupo de deudores suele reunirse desde hace 10 meses en un lugar que llaman la casa del movimiento, muy cerca de la estación Portales del Metro, en la ciudad de México.

Carmen Gutiérrez Niebla, coordinadora de este esfuerzo ciudadano, explica que la intención de reunir a personas con un problema concreto, y que también tienen en común la situación de desventaja con la que deben enfrentar a sus acreedores, es proporcionar a los deudores herramientas para salir adelante por ellos mismos.

Es lo que hacen desde hace varios meses deudores de tarjetas de crédito como Graciela. Su caso no es muy diferente del de otros de sus compañeros del grupo. Usuaria de una tarjeta de BBVA Bancomer, pagó puntualmente durante 10 años hasta que perdió su empleo, a finales de 2008. Tuve que decidir si pagaba o comía, recuerda. Buscó del banco una rebaja de intereses y la institución le pidió que pagara tres mensualidades juntas. Yo ya había pagado de intereses 20 mil pesos más de lo que me habían prestado y el banco decía que tenía todavía una deuda de 40 mil pesos. Unos meses después el banco le ofreció una reducción de 95 por ciento en su deuda, si la liquidaba de inmediato.

Pero según mis cálculos ellos eran los que me debían dinero, no yo a ellos, sostiene. La cuenta de que ella es la acreedora de Bancomer y no al revés se deriva de la estrategia de acción que han armado los integrantes de la casa del movimiento.

Cuando un deudor en problemas de pago llega a buscar ayuda, lo primero que debe reunir son los estados de cuenta de los últimos tres años, el periodo que la ley obliga a preservar la documentación. Con los documentos en mano, se hace una suma de todas las disposiciones y gastos realizados y se compara con otra suma de todos los intereses y comisiones pagados en el periodo.

Lo explica Carmen Gutiérrez: “Con el dato preciso del crédito utilizado y de los intereses pagados, el deudor remite una carta a la Condusef (Comisión Nacional para la Defensa y Protección de Usuarios de Servicios Financieros), en la que reconoce que tiene una deuda, pero que sólo está dispuesto a pagar lo que gastó más el ‘interés legal’ correspondiente. Y ése es el punto para iniciar el proceso de negociación con el banco o con el despacho externo de cobranza judicial”.

El interés legal, según los integrantes de este grupo de deudores de la banca, es un concepto que está vigente. Está contenido en el artículo 2395 del Código Civil Federal, que establece: el interés legal es de 9 por ciento anual. Así que ellos están dispuestos a pagar lo que gastaron más un interés de 9 por ciento al año y los impuestos respectivos.

Buscamos este camino legal porque no comparto el argumento de que los banqueros son ricos y abusivos, no. Ellos ofrecen un servicio y deben cobrar por ello, pero no a las tasas de usura que aplican. Como los deudores exigen respeto de los bancos, están dispuestos a actuar con respeto y reconocer que le deben al banco, que éste es una empresa y como tal debe obtener una utilidad, apunta.

Lo que buscan tanto los deudores como las personas que los asesoran es crear un mecanismo efectivo de negociación con los bancos de unas deudas que, afirma Gutiérrez Niebla, son impagables con las tasas de interés que pretenden cobrar las instituciones de crédito. Lo que buscamos es negociar desde una posición más equilibrada, no de simplemente pagar lo que el banco dice. Por ello capacitamos a los deudores para que entiendan el problema, diseñen una propuesta realista de solución y tomen por sí mismos las decisiones.

Una persona endeudada, sujeta al acoso de los despachos de cobranza que actúan a nombre de los bancos –algunos verdaderas máquinas de intimidación y violencia verbal–, es un ciudadano agobiado, desesperado. De lo que se trata, dice, es ayudarlo a que por sí mismo salga de esa situación, que la calma regrese a su hogar, que se convierta en un ciudadano productivo y que sabe hacer valer sus derechos.

Su estrategia de negociación frente a los bancos ha dado frutos, asegura Carmen Gutiérrez. Un grupo de 186 tarjetahabientes, que tenemos documentado, debía, según el banco, 7 millones de pesos. Con el cálculo que hicimos resultó que más de 6 millones de pesos correspondían a intereses y comisiones y la deuda real era de 600 mil pesos. Añade: esto es lo que hacemos valer, y varias personas que se han acercado aquí han logrado reducciones de más de 90 por ciento en sus deudas. Algunas otras están luchando para que el banco les regrese el dinero que, según nuestros cálculos, les ha cobrado de más.

Sergio Navarrete, también integrante del grupo, fue durante 33 años usuario de una tarjeta de crédito. Cada mes pagaba el total de sus consumos. Profesionista, la crisis de 2008 lo dejó sin empleo, en una situación en que no podía pagar. Su banco, Bancomer, no le ofreció una alternativa viable para cumplir sus compromisos, asegura. “Me propusieron un plan para pagar 5 mil pesos al mes durante cinco años. Tenía gracia: por una deuda de 125 mil pesos les iba a pagar 300 mil pesos. No acepté.

En este grupo nos hicieron ver que los bancos estaban tratando a los deudores como delincuentes. Yo había caído en esta situación por la crisis económica y no por ser delincuente. Al final, su estrategia de negociación acabó con una condonación de 70 por ciento del saldo de su deuda.

Uno de los nuevos del grupo es Enrique Terán, jubilado de Luz y Fuerza. La deuda de una de sus dos tarjetas de crédito es de 119 mil pesos. En los últimos tres años ha gastado 83 mil pesos y abonado por intereses y comisiones 204 mil pesos. Lo que yo estoy pidiendo es que el banco me regrese lo que ya pagué de más.

Carmen Gutiérez dice que el trabajo para organizar a deudores de la banca y enseñarles estrategias de renegociación de sus deudas busca apoyar a ciudadanos agobiados por los bancos, a ciudadanos que cada día se les dice que son unos irresponsables por no pagar. Lo que respondemos es que sí, que hay que pagar, pero sólo lo que en justicia corresponde.