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Disquero
Un sueño que suena
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Periódico La Jornada
Domingo 20 de junio de 2010, p. a23

El nuevo disco de Pat Metheny es un sueño hecho realidad. Desde niño soñó con este proyecto: convertirse en hombre orquesta.

No sólo eso, porque la intención es casi metafísica: si uno piensa determinados sonidos, es maravilloso que esos sonidos aparezcan por sí mismos, como en un acto de magia, o una forma muy avanzada de la telepatía.

Para no ponernos filosóficos, acordémonos de Samantha, la bella brujita de la serie televisiva, hoy ya un clásico, Hechizada: ella ponía las palmas de sus manos sobre el dorso de sus antebrazos, asentía con la cabeza haciendo un click con los ojos y ¡taráaaaannn! aparecía en escena lo que ella dispusiera.

A ver, inténtelo: piense un sonido, cierre los ojos y hágalo sonar. ¿No es fantástico?

La diferencia es que mientras nosotros podemos realizar ese experimento las veces que queramos y con la cantidad de sonidos que ideemos, únicamente sonará en nuestro cerebro lo que pensemos.

Pues bueno, hete aquí que Pat Metheny ya logró pensar sonidos y que éstos suenen en la realidad.

¿Cómo le hizo?

Muy sencillo: durante años se juntó con hartos Ciros Peras Locas, inventores geniales de dispositivos posi-ció-nadores de sonancia telepática orquestal mmmmjá (Ponchito dixit, jeje), fue juntando esos artefactos hasta conjuntar toda una orquesta que suena sola, obedeciendo una orden de Pat Metheny, como si fuera Samantha pero en lugar de cruzar los brazos y cerrar y abrir los ojos, lo hace desde la magia infinita de su guitarra.

Perdón, quienes no conozcan aún a Pat Metheny, es buen momento de introducirse a un universo maravilloso: para muchos es un guitarrista de jazz, para pocos (los suficientes) es uno de los músicos más interesantes de las recientes décadas.

Integrante de una familia de músicos de varias generaciones, el maestro Pat empezó a hacer música en forma a los 8 años de edad con una trompeta, pero a los 12 cambió para siempre a la guitarra y a los 14 ya tocaba con los más grandes maestros de la escena jazzística en su ciudad natal, Kansas City.

Y ya que hicimos el intermedio, les recomiendo cualquiera de los muchos discos de Pat (varios de ellos han sido reseñados en este Disquero), pero en particular uno que conocimos gracias a que fue un regalo exquisito del maestro Humberto Terán: Upojenie (2002), con la bellísima cantante y pianista polaca Anna Maria Jopek. Y bueno, ya encarrerados, los dos discos que grabó en 2006 y en 2007 con el pianista Brad Mehldau, quien estuvo en México recientemente gracias a José Wolffer en su brillante gestión al frente del Festival de México fmx.

Fin del paréntesis, regresamos al nuevo disco de Metheny: el sueño que concibió desde su infancia nació el día en que descendió al sótano de la casa de su abuelo, donde había un artefacto fabuloso: un piano de rollo, de esos que tocaban solos, activados por un rollo de papel perforado. En aquel niño nació el sueño.

Se inspiró también en la fabulosa consecución de las ideas que logró el genio musical Conlon Nancarrow, quien en su casa de Las Águilas, en la ciudad de México –un tesoro arquitectónico construido por Juan O’Gorman– tenía una orquesta entera que tocaba sola. Conocerla fue un privilegio, contar la historia amerita un Disquero entero. Prometido.

Entonces, inspirado en la orquesta sin músicos de Nancarrow, Pat Metheny juntó tal cantidad de instrumentos que ya conforman una orquesta y entonces tiene su propio Orchestrion, como se llamaron esos trabucos electromecánicos cuando florecieron a finales del siglo XIX y principios del XX, como preludio a la era del disco.

Mediante solenoides (esos dispositivos que hacen arrancar a los motores de combustión interna, por ejemplo), esos instrumentos musicales suenan controlados desde las cuerdas de la guitarra de Pat Metheny, quien anda muy divertido en gira con su orquesta sin músicos. Ah, y además de que hace sonar su Orchestrion, Metheny nos deleita con su singular capacidad de inventar sonidos y que existan merced a la magia blanca de su guitarra, que también es un artefacto que utiliza bajo el siguiente principio, como toda su orquesta: usar lo mejor del pasado con el potencial del futuro.

Orchestrion, nuevo disco de Pat Metheny, otro sueño que suena.

Maravilla.